Siempre lo digo: hombre casado es como galleta con gorgojo. Un asunto que no va a ninguna parte. De cada 10 mujeres relacionadas con hombres casados, solamente una —quizás— logrará que se divorcie y se case con ella.

Puede ser que el hombre tenga problemas con su esposa actual y quiera dejarla. Pero es el mismo cuento de siempre: “Me voy a divorciar, pero los niños…”, “me voy a divorciar, pero es que ella no tiene trabajo”, “me voy a divorciar, pero… etcétera”.

Aquí lo que pasa es que los hombres casi nunca se divorcian. Las que nos divorciamos somos las mujeres. Los hombres, recuérdelo bien, no son malos, pero son analfabetos emocionales. Prefieren vivir peleando con una mujer, sin ser felices, a tomar una decisión emocional.

Al hombre nadie lo ha enseñado a llorar. Desde niño le dicen: “Los hombres no lloran, usted es un macho, así que aguante. Usted es el que manda. Usted, usted, usted”.

Entonces, al niño nunca le dejan expresar sus emociones, y crece así. Y esta sociedad sigue fomentando que los hombres sean machos y duros. Ellos no saben qué hacer en situaciones emocionales. Si vamos a un velorio, ¿dónde están los hombres? En una esquina, fumando, bebiendo café, haciendo chistes. Haciendo de todo, menos llorando. Las mujeres lloramos al muerto, lo recordamos y rezamos, pero el hombre huye de todo lo que tenga que ver con las emociones. No es el culpable, sino la sociedad que lo ha criado así.

Entonces, lidiar con un divorcio —y yo enfrenté uno—, es llamar al diablo y verlo llegar. Y más cuando hay hijos, porque el niño pregunta “¿dónde está mi papá, por qué no viene?”. Esto es grave. Al hombre siempre le toca la peor parte. Se quiera o no, en casi todos los divorcios las mamás se quedan con los hijos, y a los hombres les quitan todo para la manutención. Eso también es injusto, sobre todo en Estados Unidos.

A los hombres les va muy mal cuando se divorcian. Si tienen dinero, se lo quitan. Entonces, les da miedo el proceso y prefieren quedarse donde están. Además, cuando un hombre se divorcia, necesita un tiempo solo, para volver a enamorarse y casarse. Y si se separa y se casa con la que tiene (porque no sabe estar solo y agarra cualquier cosa), entonces el divorcio es un lío. La nueva novia no sabrá manejar la situación, porque la suegra, la mamá, los niños, todo el mundo, le caerán encima.

En fin, que no recomiendo una relación con un hombre casado. Usted dígale: “bye bye, cuando te divorcies y pasen seis meses, si todavía te intereso, nos vemos”.

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