Afloran las complicidades

Parece que Venezuela esta predestinada a lo nefasto, la dirección política errática de ambos extremos del país, nos ha llevado a experimentar lo fatídico y doloroso; escenarios impensables para una nación envuelta en un contexto primaveral desde sus albores, todos conocen la naturaleza insensata, y la inclinación criminal de la actual tiranía, de la cual jamás se debe esperar rasgos de vectores hacia la construcción de espacios de libertad y democracia, en todo caso, el otro segmento contradictorio es tampoco contar con una oposición; madura, y cohesionada para luchar contra las pretensiones de la continuidad del ejercicio del poder por parte de la dictadura de Nicolás Maduro.

Detrás de la narrativa simplista que asumen quienes en teoría deberían ser los más acérrimos defensores del país, donde relativizan la realidad y el sufrimiento ciudadano, cuando no se atreven siquiera a tener un tono de voz que represente confrontar al régimen, en busca de ganar su consentimiento para mantenerse en la esfera de opciones, con un mar de acciones oportunistas y serviles  tras las migajas del tirano, atragantados con la eterna ambición de ascender al poder, sin luchar por las causas justas que se extienden por toda la nación, y más allá, porque hoy cada venezolano que huye de la desgracia nacional, es un pedacito del país, que se mueve con tristeza y en su alma sienten la necesidad de volver en otras condiciones.

Ahora bien detrás del discurso de defender las primarias, parecen levantarse otras intenciones, el gobierno estaría en disposición de entregar las tarjetas de los partidos expropiadas a través del TSJ, dejando así colgados a los alacranes, quienes tampoco tienen mayor expectativas dentro de los distintos escenarios que pueden desarrollarse, cumplen con una penosa estrategia política de fragmentación, recompensada con bonificaciones gratificantes, este diseño que se teje aceleradamente trae el acuerdo de adelantar las elecciones para este mismo año, o quizás a principios del 2.024, poniendo en escena la imposibilidad de realización de elecciones primarias, alejando una vez más al sector opositor, en un todo de un acuerdo responsable, que pueda ser asumido y sobre todo respetado por todas las corrientes internas que gravitan en la composición interna de la oposición venezolana.

Nuevamente el G4, sería el puntal que daría la puñalada a la democracia, azotando al pluralismo y cerrando toda brecha de entendimiento para lograr verdaderamente un candidato que represente la unidad, en todo caso quien labra a fino pulso esta opción es Henrique Capriles, siendo quizás un candidato que responde más a los intereses del gobierno, a conveniencia de todos los elementos que lo rodean en su experiencia política y el símbolo de derrota, de corrupción, y complicidad que le anteceden en el imaginario colectivo de la población, propio de lo que se ha experimentado a través de su desgaste, y desvirtuado planteamiento de no luchar en las elecciones pasadas que gano, y prefirió un arreglo oneroso con el régimen a través de las denuncias que le ensombrecen del caso de Odebrech y el papel que esa empresa represento en la política interna en Latinoamérica.

Escenarios

De consolidarse este planteamiento, es probable que al menos dos candidatos se sostengan en su candidatura, que el régimen además alentará considerando que obtiene beneficios porque en todo caso significa el debilitamiento del bloque opositor, quienes se mantendrían serian:

  1. Benjamín Rauseo: siendo un candidato que contiene todo el veneno del madurismo, que mantiene vínculos y apoyos de varios sectores del gobierno con el fin de que impulse su candidatura para confundir y fragmentar, con una conducta y un lenguaje político que intenta enrostrarse de un falso nacionalismo, para no calificar al gobierno en el tono adecuado por los horrores en las violaciones de los derechos humanos, una actitud similar a la de Carlos Prosperi en su conducta mediocre y adulante al régimen, humillando a los militantes de AD que en su mayoría luchan y creen en la posibilidad de vivir en un país de democracia.
  2. María Corina Machado: quien a pesar de su lenguaje, que suele complicar el desempeño político por la dirección revanchista y de odios, tiende acrecentarse a medida que todos los demás se sumergen en el descrédito, en las complicidades con el régimen, en negociaciones a conveniencia de sus intereses y no del país. Innegablemente sobre ella está pesando la reserva ética y moral, que la diferencia y la eleva en sus aspiraciones. Si lapidan las elecciones primarias, y decidiera mantener su candidatura más allá de los resultados que puedan obtenerse evidentemente de un proceso electoral con desventajas y anormalidades, se estaría erigiendo un liderazgo de dimensiones nítidas y respetables para la mayoría de la población, que rechaza la acción cotidiana de negociación cómoda con la tiranía.

No obstante, más allá de los intereses del régimen y de los “opositores” que pactan, Venezuela es un país de insalvables consecuencias geopolíticas por el entramado del que forma parte. Así que la política internacional siempre podrá cambiar en segundos la falsa dinámica en la que nos pretenden imbuir de caos reinante para favorecer al dictador.

@jufraga12


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