Las abejas son aliadas muy poderosas para la vida en el planeta; lastimosamente, recientes estudios demuestran que el número de abejas, polinizadores y muchos otros insectos están disminuyendo de manera global. A partir de 2018, todos los 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, este día nos permite sensibilizar a la opinión pública hacia estas laboriosas criaturas, destacando el papel esencial que las abejas y otros polinizadores desempeñan en el mantenimiento de la salud de las personas, de la alimentación y del planeta en general.

Este día se conmemora como una oportunidad para que todos los gobiernos, organizaciones, sociedad civil y ciudadanía interesada, generen acciones e iniciativas que garanticen la protección de estas especies y ayuden a los polinizadores y sus hábitats, incrementen su abundancia, mantengan su diversidad y apoyen a los apicultores en el desarrollo sostenible del sector apícola. Este año Naciones Unidas establece como lema para su conmemoración: “Compromiso con las abejas: reconstruir mejor en beneficio de las abejas”, reiterando la necesidad de repensar nuestros modos de vida, considerando la preservación de estas especies vulnerables y tan importantes para el mantenimiento de la biodiversidad.

Abejas y nuestra alimentación

Las abejas pueden tener un papel clave para mejorar la producción de 2.000 millones de pequeños campesinos en el mundo y asegurar los alimentos y la nutrición de la creciente población del planeta. Estos pequeños animales llevan siglos beneficiando a las personas, las plantas y el medio ambiente. Al transportar el polen de una flor a otra, las abejas y otros polinizadores no solo posibilitan la producción de una abundancia de frutas, frutos secos y semillas, sino también más variedad y mejor calidad, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición.

Algunos polinizadores como las abejas, las aves y los murciélagos inciden en 35% de la producción agrícola mundial, elevando la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios del mundo, y de muchos medicamentos derivados de las plantas. 75% de los cultivos de todo el mundo que producen frutas o semillas para uso humano como alimento dependen, al menos en parte, de los polinizadores.

Abejas y nuestros salarios

La apicultura es una actividad que puede generar ingresos en unos pocos meses con una inversión relativamente pequeña en mano de obra y recursos. La apicultura es una fuente importante de trabajo para mujeres y jóvenes, los cuales se desempeñan especialmente en el desarrollo empresarial y la comercialización. Este sector puede ayudar a mitigar la pobreza, proteger la biodiversidad y respaldar la seguridad alimentaria, lo que ayudará a su vez a conseguir el alcance de la agenda 2030.

Para las comunidades indígenas la abeja melipona se ha convertido en una fuente de esperanza tanto económica como biológica. Esta abeja, más pequeña que la abeja europea, produce una miel de alta calidad, que tiene el potencial de brindar fuentes alternativas de ingresos, mejorando los medios de vida de las comunidades indígenas.

Abejas, miel y nuestra salud

El consumo de miel de abeja es altamente beneficioso para nuestro cuerpo y salud, ya que se ha comprobado que la miel es una gran fuente de energía, estimula la formación de glóbulos rojos porque posee ácido fólico, ayudando también a incrementar la producción de anticuerpos. Además, tiene propiedades antisépticas y antibióticas. Si consumimos regularmente miel de abeja estaremos enriqueciendo nuestra alimentación porque es un alimento excepcional con importantes propiedades terapéuticas.

Además de la miel, las abejas también producen otras sustancias de alta importancia para los seres humanos como lo son el propóleo y la jalea real. El propóleo ha sido empleado como un antiséptico y un cicatrizante en el tratamiento de heridas desde hace siglos y hoy forma parte de pomadas, jabones y productos farmacéuticos. La jalea real se consume principalmente con el fin de apoyar al sistema inmunológico.

Es hora de apreciar la gran labor que realizan las abejas, y para ello debemos consolidar nuestra consciencia ambiental para preservar y respetar todas las formas de vida, disminuyendo los efectos negativos de la actividad humana.

Proteger a las abejas es responsabilidad de todas y todos.

 


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