La importancia de las redes de apoyo y de solidaridad en las comunidades de todo el país es significativa. Son las personas articulándose para encontrar soluciones reales y enfrentar la emergencia cotidiana, agravada por la situación mundial debido al COVID-19.

Esto se da en un contexto en el que el Estado venezolano ha dejado en orfandad a la sociedad, y se ha convertido en un factor de amenaza, desconfianza y violencia.

Desde la sociedad civil se generan redes de apoyo y solidaridad en contraparte a este modelo de instituciones públicas secuestradas, represión y sistemas oficiales de control que explotan las necesidades humanas básicas. Las redes conforman parte de ese tejido social esencial que, a pesar de la fragmentación agudizada por el régimen, se mantiene y se expresa en estas formas de encuentro.

En ellas se producen iniciativas y se enfrentan en conjunto problemas como la dificultad de acceso a alimentos o medicinas. A partir de las redes se generan vínculos con otras organizaciones y con grupos de trabajo social. Son también un canal de comunicación abierto entre las personas, comunidades y organizaciones.

En el movimiento Caracas Mi Convive, en nuestra experiencia con la Red Solidaria, entendemos a las redes como un factor determinante de encuentro para producir soluciones puntuales a muchas situaciones de la crisis.

Encontrar un transporte en mula para llevar los ingredientes a los comedores en Falcón o una bicicleta en Carobobo, por ejemplo, ha sido posible gracias a la existencia de redes convivenciales establecidas en esas comunidades. Redes construidas entre las personas por relaciones de confianza, transparencia e inclusión.

La red funciona desde la calle, desde la comunidad. Todos están involucrados personalmente en los problemas del otro, compartiendo una misma realidad. Y en la red la importancia del individuo adquiere gran valor: es solo gracias a cada una de las personas que la componen que la red puede tener  impacto en la transformación de la realidad.

Por otra parte, las redes funcionan también como herramienta de trabajo y activismo social para los líderes locales. A través de ellas, comparten información con la comunidad y son un primer canal en la coordinación de acciones conjuntas de trabajo, denuncia o protesta.

Por ejemplo, uno de los líderes de la red,  Douglas, reporta en su grupo una tubería rota en la entrada de su comunidad, que complica el ya precario servicio de agua, en medio del colapso de servicios básicos. Esto sucede en Pinto Salinas, pero gracias a la red, Douglas conoce de otros reportes por líderes y vecinos de comunidades en Chapellín y Santa Rosa que están presentando el mismo problema.

Douglas  pide apoyo a otros líderes con presencia en redes sociales para denunciar la situación y solicitar respuesta de las autoridades. Por la red, también, solicita apoyo para el transporte de agua y la posibilidad de encontrar cisternas que puedan llegar a su comunidad.  Su iniciativa ha permitido compartir información y recursos en la red, así como generar encuentros organizativos y acciones combinadas.

Esta dinámica descrita se produce a diario en cientos de comunidades de toda Venezuela. Constituye otra forma de involucramiento del ciudadano en la solución de los problemas que lo afectan en lo próximo y lo inmediato.  En el caso de nuestras comunidades significa la respuesta desde la parte luminosa de las personas al colapso y caos del modelo dictatorial que padecemos. Y ahora también, a la nueva realidad que ha precipitado la pandemia por el COVID-19.

robertopatino.com


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