La mansedumbre se asocia en nuestras culturas apasionadamente reactivas, con personas tontas e incapaces de defenderse, pero resulta en demasía honroso tener una naturaleza benigna y suave que se transmita. Pareciera que a medida que se avanza en las experiencias, algunas personas tienden a endurecerse, desconfiar más y eludir menos el conflicto. Sin embargo, mas allá de la mansedumbre como cualidad del carácter humano, hoy quiero exponerla como cualidad de algunas temporadas y sucesos, a todo esto me referiré como aguas mansas.  Las caracterizo como aquellos encuentros providenciales, sucesos sutiles, gestos casi imperceptibles, oportunidades sencillas y todo aquello que parezca aproximarse sin melindres.

En ocasiones, vemos surgir amistades o relaciones sin mucho esfuerzo, donde se tiene la sensación de que ya se conocían. Luego, brotan también sin ardor, una cadena de acontecimientos y cuando miras para atrás jamás pensaste que te llevarían a tales resultados. Todo esto, con sutileza y benignidad se va manifestando no forzado ni manipulado por alguien, simplemente ocurre como parte de la naturaleza dinámica de la vida, y en ocasiones pasa irreflexivo frente a nuestros ojos, por lo manso o sutil de su esencia. Sin embargo, esto puede que cambieuna vida inadvertidamente.

Ahora, también existe la contra parte, situaciones bravías que se manifiestan de un momento a otro con impetuosidad y abrasador encanto o desaliento, y resultan tempestades o asociaciones fragosas de apariencia inútiles que van dejando dolor y amarguras a su paso. Todas ellas, como aguas impetuosas, nos alejan de expresiones fructíferas y valorables de crecimiento, para sumergirnos en procesos de reenfoque y tan oportunos como la decisión de perdonar y sanar lo permita. Que sería de nuestra apreciación de las aguas mansas, sin aquellas montaraces que resultan inolvidables por el impacto que producen. Es como el día y la noche, no podrían definirse el uno sin el otro.

Hoy, me embarga la necesidad de un manifiesto, que inspira a pensar: cuando se presentan tiempos benignos tranquilos, parecen llenos de gracia y favor de Dios, conviene inclinarse a buscar su bien y ser mejores personas, porque de seguro un tiempo bravío de aguas impetuosas se aproxima.Así, la fortaleza en gratitud, fe, esperanza y buena voluntad que se hayan gestado, serán como balsas aerodinámicas útiles para navegar las arrebatadas corrientes venideras. No escribo en negativa perspectiva sobre el futuro, sino con la conciencia cíclica que mi corta edad me permite analizar, y ante un ambiente de profunda desvalorización de los principios y las buenas costumbres que se quieren abatir, frente a torres distorsionadas que se irguen confusas y difusas en el horizonte.

Ante estas apreciaciones, mí espíritu y alma anhela la oportunidad de declarar: ¡¡Que las aguas mansas te conduzcan a huertos fructíferos, y tus caminos no se enreden en impetuosas corrientes, que te alejen del territorio que te ha sido otorgado para reinar sabiamente, tu corazón!!

@alelinssey20

 


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