“Al menos desde abril de 2017 autoridades civiles, miembros de las fuerzas armadas e individuos a favor del gobierno son culpables de encarcelación, tortura, violación u otras formas de violencia sexual y persecución de un grupo o colectividad por motivos políticos”. Este párrafo es muy duro, pero es la verdad, y al fin un organismo de peso como la Corte Penal Internacional lo reconoce públicamente.

Las víctimas que han podido contarlo, sus familiares y los activistas de defensa de los derechos humanos llevan años gritando a los cuatro vientos lo que son capaces de hacer los esbirros del régimen en contra de gente inocente que solamente piensa distinto y se ha atrevido a decirlo.

Aunque muchos consideren que las palabras se las lleva el viento, verlo puesto en blanco y negro es un logro para todos los que se han visto afectados. No nos devolverá a los que perdieron la vida, no curará las heridas ni borrará las cicatrices, pero es un paso en la dirección correcta.

También se sabe que poco le importa a la cúpula rojita cuánto se diga sobre ellos. No sienten remordimiento alguno, pues si lo sintieran ya hubieran abandonado el poder voluntariamente. No les hace mella porque para ellos todas esas aberraciones han sido necesarias para atornillarse y seguir “mandando”.

Pero es en estos momentos cuando hay que recordarles que este tipo de crímenes, cuando son reconocidos, no prescriben, de acuerdo con las leyes internacionales. En el futuro podrán correr, podrán esconderse, podrán comprar jueces y justicia, pero algún día serán juzgados por los delitos que cometieron en contra de sus propios hermanos.

Y esta es una advertencia que todo militar subalterno de los rojitos debe tener en cuenta, porque se han prestado para ejecutar la peor de las barbaries contra muchos inocentes y su recompensa ha sido tan pobre como medio kilo de pernil y un televisor. Solo por eso, su futuro será la cárcel.

La Corte Penal Internacional afirma que en la primera mitad de 2021 procederá a hacer las acusaciones formales. Para un pueblo sediento y hambriento de justicia, es la mejor de las noticias, aunque la paciencia es poca y el sufrimiento sigue siendo mucho. Pero por lo menos que sea una promesa que nos dé fuerzas para continuar hasta conseguir la libertad.


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