Es difícil no conceder la razón cuando la vida llega a ser descrita como un valle de lágrimas. Ciertamente, si no nos indignan las injusticias producto de los desaciertos, igual se cruza en nuestro camino la finitud de nuestras metas. Terminando así, en palabras de Arthur Schopenhauer, desplegando nuestras fuerzas hacia la nada. No obstante, esto solo es aplastante si decidimos que la vida se define por su final circunstancial. Siendo que somos seres bendecidos con conciencia, contamos con un talento diferenciador: el don de poder abstraernos de lo inmediato y ver más allá, esa capacidad de tener perspectiva. A diferencia de los otros animales, nuestra relación con la vida es dependiente del prisma con la cual se la quiera ver. En este orden de ideas es que me atrevo a sugerir mi visión a la fecha al respecto, una visión que se reduce a la idea de que la vida humana, por lo ya descrito, es un eterno “a pesar de…”.

A pesar de que la fibra de la existencia proviene de una espuma cuántica en donde partículas aparecen y desaparecen sin ton ni son, hay partículas que logran persistir y luego constituir los átomos que, a su vez, dan pie a las formas.

A pesar de que el espacio es un vacío gélido y eterno, eso no disuade al universo de seguir generando toda clase de cuerpos celestes y fenómenos con los cuales intentar llenar lo que jamás podrá ser llenado.

A pesar de que centenares de centenares de planetas son inhóspitos, a nosotros, por lo menos, nos consta que uno no lo es. Por ello, podemos especular que nuestra tierra no podría ser la única, sea porque haya otros seres en galaxias distantes o porque nosotros mismos zarpemos hacia las estrellas.

A pesar de circunstancias abrumadoras de todo tipo, nuestros ancestros pudieron pasar la antorcha a generaciones subsiguientes y, con ello, hacernos saber que cada vez que sonreímos o lloremos, nunca estaremos solos, pues ellos lo hicieron primero.

A pesar del tiempo que nos ha tocado vivir, nunca ha habido un problema que no suponga una solución y una solución que no suponga un nuevo problema. Hoy nuestra crisis existe respecto a nuestra relación quebradiza con la realidad por la tecnología y el confort, ayer era la pérdida de Dios, anteayer el mero hecho de sobrevivir.

A pesar de los reveses de las naciones, no hay errores que sean eternos y nunca harán falta pioneros, sea para reconstruir una patria o parir una nueva. Y, sí, llegará el día en que tanto república como imperio caigan, pero solo lo harán para dar pie a otros imperios u otras repúblicas.

A pesar de todos nuestros tropiezos, el hecho de que la ignorancia sea infinita implica que la capacidad de aprender también lo es. A pesar de nuestros sueños rotos, podemos persistir en un nuevo sueño. A pesar de que la vida asociada a nuestro ego sea sola una, es más que suficiente para entender la eternidad detrás del telón; la respuesta a lo que realmente somos.

@jrvizca


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!