La pasada Cumbre de las Américas va a servir de referencia como un punto de inflexión en las relaciones de Venezuela con Estados Unidos, porque tal vez nos colocaron a una distancia mucho mayor que la que pudimos tener en el pasado.

Vamos a dejar de lado a los presidentes que no asistieron a la Cumbre basados en la no invitación a Venezuela (et al), porque es evidente que tenían otras motivaciones para no asistir; porque haberlo hecho solo como protesta, bueno, los que protestaron desde la presencia (Fernández y Boric) fueron más efectivos que los ausentes, que finalmente quedaron disueltos y ya nadie habló de ellos. Y los que hablaron, uno, Fernández, lo hizo en una defensa ultrosa, y el otro, para “poder decirle mirando a los ojos que suelten a los presos”.

Luego de la Cumbre se le preguntó a Juan González (asesor de Biden para América Latina) si le parecía que habían hecho mal en no invitarlos, y dijo que no, que principios son principios.

Alguien me decía que en el pasado Estados Unidos había apoyado a las dictaduras del sur, como intentando relativizar las dictaduras actuales; la gran diferencia con aquellos tiempos es que estábamos en plena Guerra Fría y que en cada uno de esos países se libraba con perfil global, pero con acciones armadas locales.

Si no hubiera sido por el decidido apoyo de Estados Unidos a la región, llevando a la derrota militar de los grupos terroristas comunistas impulsados desde la URSS y Cuba, hoy la guerra se hubiera perdido y países como Argentina estarían en manos del comunismo (aunque todos los días están intentando regresar), igual que Brasil, Chile y Uruguay.

El comunismo perdió globalmente, y fue derrotado localmente.

Hoy es diferente porque las democracias se han asentado en nuestra región (que se recuperó por el apoyo de Estados Unidos), ya no hay Guerra Fría, y los polos en disputa son diferentes; los polos de hoy ponen a Rusia, China e Irán como cabezas de grupo, y a otros países menores, como Venezuela, como sus satélites.

Por eso es que para Biden es tan importante la democracia en la región; porque se supone que los gobiernos, cuando interactúan entre sí, y con Estados Unidos, lo hacen en nombre de sus pueblos, y no en nombre del dirigente que se quedó con el poder. Y los gobiernos democráticos son mayoría, las dictaduras minoría, solo los tres, por eso.

Al mismo tiempo que ocurría lo de Los Ángeles, Maduro estaba en Teherán agradeciéndole a Fernández la posición que había tomado; pero, simultáneamente, el ministro de Seguridad de Fernández detenía en Ezeiza un avión venezolano de carga, que estaba sancionado por Estados Unidos, debido a que había pertenecido a Mahan Air, la línea de la Guardia Revolucionaria iraní y de Hezbolá. Y en ese avión, había 14 venezolanos, además de 5 iraníes, al menos uno de los cuales era buscado internacionalmente por terrorismo.

Estados Unidos apoya al pueblo de Venezuela en la figura de la AN de 2015, que es la última legítima que reconoce, y rechaza al gobierno de Venezuela por considerarlo ilegítimo. Pero antes de eso, ya en 2014, el expresidente Obama, había considerado a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” para su seguridad interior; por el mismo tema que reafirmó Maduro la semana pasada, con su alianza con Irán, con la visita y los acuerdos, y con el avión de Conviasa con iraníes a bordo.

La desincorporación de Malpica Flores de la lista de la OFAC coincide con el momento más lejano que ha alcanzado el gobierno de Maduro con respecto a Estados Unidos; porque lo de la cercanía, casi carnal, con Irán, Hezbolá y la guardia revolucionaria, y la fuerza Quds, nos regresan a la posición inicial de ser una “amenaza inusual y extraordinaria”. Sin perder de vista que la carta de Marco Rubio pidiendo la detención de Maduro es una muestra de que la presión interna que soporta Biden por el tema Venezuela es muy alta y se extiende a su propio partido.

Habrá que ver cómo funciona lo del dialogo y la democracia en México, cuando reflotan los motivos originales de la Orden Ejecutiva de Obama. Porque la investigación por espionaje que están desarrollando en Argentina contra los tripulantes del avión iraní con bandera venezolana está revelando información que puede hacer que lo avanzado (¿?) hasta ahora tome otra dirección.

El presidente Biden en su discurso de cierre de la Cumbre les dijo a los 20 presidentes que se venía una guerra mundial, y ninguno tomó nota de eso, ni lo resaltó en sus evaluaciones de vuelta a casa. Sin embargo, eso debió haber sido lo primero y lo más importante; porque eso nos puede cambiar la vida a todos, especialmente los que, como Venezuela, estando de este lado del mundo, seamos percibidos como si fuéramos rusos, iraníes o chinos; y consecuentemente nos traten como enemigos.

Porque el que lo dijo, no es que lo escuchó, él es quien declarará la guerra y quien llevará la voz cantante, así que habría que escucharlo con atención; porque para ellos, nosotros seremos el enemigo. Y desde allí en adelante, muchas cosas pueden pasar, y muchas pueden cambiar.

La próxima semana será la reunión de la OTAN en España, y Venezuela está organizando una contra reunión, anti-OTAN, en la frontera con Colombia, país OTAN (no totalmente, pero a estos efectos, como si fuera), que será el que los represente militarmente aquí (junto con Brasil y Argentina) cuando ese anuncio de Biden se concrete, y entremos en guerra.

Recomendación

Al gobierno:

Que profundice lo de la liberalización de la economía y actualice el Plan de la Patria, porque esas dos cosas pudieran convertirse en una red de seguridad cuando las cosas se compliquen, porque es casi seguro que se complicarán.

A la dirigencia de la oposición:

Que revise los cambios de señales y considere como un escenario posible el adelanto de las elecciones. Y que sí, aun así, creen que tienen opciones de ganarlas, pues creen otro escenario en el cual se suspendan las elecciones. Y para cada escenario, lo recomendable, es que tengan un plan, con opciones y flexibilidades. Es mejor tener un escenario y no necesitarlo; que necesitarlo y no tenerlo. ¿Se entiende?

A los dirigentes empresarios:

Que comiencen a planificar sus negocios como en una economía de guerra. No quiere decir que se suspendan las actividades, sino que se lleven a cabo considerando cambios dramáticos en los mercados y en las cadenas de suministros. Y en motivaciones excepcionales para participar en la bolsa.

 

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