En 1655 Luis XIV dijo: el Estado soy yo. En Corea del Norte Kim Jong-un afirma que recibe poder sobrenatural del monte Paetku y en Venezuela Hugo Chávez se declaró el Jesús de los pobres. Todos embriagados de poder. Todos por encima de las leyes terrenales y divinas.

En México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo que su autoridad “moral” está por encima de la ley. Una frase lamentable y lapidaria. Así justificó la revelación del teléfono personal de Natalie Kitroeff, periodista del New York Times.

La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU fue categórica: Proteger los datos personales es una obligación que debe ser observada por todos, especialmente por quienes detentan una responsabilidad pública. Incluyendo al presidente que está por encima de la ley.

YouTube pone a AMLO en su lugar. El presidente de México, acostumbrado a decir lo que quiere a quien se le antoja, fue puesto en su lugar. YouTube sacó del aire el infame video de la mañanera del 22 de febrero. Atacar a periodistas no es tolerable en México ni en el ciberespacio.

El país más peligroso para ejercer periodismo en las Américas. Según la organización Artículo 19, entre 2000 y 2023 han sido asesinados en México 163 periodistas y más de una treintena están desparecidos. Por eso resulta gravísimo los ataques de AMLO contra los comunicadores.

Alérgico a la prensa libre. Lejos de responder con datos, pruebas y argumentos sólidos a la investigación del New York Times, AMLO ha ripostado con bajezas, insultos y campañas de desprestigio a periodistas. La vieja técnica de matar al mensajero.

A los tiranos no les gusta la prensa libre. Recordemos cuando Maduro intentó secuestrar a Jorge Ramos, cuando Daniel Ortega confiscó y desterró a todos los periodistas críticos o cuando Jamal Khashoggi, del Washington Post, fue asesinado por criticar al príncipe de Arabia Saudita.

Tiempo de vacas flacas para la prensa y la democracia. México ha caído al puesto número 90 en materia democrática a nivel mundial. The Economist Intelligence Unit destaca que desde 2021 ha pasado de tener una democracia defectuosa a tener un modelo híbrido.

El presidente vengativo. López Obrador no usa su derecho a réplica. Abusa de su autoridad y de todos los poderes del Estado para espiar, denigrar y acosar a periodistas. Este no es un derecho humano, es un abuso de poder doloso y peligroso.

Aunque en México todavía no existe una dictadura como en Cuba, Nicaragua o Venezuela, el presidente AMLO ha declarado su amor eterno por estos regímenes. Un mal presagio y una alerta roja. La democracia está en cuidados intensivos. Votar por un cambio es la única cura.


El autor es periodista exiliado, exembajador ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).


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