Mark Taimanov

La serie Gambito de dama indudablemente ha sido un gran éxito. Que la temática gire en torno al ajedrez la hace sin duda espectacular. Sin necesidad de retórica feminista y homosexual, sin violencia y con un acertado manejo de la adicción, ha logrado ser la serie más vista de su plataforma gracias a un guion espectacular, una producción impecable y una actuación desbordante. Dicha acogida enaltece al público receptor y ofrece esperanzas de que todavía se puede crear espectáculo a un buen nivel. Cabe resaltar que no es un fenómeno localizado, ha sido la número uno en más de sesenta países.

Dentro de los temas tratados en la serie se hace referencia al ajedrez de la Unión Soviética. Se presenta acertadamente la fachada de la última etapa de lo que por décadas constituyó un mundo hostil promovido como política de Estado.

La primera etapa del ajedrez en la Unión Soviética se desarrolló durante la guerra civil rusa, cuando fue utilizado como una herramienta de enseñanza de las artes militares de los nuevos reclutas. Una vez terminada la guerra se utilizó dentro del partido de gobierno como instrumento de formación, ya que se deseaba que sus miembros tuvieran un comportamiento análogo a los militares.

A comienzos de la década de 1920 se inicia una segunda etapa en la cual la difusión del ajedrez se convierte una política de Estado para “elevar el nivel cultural de las masas”, lo cual era considerado como una necesidad para implantar. Es así como el ajedrez estaría presente desde Moscú hasta las más lejanas aldeas siberianas, en las fábricas, granjas comunales, escuelas y principalmente en las “casas de los pioneros”, donde se identificaban a las jóvenes promesas del juego. Según sus promotores, las características personales que requiere el juego, como paciencia, disciplina, capacidad intelectual y espíritu colectivo (se jugaba mucho por equipos) se correspondían con el tipo de hombre que necesitaban moldear para implementar su modelo político.  Entre los objetivos principales del Club Central de Ajedrez de Moscú estaba “la pureza moral y la devoción al sistema socialista.

En esta etapa, durante la dictadura de Stalin, se aplicó la política del terror en todos los ámbitos sociales y el ajedrez no escapó a ella. Los ajedrecistas de primera línea eran personas visibles y corrían el riesgo de que cualquier declaración emitida por ellos pudiese ser mal interpretada por los agentes gubernamentales, como en realidad sucedió en varias ocasiones. Es así como Pëtr Izmailov, a quien su trabajo como geólogo en Tomsk no le dejaba mucho tiempo para entrenar, aceptó una invitación a un torneo en Leningrado donde tuvo un mal desempeño. A las autoridades les pareció sospechoso de que hubiese viajado desde tan lejos no estando en forma, por lo cual concluyeron que en realidad el torneo era una fachada y el motivo real de su viaje era parte de una conspiración para asesinar un líder del partido. Tras un juicio cerrado y de veinte minutos fue fusilado, su esposa también fue arrestada y sentenciada a ocho años de trabajos forzados.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, comienza la tercera etapa, precisamente la que se nos muestra en la serie y comprende todo el período de la Guerra Fría. Sin duda los soviéticos tuvieron una total hegemonía desde 1948 hasta 1991 cuando cayó la cortina de hierro, de los ocho campeones mundiales de ese período, siete eran soviéticos. La excepción fue Bobby Fischer. Incluso luego, los rusos siguieron dominando el campeonato mundial hasta 2007.

Si bien durante esta etapa no practicaron el terror en su dimensión anterior, la presión sobre los jugadores era inmensa. El acompañamiento por parte de agentes de la KGB a los jugadores en el exterior no solo era para su protección personal sino para evitar su deserción, como en efecto sucedió en algunas ocasiones.  Pero aún iban mucho más allá, en 1971 se llevó a cabo el torneo de candidatos para escoger quién tendría el derecho de retar al campeón del mundo. Se realizó en Vancouver entre Bobby Fischer y el ruso Mark Taimanov, quien además de ajedrecista era concertista de piano. Fischer se impuso de manera aplastante con 6 victorias sin derrotas. Al finalizar el último juego Taimanov le dijo: “Bueno, todavía tengo mi música”. Como resultado de la humillante derrota, ya de regreso a su país, Taimanov fue expulsado del equipo ruso, se le suspendió la subvención mensual, además se le prohibió viajar durante dos años, escribir artículos y dar conciertos de piano.

El estilo de juego llamado “Escuela Soviética de Ajedrez” produjo grandes jugadores, pero también estuvo manchada de sangre y represión de la forma más vil e inhumana, todo ello en nombre de la implementación de un modelo político que la historia nos dice que fracasó.

 


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