Foto Ana María Arévalo Gosen

Se llama Ana María Arévalo Gosen, pero para quienes la conocemos, la queremos y la admiramos es, simplemente, Anita. Para mí, es mucho más que eso, porque es una sobrina que me regaló la vida. La conozco desde que nació, su tía es como hermana mía y la he visto crecer y desarrollar su talento hasta llegar a ser la gran fotógrafa que es hoy en día.

El jueves a final de la tarde asistí a la inauguración de su primera exposición en Venezuela: una serie de fotos del proyecto Sinfonía Desordenada, esa maravillosa simbiosis que lograron Horacio Blanco junto a Desorden Público y la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por la gran Elisa Vegas. Ese dúo de Anita con Elisa me encanta, porque es sencillamente indetenible.

Anita se fue de Venezuela en 2009 -como tantos otros jóvenes. Y aunque sigue radicada fuera -ahora vive en Bilbao- siempre regresa. En 2019 lo hizo para documentar lo que sucede dentro de las cárceles de mujeres en nuestro país. Un trabajo duro, doloroso, en ocasiones desgarrador. “Hay que ser muy valiente para ser una privada de libertad en Venezuela, sobre todo psicológicamente”, me dijo cuando la entrevisté en aquella oportunidad. Este trabajo le valió una asignación del Pulitzer Center On Crisis Reporting en 2021 y otra del Women Photograph en alianza con Nikon en 2018Por esta serie sobre las condiciones de las mujeres en las cárceles y la prisión preventiva en América Latina, «Días Eternos», ganó el premio Leica Oskar Barnack y el premio Camille Lepage en 2021.

Esta licenciada en Ciencias Políticas, egresada también de la École Supérieure de Photographie de Toulouse, en Francia se las trae: ha sabido combinar sus conocimientos de política, psicología, antropología y sociología para plasmar sus denuncias, sus tristezas, sus frustraciones en fotos, pero también sus esperanzas y sus alegrías. De hecho, comenzó sus palabras en la inauguración diciendo:

“La violencia, la inflación creciente, la corrupción generalizada, las familias fracturadas por el éxodo masivo, una economía que se hunde… son los temas que los medios de comunicación destacan al referirse a mi país. Esta es la Venezuela descrita desde un punto de vista macro.

Horacio Blanco | Foto Ana María Arévalo Gosen

Lamentablemente, apegarse a esta narrativa nos condiciona a ver nuestro país como un territorio donde reina el sufrimiento, y donde debemos tener miedo. Pero esto es sólo una cara de la moneda. No es una traducción exhaustiva de nuestra realidad, ¿verdad?”.

Y es que en esta oportunidad, Anita dejó de lado el perro mundo y se adentró en la música. Se dejó llevar por la magia y la pasión de los maestros intérpretes. Los conoció y fotografió en sus casas. Las fotos -en la orquesta y cada uno por separado- son la promesa de un país mejor. Personas que, contra viento y marea, se dedican a su profesión con vehemencia y entusiasmo. Las fotos hablan, emocionan, hacen reír, conmueven…

“El proyecto Sinfonía Desordenada es una poderosa ilustración de la luz que hay que ver a través de las grietas. 75 músicos nos invitan a ver nuestro país de forma positiva. Nos invitan a cada uno de nosotros a cambiar, a ser el cambio – no operando desde la utopía, sino desde un lugar de trabajo duro, de conexión, de confianza, de riesgo- a pesar de las circunstancias dadas. Cada uno de ellos es la encarnación de la resiliencia. Cada uno de ellos ha experimentado lo que significa hacer posible lo imposible individualmente y como comunidad”.

“El proyecto solo busca la reconciliación”, dijo también. ¿Y qué mejor manera -digo yo- que hacerlo a través de la música que es el lenguaje más universal de todos? Los invito a visitar la muestra. Está en la Galería Gabriela Benaím al comienzo de la Avenida Principal de Prados del Este. Parte de la venta de las fotos va para los músicos. Para nadie es un secreto lo exiguo de sus sueldos, lo que hace más valioso que sigan adelante en su arte, que también es su trabajo. Le doy las gracias a mi querido amigo Héctor Padula -también un gran fotógrafo- quien fue factor fundamental en el montaje de la muestra.

En cuanto a Anita, ella seguirá su ascendente carrera. Y espero estar todavía por aquí para escribir felicitándola cuando le den el Premio Pulitzer.

@cjaimesb


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