«Lucharemos hasta el final», dice Zelenski, el presidente de Ucrania al Parlamento británico, citando a Churchill.

Los últimos acontecimientos referentes a la guerra de Rusia contra Ucrania y la escalada del conflicto están haciendo al mundo cada vez más peligroso y se teme que se pueda desatar en cualquier momento una guerra de escala mundial.

Lo cierto es que los países subyugados por regímenes totalitarios han visto incrementados su hambre y sed de conquista y potencial de dominación con el abierto desafío que ha hecho Putin al mundo con su invasión a Ucrania.

El caso es que Venezuela es un país satélite de Rusia y el único en el continente con equipamiento militar de última generación ruso, por valor superior a los 50.000 millones de dólares, pero además con toda su industria petrolera y minera comprometida con ese país. Lo cierto es que el dictador Maduro se ha visto notablemente posicionado como un actor de relevancia dado el interés de las potencias occidentales de sustituir la provisión de petróleo procedente de Rusia, al punto de que, pese a sus recientes declaraciones a favor de Putin, ahora se le ve negociando con los estadounidenses la venta del petróleo a cambio probablemente de una flexibilización notable en el paquete de sanciones, seguramente incomoda esto, pero se trata de la coyuntura actual que no deja lugar sino a la realpolitik.

El asunto es grave ya que el gobierno de Biden en Estados Unidos está suspendiendo la compra de petróleo y gas a Rusia, en el contexto de la guerra de agresión de la Rusia de Putin contra Ucrania. Es un esfuerzo para golpearlo severamente en su economía y afectarlo modo que no pueda financiar su maquinaria de guerra. La gestión de Biden busca crear un bloqueo mundial a la compra de petróleo y gas ruso, hasta el momento se le ha unido Reino Unido, no así Europa aunque se escuchan algunas voces que están respaldando las medidas. Se estima que Estados Unidos compra 20% de su petróleo a Rusia.

En este marco de acciones el portal TheHill.com informa que los líderes en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos rechazaron las llamadas del presidente Biden, dijeron fuentes a The Wall Street Journal el martes. Tanto Arabia Saudita como los Emiratos Árabes Unidos han reiterado que no aumentarán la producción de petróleo más allá de lo acordado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo liderada por Rusia, según el diario.

Estas son el tipo de noticias que un esfuerzo conjunto por frenar a Putin no desea recibir, el asunto es que si el bloqueo económico es la única forma viable para impedir que el ejército ruso siga avanzando sin arriesgarse a una guerra mundial, lo que observamos es que este principio no está cumpliéndose.

Sí podemos creer que la mayor parte del peso del bloqueo está en el sector bancario y en el network tecnológico, y en menor medida en el sector energético, tan solo las petroleras estadounidenses y británicas han hecho frente a la maquinaria rusa, pero mientras esto avanza, la inestabilidad y volatilidad de los mercados están disparando los precios del petróleo superando la barrera de los 140 dólares por barril y temiéndose lo peor.

Para Biden tomar esta decisión de bloquear el proveedor de petróleo ruso acrecienta el riesgo político en un año electoral, habida cuenta de que su país se encuentra dividido en varios toletes y no se observa una unidad nacional, además se están produciendo procesos judiciales vinculados al asalto al parlamento, además a diferencia de escenarios anteriores de crisis y conflictos en los que los gobernantes estadounidenses se han visto involucrados, es el caso de la guerra a Irak, estos apelaron a la unidad bipartidista y lo lograron, es el caso de las administraciones de Bush y Clinton, pero ahora lo que observamos es diametralmente una guerra de micrófonos con acusaciones mutuas, no hay un claro consenso que indique que todos van por el mismo camino.

He podido leer reportes sobre congresistas que han sido denunciados por participar en eventos nacionalistas en los que, según el portal TheHill, el presidente Putin es la figura célebre, así que la sensación es de total incertidumbre. Entiendo que Putin es percibido en muchos sectores, aquí como en el resto del mundo, como un representante de la extrema derecha, de hecho se le vincula con el financiamiento de partidos eurófobos.

Hay un verdadero riesgo de volatilidad pero electoral, considerando que la lucha de Putin se da en un contexto de reentendimiento de la derecha, que probablemente ya está empezando a dar frutos en muchos sectores de la economía política global.

Sin duda se avecina muy probablemente un aumento en los precios del petróleo, esto consecuentemente va a dar mucho qué decir a la oposición política en los países que apoyan las sanciones contra Putin, y lo que observamos es un desgaste terrible de la unidad funcional que debería privar en los parlamentos y congresos del mundo en función de una condena enérgica a Putin.

En Estados unidos se le pide al presidente Biden que permita el aumento de la producción petrolera, esto daría al traste con sus planes de energía verde y conservación ambiental, el asunto es que Estados Unidos al parecer depende en gran medida de los suministros petroleros del resto del mundo, y es de esa forma que ha podido proteger su medio ambiente; sin embargo, quienes conocemos el país sabemos la dependencia que tienen del uso de automóviles, prácticamente las ciudades están hechas para ser transitadas en auto, los centros de trabajos quedan distribuidos de forma que no pueden ser cubiertas eficientemente por sistemas de buses, y prácticamente se ve como imposible que usen medios como bicicletas, a diferencia de nuestros países en América del Sur, donde las ciudades están concentradas a tal punto que podemos trasladarnos a pie hasta nuestros trabajos. Eso no es posible en muchas ciudades de Estados Unidos, los suburbios quedan retirados de las oficinas o factorías, las ciudades fueron construidas para que dominara el uso de los carros, y eso se ve mal si llega  aumentar la gasolina, ya que ese gasto se traslada directamente al resto de los componentes afectando los precios generales, así que detrás del aumento e la gasolina también puede verse la inflación, y si no hay un acuerdo político general, una unidad bipartidista que apoye las acciones de la administración, será muy desagradable transitar esta situación mundial.

Ahora quiero referirme al acercamiento de la administración Biden con Maduro. Lo que vemos es puro pragmatismo, hay escenarios de escasez que están midiendo en Estados Unidos que son más importantes que sostener la guerra de micrófonos la oposición venezolana con Maduro.

Algunas buenas noticias para el exilio venezolano es que el presidente Biden extendió el decreto que califica a la dictadura de Nicolás Maduro como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, aunque contradictorio con el reciente acercamiento que se ha dado entre la administración Biden y Miraflores; sin embargo, en el contexto de utilidad es comprensible esta jugada, habida cuenta de que los estadounidenses están obligados a buscar proveedores de petróleo.

Analizando más en profundidad el marco de este acercamiento político entre estos dos países rivales, pienso que los demócratas están evaluando hasta qué punto pueden ellos avanzar en solucionar un problema tangencial que no tenían previsto y que está ocasionado por esta guerra en Ucrania, así que sin duda ellos están conscientes de lo que significa negociar con Maduro un acuerdo energético, no obstante ya hemos observado como se están posicionando el resto de los proveedores como Arabia Saudita y Emiratos, así que no son muchos los grandes productores petroleros a donde ellos pueden acudir, lo que pienso es que probablemente están sacrificando la estrategia contra Maduro y junto a esto un número muy limitado de votos de venezolanos, la mayoría radicados en la Florida, la mayoría con una tendencia republicana. Sin embargo, saben que pueden apelar al TPS que otorgó Biden y que ha favorecido a más de 250.000 exiliados, también es muy probable que hayan analizado la utilidad de la oposición, ellos saben que se han volcado mayoritariamente a favor de negociar con Maduro, está más que evidente en la participación de los partidos políticos en las pasadas elecciones de gobernadores, prácticamente lo hicieron todos con la excepción de Vente Venezuela de María Corina Machado.

Los demócratas están esforzándose por avanzar en estas aguas turbulentas que significa negociar con Maduro, el sujeto está prácticamente a la espera de ser llamado a la Corte penal de Haya para que declare por delitos de lesa humanidad, así que siento que quizás sea mucho el riesgo de imagen para el valor real que pueden lograr, incluso si logran mover y poner operativos los pozos petroleros, esto equivaldría al reingreso de fondo para el financiamiento de la maquinaria de terror de Maduro.

Lamentablemente Venezuela no tiene un liderazgo como el ucraniano, así que es poco lo que podemos obtener para lograr una presión suficientemente sólida en función la libertad del país, hasta el  momento el liderazgo de Ucrania en la figura de su presidente Zelenski ha logrado recaudar mas de 3.000 millones de dólares en ayuda militar, no es el caso de la oposición venezolana que solo se ha limitado a solicitar una cantidad desconocida pero que se especula en 400 millones de dólares para ayuda humanitaria, que a estas altura nadie sabe en qué se ha gastado, e igual ocurre con los bienes rescatados en el exterior, no sabemos cuántos ni quiénes lo manejan ni cuál es el estado financiero, así que en definitiva, la situación se ve difícil para todos, y será peor si el mundo no logra persuadir a Putin de parar la guerra porque esto puede llegar abrir cajas de pandora.

Quiero finalizar haciendo alusión a la declaración del general retirado de la OTAN, sir Chris Deverell, quien considera que las fuerzas armadas de ese organismo eventualmente tendrán que luchar contra Rusia directamente, además de implementar una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.

Agregó, en comentarios hechos en Twitter que la zona de exclusión aérea solo debería imponerse si Occidente estuviera dispuesto a respaldarla con tropas terrestres.

Sir Deverell agregó que Putin «probablemente responderá con amenazas nucleares», pero dijo que es posible que sus amenazas sean «sin sentido».

Él dijo: «Todo lo que él puede hacernos a nosotros, nosotros podemos hacérselo a él».

Deverell fue parte de la área de Inteligencia Militar y Cibernética del Comando de Fuerzas Conjuntas, pero se retiró en 2019.

Francamente, que todo esto parece darme la idea del apocalipsis, nada parece estar seguro a este nivel de grandes potencias, así que se puede esperar un cruce o choque entre potencias en una zona de exclusión aérea en cualquier momento, ya de hecho aviones rusos traspasaron espacio aéreo sueco sin consecuencias. Ahora los polacos decidieron dar los Mig 29 que pedía Zelenski, sin embargo son los mismos americanos quienes están impidiendo su traslado desde pistas de la OTAN, algunos sostienen que la guerra en Ucrania puede ser de larga duración, dada cuenta la supuesta operación relámpago de Putin lleva dos semanas y no se le ve final, el pueblo ucraniano sigue resistiendo y ahora se van sumando milicias del extranjero, se han calculado más de 20.000 enrolados para la defensa de Ucrania, sin duda toda esta situación es responsabilidad del presidente Putin, solo queda por esperar cual será la ruta del liderazgo occidental en las manos de Biden, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz.

Si esto llega a salirse de control y desemboca en una guerra entre potencias seguramente habrá que buscar locaciones de búnker disponibles en el mundo, me despido deseándonos a todos paz y libertad. Reciban un abrazo fraternal y nos seguimos leyendo en El Nacional.

@estebanoria


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