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Foto: EFE/Presidencia de Colombia

Cuando más adelante en el tiempo y con menos pasiones se examinen las ejecutorias de Iván Duque durante su presidencia y el legado que este hombre deja a su país nadie podrá decir que ello fue poca cosa. A pocas semanas de la entrega del mando a su sucesor, Estados Unidos anunció el desembolso de 471,3 millones de dólares a Colombia para ser aplicado a proyectos específicos a lo largo del año 2022. El periódico El Tiempo lo puso en blanco y negro cuando afirmó: “Se trata del paquete de recursos más grande que se aprueba en la última década y el cuarto más voluminoso desde que se autorizó el Plan Colombia en el año 2000”.

No caben mezquindades cuando se aquilaten las ejecutorias del actual mandatario de Colombia si a lo anterior sumamos que Joe Biden designó a Colombia como Aliado Especial Extra OTAN hace menos de una semana. En la esfera internacional este presidente deja al país neogranadino mejor situado que ningún otro en el continente en términos de la estrecha alianza anudada con quien debe ser el aliado natural de todo país latinoamericano: Estados Unidos. Huelga decir que en épocas de tanta inestabilidad en el terreno de la seguridad, estas dos muestras de solidaridad tienen un valor superlativo.

Además, es notorio cómo de la contienda electoral parlamentaria que acaba de tener lugar y de la selección de los candidatos que irán a medir fuerzas en las presidenciales de mayo, el candidato del Palacio de Nariño, Federico Gutiérrez, quedó mejor parado que ningún otro, lo que no deja de ser un reconocimiento explícito del electorado a la tarea de Duque como presidente. En lo político ello marca un quiebre en lo que ha sido un arraigado apego del país a la figura de Álvaro Uribe. El paisa, a raíz de este episodio, pierde arraigo en lo electoral pero evidencia que su liderazgo no ha perdido altura. Todos los repiten en los corrillos del país vecino: Fico Gutiérrez a quien representa es a la “derecha desuribizada”.

Total que, como dicen coloquialmente los amigos colombianos, a Duque se le enderezó el “caminao”.

Le tocó a este hombre poner el pecho a los desastres de la pandemia durante dos años, en el momento en que su gobierno hacía el máximo esfuerzo por reducir el gap social del país y comenzaba a mejorar sensiblemente las cifras de esa atroz fractura entre pobres y ricos que ha sido inefable característica de Colombia.

Le tocó a este presidente iniciar la implementación del Acuerdo de Paz cuando él mismo no le apostaba “ni cinco” ―como también expresa el lenguaje popular de sus compatriotas― a su buen resultado. Recordemos que el Acuerdo de La Habana fue mayoritariamente rechazado por la población colombiana en un plebiscito histórico a finales de 2018. Sostener firme el timón frente a los detractores de ese acuerdo, cuando las FARC solo han instrumentado la mitad de la entrega de las armas, no ha sido cantar y coser.

Le tocó a este individuo hacer frente a las manifestaciones y desórdenes violentos de calle que el país experimentó y que las izquierdas azuzaron para provocar inestabilidad, rechazo y desaliento frente al gobierno. Todo ello lo manejó Iván Duque en medio del recrudecimiento de la violencia intestina alimentada por el régimen de Nicolás Maduro asociado al ELN, a los terroristas de otras latitudes y al narcotráfico. Su destreza militar para lidiar con estos entuertos fue extraordinaria, al conseguir desactivar por las armas y dar de baja a líderes criminales de la subversión y de la droga en el propio campo de batalla. Otro dolor de cabeza fue la violencia desatada en la frontera aupada desde el lado venezolano que cobró muchas vidas, sembró la región de inseguridad y alentó las migraciones.

También le tocó a Duque lidiar con la invasión de casi dos millones de expatriados venezolanos de todo tipo, lo que hizo con justicia, con sentido humanitario y corriendo el riesgo del desapego de los suyos. No fueron pocos los recursos que destinó el Palacio de Nariño a la inserción de los nuestros.

Al fin, ya de cara a la medición electoral, el hombre que se hizo mandatario y líder político bajo la férula de Álvaro Uribe ha conseguido brillar con luz propia y ha conseguido posicionar a su país entre los salidores del hemisferio en este difícil momento del poscovid y de la turbulencia bélica originada por Rusia.

Si. Se le enderezó el caminao….


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