A lo largo de varios artículos hemos insistido en la importancia de la creación y preservación de valores en el mundo de las comunicaciones digitales. Pero: ¿qué es un valor?;¿pueden los valores ser  fomentados a través de las tecnologías de la información y de la comunicación? Y finalmente: ¿cuáles valores deben inculcarse más profundamente mediante la alfabetización mediática e informacional? (AMI).

La Real Academia define el término valor como el “alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase” (RAE s/f). Por su parte, el portal de la Universidad Nacional Autónoma de México Valor-es (s/f), lo acota como “guías que el hombre obtiene a lo largo de su vida y lo ayudan a formar su personalidad para orientar correctamente su conducta”.

El estudio de los valores ha sido una rama de la filosofía que se conoce como la axiología, o filosofía de los valores. Estudia la naturaleza de los valores, los juicios valorativos, la clasificación de los valores o la distinción de los valores intrínsecos (los que son buenos por sí mismos) y los valores extrínsecos (los que son buenos para otra cosa). La axiología, ha sido abordada y debatida desde posiciones antagónicas por destacados pensadores como David Hume, Friedrich Nietzsche o Arthur Schopenhauer, entre otros.

El hombre como ser social, tiene su propia escala de valores; esa valoración propicia su creación y sostenimiento a lo largo de generaciones por parte de grupos que son homogéneos. De allí la importancia de la identificación de su existencia y de su relevancia por parte de las comunidades. Se sostienen las escalas de valores a través de la educación y de la formación, tanto en la familia como en los colegios y en el caso que nos ocupa en los medios y las redes sociales. En este último caso es importante el abordaje axiológico que hace distinción entre la entidad que es valiosa y las características en virtud de las cuales es valiosa.

La declaración de la Unesco (2015), en el documento El futuro de la educación hacia el año 2000-2015, indica que la educación debe “promover valores para incrementar y fortalecer: el sentimiento de solidaridad y justicia, el respeto a los demás, el sentido de responsabilidad, la defensa de la paz, la conservación del entorno, la identidad y la dignidad cultural de los pueblos, la estima del trabajo” (Pág. 71).

La creación de valores es una necesidad universal. Algunos de los valores más conocidos y relevantes socialmente son la amistad, la perseverancia, la honestidad, la humildad, el respeto, la solidaridad y la confianza.

Los medios y las redes como tecnologías son uno de los mejores inventos de la humanidad, pero dependiendo de quienes lo operen son palancas para la construcción o para la destrucción de valores. La diferencia la marcan quienes tienen el poder de añadir el contenido que consumimos como audiencia; pueden ser como los cuchillos de cocina, que facilitan el tamaño en que los alimentos entran en nuestra boca o que pueden convertirse en un arma contra otras personas.

Como siempre, la alfabetización mediática e informacional, definida por la Unesco  como un “conjunto de competencias interrelacionadas que ayudan a las personas a maximizar las ventajas y minimizar el daño en los nuevos paisajes informativos, digitales y comunicacionales’’, es la base de desarrollo de los valores mediáticos. Es necesario educar para la ciudadanía digital que distinga y abogue por los derechos y deberes de las audiencias, que respete y promueva los valores universales a través de los medios y de la red, destacando el valor de la equidad, la solidaridad, la tolerancia, la participación y la colaboración en una sociedad democrática y la justicia social.


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