Por favor, si alguien por allí encuentra una consistencia en la actividad política reciente de Henrique Capriles Radonski y de paso si encuentra en el discurso de María Corina Machado un pensamiento que contribuya a la idea de una unidad fortalecida me las hacen llegar, les estaré eternamente agradecido.

Para ser sincero, hubiese sido desconcertante descubrir en ambos una idea, un juicio que acompañe las iniciativas del liderazgo opositor que representa Juan Guaidó, que resume un liderazgo diferente al de ambos

Todo lo contrario, para Capriles, Guaidó no es líder de nadie ni de nada, es casi un ectoplasma. Por lo tanto, la oposición, que digo oposición, el país, según su punto de vista, necesita a alguien como él.

De verdad, no se entiende este extravío de Capriles que habla como si él no hubiese tenido la oportunidad de pasar a la historia del país como alguien que reúne las características de dirigentes que tanto critica ahora del actual liderazgo opositor. Esa cualidad que los venezolanos llaman b… y que los vuelven locos y terminan siguiendo acríticamente a quien dice tener hasta dos pares de esas. Si en la oportunidad que tuvo hubiese hecho, no digo algo como lo que hizo Boris Yeltsin el último día de la URSS; no, señor, más bien algo menor, porque de ninguna manera no puede concebirse a Capriles encima de un tanque arengando a las masas, pues los tanques nunca han pertenecido al pueblo, pero si algo como: “Caramba, dado que yo gané las elecciones no nos vamos a nuestras casas hasta que el CNE no haga un verdadero recuento limpio, transparente y supervisado de los votos. Si no lo hace no saldremos de las calles”.

Lejos de decir algo como eso, musitó muy bajito: “Volvamos a nuestras casas, es hora de evitar un derramamiento de sangre” y como él era el líder, todos le hicimos caso y nos fuimos a nuestras casas rumiando nuestra rabia y nuestro despecho.

Henrique Capriles lejos de hacer silencio en las vísperas de la iniciativa de la consulta popular, consulta riesgosa por las condiciones que hoy prevalecen en el país, sale con que aquí no hay líder. No jorobes, Henrique, por lo menos hubieses tenido la decencia y la sensatez de esperarte hasta el lunes 14 de diciembre.

De María Corina Machado, que está loca por querer gobernarnos, se puede decir que ella es una especie de Juana de Arco caribeña, solo que ella no oye la voz de san Miguel, santa Catalina y santa Margarita, solo escucha la voz de su propio ego gritándole: esta es tu hora María, esta es tu hora María.

Oyendo las opiniones de ambos en este momento resultan patéticos: Henrique queriendo aplastar todo liderazgo distinto a él y María Corina, a quien se le ha dicho hasta la náusea que la intervención extranjera se le ha ofrecido a medio planeta y nadie la considera apropiada, sigue como si no oyera, sigue gritando lo mismo. Sabe que no va a ser atendida en su reclamo, pero ella no habla para que se le atienda; habla para el gran público, ese venezolano agobiado que le gusta escuchar que la solución está a un tris si a Trump se le ocurriese mandar dos barcos y cuatro aviones.

Caramba, María Corina, si por lo menos tu esfuerzo fuera por lograr una unidad más fuerte y sin cartas debajo de la manga, todos te lo agradeceríamos.


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