Gustavo Petro ha dicho que las fuerzas militares de Venezuela y Colombia están “aliadas” en su lucha contra la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, pero las evidencias de complicidad del régimen de Maduro con el ELN permiten dudarlo.

Sin embargo, las declaraciones del presidente de Colombia -que pasaron casi inadvertidas en vísperas de la conferencia internacional sobre Venezuela en Bogotá- parecen tener la doble intención de presionar a la guerrilla en la mesa de negociaciones de paz y amarrar la condición de garante de Maduro, aunque curiosamente la comprometa de algún modo frente al ELN.

Con todo, el propósito de Petro puede resultar infeliz en ambos sentidos. La narcoguerrilla ha ignorado su llamado a un cese el fuego y por si fuera poco el 29 de marzo le mató a mansalva nueve soldados. Además, nada hace pensar que los mandos chavistas estén ayudando al ejército colombiano “quitando un espacio que antes tenía muy libre el ELN”.

Fundaredes ha denunciado -con documentos y evidencia fotográfica- que el ELN se encuentra en el país bajo la complicidad y silencio de las autoridades venezolanas. Pero el Ministerio Público no ha respondido a la denuncia que el 30 de junio de 2021 presentó Javier Tarazona, director de la ONG, acerca de negocios en Venezuela entre esa organización y figuras del régimen de Maduro.

No obstante, en un país donde se ha convertido el sentido de la justicia en mera depravación, a Tarazona -a quien asediaron y detuvieron dos días después- lo mantienen bajo prisión arbitraria acusado de terrorismo, incitación al odio y traición a la patria.

La inteligencia en Colombia y fuentes independientes también saben que el ELN transita libremente entre los dos países y que explota minerías ilegales y trafica cocaína. Estados Unidos, que continúa considerando a Venezuela una amenaza para su seguridad, sostiene que este país sigue siendo una ruta importante para el tráfico de drogas y que el régimen de Maduro depende cada vez más de ese negocio para subsistir.

El régimen chavista ha sido históricamente socio de la narcoguerrilla colombiana en el negocio de la droga. No conviene olvidar que en 2015, cuando las FARC negociaban la paz con el Estado colombiano, el Cartel de los Soles -según la justicia en Estados Unidos- desvió parte del inventario de la FANB para esa organización criminal a cambio de cocaína. Eso contribuyó a la traición de los acuerdos de paz con las FARC y hoy plantea la interrogante de si es aliado de Petro o del ELN.


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