El acuerdo logrado en el mes de abril entre los partidos políticos de la oposición y los grupos de la sociedad civil, así como los resultados de la consulta popular de diciembre de 2020 constituyen un gran logro para apoyar el cambio de régimen en Venezuela. Desafortunadamente, los intentos fallidos de cambio de régimen han llevado a que gran parte de la población tenga una visión pesimista del futuro. Sin embargo, la historia nos muestra que es posible recuperarse rápidamente luego de una crisis, como es el caso de Irak en el período de la posguerra con Estados Unidos y Europa después de la Segunda Guerra Mundial gracias al Plan Marshall. Venezuela también necesitaría un esfuerzo similar al Plan Marshall para recuperarse. Afortunadamente, existe el potencial apoyo del FMI, de los organismos financieros multilaterales e inversionistas internacionales que estarían dispuestos a colaborar en la recuperación de Venezuela.

El cambio de régimen en Venezuela solo puede darse con el soporte de un gran número de países, y justamente una oposición unida que le demuestre al régimen de Maduro que su mejor opción es ceder el poder. En este sentido, el reconocimiento de Juan Guaidó como el legítimo líder de Venezuela y la designación de Venezuela al Estatus de Protección Temporal (TPS), por parte de la administración Biden, son pasos importantes hacia la transformación política de Venezuela.

Como el cambio de régimen finalmente está en las manos de los venezolanos, la oposición cuenta con un gran instrumento que constituye los datos de la participación de alrededor de 6,4 millones de electores dentro y fuera del país en la última consulta popular. Aunque no se pueda acceder a los datos individuales de cada votante por razones de privacidad, la oposición puede crear un mapa digital a nivel mundial del apoyo que cuenta en diferentes países. Dado que existen muchos grupos de la sociedad civil fuera de Venezuela que están menos expuestos a las retaliaciones del régimen de Maduro, estos pueden jugar un rol central en el cambio de régimen.

Para poder maximizar su efecto, las decisiones de la alianza de la oposición no deberían de provenir del grupo de líderes solamente, sino que estos líderes pueden aprender de las compañías de alta tecnología de información que utilizan a los datos como un nuevo factor de producción. El éxito de estas compañías de tecnología es que a cambio de un beneficio mínimo al usuario como es el acceso a las redes sociales o a un buscador de Internet, logran desarrollar grandes bases de datos (“big data”) acerca de la conducta y preferencia de los usuarios, la cual es monetizada en los avisos de mercadeo online y físicos. Muchas de sus decisiones de mercado son basadas en un proceso de “crowdsourcing” en el que la tendencia del grupo permite realizar predicciones de mercado.

De igual manera, el cambio político requerido en Venezuela debe implicar una transformación en la forma de gobernar, no un simple cambio de régimen. Si hay un cambio de gobernantes simplemente, existe el riesgo de que el sistema autoritario implantado en Venezuela se repita nuevamente. Para ello, el nuevo gobierno debe estar basado en el soporte de los grupos de base de la sociedad civil. En el pasado, esto era mucho más difícil de lograr por la dificultad de acceder a la amplia información que este proceso requiere. Sin embargo, el desarrollo de las tecnologías de información y el acceso a las grandes bases de datos facilita este proceso siempre y cuando los líderes políticos cambien su visión personalista y caudillista en que cada líder quiere atribuirse los logros solo para sí mismo o su partido, por un sistema en que el líder político sea un facilitador de cambio y un canalizador de la voluntad de la mayoría de la población captada a través de los modernos sistemas de información.

La alianza de la oposición no solo tiene la responsabilidad de mantener esa unión entre los diferentes grupos de la oposición sino también el reto de utilizar la más avanzada tecnología del conocimiento para poder derrocar a un sistema fascista y llevar a Venezuela al lugar que se merece como un líder latinoamericano a nivel económico y tecnológico gracias al gran capital humano que existe dentro y fuera de Venezuela.

 


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