En la película Pearl Harbor (M. Bay, 2001), entre las historias que se desarrollan de manera paralela está la relación entre el Alto Gobierno de Estados Unidos y la Inteligencia Naval. Se muestra cómo la información obtenida advertía de la posibilidad del ataque, pero las autoridades se negaban a aceptarlo. La atención estaba en Europa y en la amenaza de los submarinos alemanes en el Atlántico, por no hablar de la percepción de la supuesta invulnerabilidad de su principal base en el Pacífico. La tensión crece cuando afirman el 28 de noviembre de 1941: “la flota japonesa ha desaparecido”, es decir, han iniciado el silencio de sus transmisiones para lograr la sorpresa total. La inevitable pregunta que se hacen es: “¿dónde atacarán?” Un día como hoy (primero de diciembre) pero de hace exactamente 80 años el emperador Hirohito aprueba el plan que la Marina Imperial había diseñado desde La suerte estaba echada, era el punto de no retorno.

¿Cómo se llegó a este momento? ¿por qué esta decisión y no otra? El historiador británico Laurence Rees la analiza en su libro de 2007: Decisiones trascendentales. De Dunquerque a Pearl Harbor (1940-1941), en sus capítulos: “Tokio, verano y otoño de 1940. Japón decide ‘aprovechar la oportunidad de oro’” y “Tokio, otoño de 1941. Japón decide ir a la guerra”. El primer título es sacado de la frase del ministro del Ejército: Hata Shuroku el 25 de junio de 1940, el cual concluye: “¡No dejéis que nada se interponga en vuestro camino!”. El gobierno se encontraba en manos del primer ministro (Fumimaro Konoe: 1937-1939, 1940-1941 y después Hideki Tojo: 1941-1944) y su gabinete, el cual era electo por la suprema autoridad que era el emperador quien a su vez estaba influenciado principalmente por el Supremo Consejo Militar conformado por la alta oficialidad de la Marina y el Ejército junto a los ministros relacionados con la guerra. La opinión de la mayoría de ellos se sustentaba en el nacionalismo-militarista-totalitario-expansionista (que se congregaría en una especie de partido-movimiento llamado: Taisei Yokusankai) que explicamos en nuestra anterior entrega, pero ahora se agregaba la idea que la guerra iniciada en Europa por Alemania e Italia (al cual los unían por diversos pactos) entre 1939 y 1940 debilitaba el control de las potencias sobre sus colonias en Asia. Era la oportunidad de capturar los recursos que tanto necesitaban, en especial el caucho y el petróleo que poseía Indonesia (colonia holandesa) entre otras.

La guerra al Norte de China en Manchuria (desde 1931) había establecido una alternativa previa donde conseguir las materias primas tan necesarias: la zona oriental de la Unión Soviética. El apoyo que la URSS daba a los comunistas de Mao Tse-tung, los cuales desde 1934 (“La larga marcha”) huyeron al Norte debido a la derrota que sufrieron en la guerra civil por parte del Partido Nacionalista Kuomitang de Chiang Kai-shek (con los que posteriormente pactaron una tregua desde la invasión japonesa en 1937), llevó a que varios oficiales plantearan dicha posibilidad. Los comunistas estimulaban las rebeliones antiniponas en Manchuria y contaban incluso con el apoyo de varias escuadrillas aéreas soviéticas. De mayo a septiembre de 1939 la URSS y el Imperio del Japón se terminaron enfrentando en la larga Batalla de Jaljil Gol (Nomonhan para los japoneses), y el resultado fue tan costoso para la nación del Sol Naciente (las mayores bajas en su historia hasta el momento) que decidieron firmar un armisticio de neutralidad y seguir su política de vencer primero al Kuomitang. El problema es que para ello dependían del petróleo y otras mercancías que importaban de Estados Unidos, el cual a su vez venía abasteciendo a sus enemigos. ¿Cómo era esto posible?  La explicación está en el acuerdo de reparto de China que hicieron todas las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial y el aislacionismo estadounidense que se fortaleció con la crisis económica de la década de los treinta. Pero Estados Unidos mantuvo sus intereses en China sin llegar a la intervención directa, apoyando con armas y recursos a Chiang Kai-shek cuya esposa hablaba inglés (se educó en Estados Unidos). Más tarde China sería incorporada al acuerdo de Préstamo y Arriendo.

La solución de este problema para el Japón fue intensificar la guerra contra los chinos y cerrar sus vías de aprovisionamiento (primero Indochina: actual Vietnam y posteriormente Burma: actual Birmania). Se aprovechó que Francia fue ocupada por Alemania y obligó en septiembre de 1940 a los representante del gobierno colaboracionista de Vichy en Indochina a permitir la presencia de un gran contingente de sus soldados en Tonkin (norte de la colonia).La respuesta de las potencias Aliadas, incluyendo los Estados Unidos; fue reducir el comercio con el Japón pero nada más. El gran problema ocurrió cuando en julio de 1941 terminó de ocupar toda Indochina, la reacción fue inmediata de parte de los países occidentales con colonias en la zona al interrumpir sus relaciones comerciales con el Japón. Estados Unidos congeló todas las inversiones y cuentas niponas y el envío de petróleo. Los planes de la Armada Imperial de un ataque sorpresa a Pearl Harbor que se habían comenzado a diseñar a principios de año se aceleraron. La idea era destruir los acorazados y portaviones estacionados en dicha base y atacar rápidamente todo el sureste asiático junto a varias islas del Pacífico, de esa forma crear un perímetro defensivo que disuada a los Aliados.

El camino a Pearl Harbor que hemos analizado hasta ahora y el cual pasa necesariamente por las guerras en Manchuria y China, era totalmente desconocido en mi niñez. La razón es que ese gran educador que es el cine reducía la Segunda Guerra Mundial a Europa y al Pacífico (y este solo desde diciembre de 1941). Pero hubo una pequeña referencia gracias a la TV, una serie centrada en los combates aéreos la cual me fascinaba. Su intro tenía una música emocionante, pero en América Latina le cambiaron el nombre llamándola: Los Tigres Voladores (serie del canal NBC producida de 1976 a 1978 titulada originalmente: Baa Baa Black Sheep). No entendía por qué el cambio de nombre y hasta ahora no lo sé, pero lo que sí es cierto (y quizás esta sea la respuesta) es que el protagonista (coronel Gregory “Pappy” Boyington), que al igual que el escuadrón, sí existió; antes de pertenecer al mismo había formado parte de un grupo de pilotos voluntarios (AVG: American Volunteer Group) que fueron a China pagados por el gobierno de Chiang Kai-shek (este ofreció 500 dólares por cada avión japonés derribado). Más de 300 aviadores con tan solo una centenar de P40 (famosos por tener pintadas unas fauces de tiburón en su morro y el tigre volador diseñado por Walt Disney) lograron destruir 500 aviones japoneses entre finales de 1941 y mediados de 1942. La semana que viene se cumple el 80 aniversario del ataque al puerto militar de Hawai, y a él nos dedicaremos.


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