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Todo un show se generó con la negativa que dejó Iván Duque de sacar la espada de Bolívar, pero al fin llegó, justo cuando Gustavo Petro iba a tomar el podio para su primer discurso como presidente de Colombia. Para él fue un momento muy emotivo, pues se le quebró la voz al comenzar a hablar. Quiere el recién estrenado mandatario que no vuelva a envainarse el arma del Libertador sino hasta que en su país haya justicia.

La espada llegó escoltada por su guardia y la multitud comenzó a gritar: “Alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina”, una consigna de la autoría de Hugo Chávez, por lo que desde el inicio las comparaciones con el mandatario venezolano comenzaron a gravitar en el ambiente, igual que cuando hizo campaña. Después de ese jolgorio, comenzó Petro sus palabras. Reconoció que el camino que le llevó a ser presidente fue duro y largo, pero aseguró que con él en la Casa de Nariño su país tiene una segunda oportunidad, y así bautizó su gobierno.

Considera que su triunfo le arrebató el poder a una rancia clase política que estaba enquistada. Ahora lo que se propone es el cambio, como bien lo dijo en su campaña, y las reformas llegarán a todos los sectores, de acuerdo con sus promesas. Varios conceptos esbozados en su discurso tienen cierta resonancia con lo que en sus primeros años decía Chávez, e incluso le copió Andrés Manuel López Obrador en México, como la invocación del amor; “el amor del pueblo y el amor para el pueblo”, son fundamentales para el nuevo gobernante.

El discurso fue un paseo por los problemas de Colombia e incluso del planeta (algo que también usaba mucho Chávez). Hizo propuestas como cambiar la política de guerra contra las drogas por la de prevención. También crear un fondo para resguardar la Amazonia como vía para salvar el planeta y a la humanidad de la extinción.

Pero entre sus promesas más importantes estuvo asegurar que trabajará incansablemente para acabar con seis décadas de guerra interna en Colombia. Esto también fue parte de su campaña electoral, e insistió en seguir al pie de la letra el acuerdo firmado con la guerrilla. Ojalá que tenga éxito aunque sea en este tema pues beneficiaría también a Venezuela, que está siendo arrastrada en ese conflicto con la instalación de grupos guerrilleros en el territorio nacional.

También anunció cambios y reformas económicas, en materia tributaria, para beneficiar con ello los sectores de educación y salud. Entre sus palabras surgió otra coincidencia con el chavismo, y es el tema de poner a los soldados y a los militares al servicio de la sociedad y de la producción, incluso mencionó que los helicópteros, los barcos y demás vehículos del ejército deben trabajar por la salud de los colombianos.

Habló de una Latinoamérica unida, que deje de lados los bloques y las diferencias ideológicas para que se escuche su voz en el mundo. Mencionó que buscará acercamientos con África, el mundo árabe y Asia, algo que ya por este lado del río Arauca tienen bastante adelantado.

No habló de temas específicos como las relaciones bilaterales con Venezuela ni del problema añadido de la migración creciente, por lo que los planes que tiene sobre este tema tan candente quedarán en desarrollo.

Ojalá que al menos cumpla su promesa de respetar el Estado de Derecho y las instituciones de Colombia. Así, puede hablar de amor, cambiar la política antidrogas, aumentar los impuestos, pero si respeta la democracia y la separación de poderes se alejará lo suficiente de la pesadilla chavista y los colombianos podrán realmente vivir en paz.


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