La crisis venezolana sigue tratándose con herramientas diversas. En ese sentido, está muy claro que el plan socialista apunta directamente a crear un comunismo modificado e instrumental, inscrito en el marco de referencia de lineamientos regionales, expresado en foros y seminarios extremistas, e incluso en el movimiento progresista o globalista. Estos lineamientos políticos son insertados en los planes operativos por el régimen el cual los aplica orientado al ejercicio del poder, preservarlo y contribuir a extenderlo a lo largo del continente siguiendo la estrategia de países antidemocráticos. Uno de los elementos fundamentales para ello ya no son los movimientos revolucionarios tradicionales sino la de conquistar el poder mediante el mecanismo posmoderno de realizar elecciones fraudulentas y aplicar métodos de reducción social inscritos en las largas listas operativas del marxismo.

Se puede apreciar y sentir cuando se asume como política de Estado someter a la población a la pobreza extrema para ejercer más fácilmente la dominación; eliminar la clase media evitando su innata rebeldía, reducir su estructura social a la pobreza, e involucrarla en una simulación de la lucha de clases favoreciendo su dependencia hacia escalones meritocráticos más bajos, que por cierto han potenciado para su supervivencia el emprendimiento que no solo percibe mejores ingresos que los profesionales y se han convertido en fuerza obligada de prestación de servicios a altos precios especulativos. Incluso, comienza a verse que están mejor que antes, ganan en dólares, e incluso han perfeccionado el sistema informal por cuenta propia y, se acercan a las políticas del propio régimen contrariando lo que los expertos de opinión dicen que son una mayoría que adversa al régimen.

Cumplido los objetivos mencionados, el proceso avanza atenazando la educación, desmembrando su funcionamiento orgánico, sometiéndolo al sistema, favoreciendo la pobreza intelectual, la ausencia de pensamiento crítico y el control del Estado hacia la población susceptible de educarse y los hace sublimar a la visión ideológica uniforme y oportunista, Igualmente, enlaza el sistema empresarial, esencialmente comercial cuyos dirigentes se pliegan fácilmente al diseño de una economía colateral centralizada y dependiente.

El régimen simula publicitariamente el mejoramiento económico aprovechándose de la supuesta política monetaria digital, y la dolarización, esta última alimentada por dos parámetros básicos, las remesas de familiares los recursos del narcotráfico y la corrupción, fuente inagotable para el régimen que se abre al sistema eliminando aranceles, tributos y facilidades de operación en una libertad medida que le proporciona beneficios, le permite lavar la cara de dictadura y les proporciona sustento. Disimula el fracaso industrial del Estado cuya estructura es producto de viejas expropiaciones y de una gerencia incompetente que produjo su quiebra incluyendo a la industria petrolera y petroquímica,

El ejercicio del poder sustentado en la fuerza ha sido puesto en evidencia en la demostrada violación de los derechos humanos, los cuales han conducido a procedimientos y acusaciones de lesa humanidad y a la usurpación del poder por la vía electoral fraudulenta cuyas sentencias aún están por ser ejecutadas. Frente a estas circunstancias, el régimen ha desarrollado esquemas tácticos conducentes a buscar a como dé lugar apariencia de reconocimiento y legitimidad; ha buscado estimular el diálogo y la negociación. Para tal fin tiende una línea de flotación a la oposición fragmentada que eligió la vía agrupándose en la transformación de la MUD, Grupo de los 4 o la Mesita en la Plataforma de la Unidad, claro está, con los mismos integrantes, excluyendo la representatividad de la sociedad civil arrogándose su representación unilateralmente. El frágil gobierno de transición terminó aliándose estratégicamente al régimen mediante mecanismos de colaboración y diálogo con la excusa poco creíble de buscar soluciones a la crisis, la paz, la tranquilidad y la recuperación institucional mediante un proceso electoral.

Finalmente, preparan el ambiente con apoyo internacional para negociar una agenda centrada en el reconocimiento y buscar la suspensión de restricciones internacionales, para tal fin adecuan al sistema electoral usando retóricamente la presencia internacional, incorporando a colaboradores indirectos a los órganos de operación y control electoral, y propician con la ayuda de los  gobiernos de México, Rusia y Noruega un diálogo destinado a que no se  perturben las elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales cediendo bajo documento acordado y apoyado por los facilitadores; dejan de considerar las apreciaciones de la Fiscalía del Tribunal Internacional de Justicia, que por cierto en su comunicación pública señalan la necesidad de investigar a los cuerpos de seguridad del Estado sin referirse al alto gobierno, real responsable de dichas violaciones.

Con esa estrategia para lograr reconocimiento legal y público internacional, el régimen intenta legitimarse, ser reconocido como gobierno lícito, levantar las sanciones económicas en su contra, y lograr la liberalidad comercial y financiera, para recuperar activos  en manos del interinato y de gobiernos democráticos, los cuales se verán tentados a soltar las restricciones una vez firmados los acuerdos de una negociación que está marcada a favor del régimen con la anuencia de los que se arrogan la representatividad del pueblo, que por cierto nadie eligió y que son los mismos patiquines de siempre, sin ningún derecho de representar a la sociedad civil que ve con estupor cómo su nombre es usado unilateralmente.

Logrado los objetivos iniciales negociados en alguna medida en la ciudad de México, el régimen despliega amplia propaganda para convocar a elecciones “democráticas, limpias y transparentes” a sabiendas de que el podrido sistema es igual que antes y podrá repartir la torta, claro está, con ventaja oficial, incluso despliegan institucionalmente aprobaciones simuladas en la usurpada Asamblea Nacional de un documento compromiso firmado, lo publican en Gaceta Oficial y lo usan como estratagema sin ningún apoyo jurídico para validarse como gobierno  legítimo y constitucional.

En esa coyuntura, la oposición oficial cediendo posiciones y enlazando sus objetivos políticos con la permanencia del régimen en el poder forma parte de las estrategias globales, de supervivencia y flotación de sus esquemas políticos mediante la profundización de la colaboración y en consecuencia, construyen sabiéndolo o no, una nueva Ancha Base, perfeccionarán lo que hasta ahora fue un matrimonio de conveniencia, el cual dará paso a nuevos esquemas políticos de cohabitación signado por gobernadores de ambos bandos en un gobierno de simulación federal.

Independientemente de los resultados, avanza la Ley del Estado Comunal que viola la Constitución y con base en la cual desaparecerán funcionalmente gobernaciones y alcaldías en un eslabón que amarra a las comunidades. Desaparecerán las organizaciones municipales, logrando la centralización, planificación, asignación y percepción de recursos dentro del gran plan de la patria, todo destinado a romper el federalismo e instalar un sistema comunista modificado con gran control para mantener el poder, proteger a sus aliados  internacionales, responder a las políticas globalistas y favorecer la internacionalización de los movimientos progresistas, enfrentando con nuevas modalidades las lucha de clases centradas en las minorías, el control religioso, exacerbando el racismo y los movimiento feministas como grandes aliados de su modelo político.

Se esté de acuerdo o no con la narrativa, la imposición de un modelo político comunista está basado en el engaño, negociaciones y elecciones fraudulentas las cuales ponen al descubierto la intención de mantenerse en el poder cueste lo que cueste apoyado por la fuerza militar, los recursos financieros y acciones operativas.

A ello hay que oponerse, desquiciar al sistema con el rescate institucional en manos de líderes verdaderos quemando de una vez por todas a una dirigencia sifrina y aprovechadora que le hace el juego al régimen para este estado de cosas y que creen firmemente en una alianza para la gobernanza a través de una reedición de la Ancha Base.


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