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Nicolás Maduro no paga a la Organización de Naciones Unidas. Razón por la que desvergonzadamente no pudo votar su representante en ese organismo, para apoyar a Rusia en sus pretensiones de limpiarse ante la criminal invasión a Ucrania. Esto bastaría para encasillar al régimen despótico venezolano como tramposo o mal pagador. Pero hay mucho y más, muchísimo más.

Los bonos de Pdvsa, compromiso de la nación con sus acreedores no han sido honrados hace años. Como honrados para nada son los agentes del régimen instalado en Miraflores, quienes carecen de ánimos de salir de allí en por ninguna vía, tal como suele ocurrir con todos los tiranuelos de la humanidad. Ahora aflora el conocimiento de que tendrá que desembolsar 1.629 millones de dólares a las empresas españolas expropiadas que demandaron sus derechos, según el requerimiento de un tribunal de arbitraje, el Ciadi, del Banco Mundial. A esto hay que añadirle que el tribunal impone la cancelación de otros 17 millones de dólares aproximadamente por gastos y otras perlas adeudadas a estas empresas. ¿Como hará un régimen que no tiene para cancelar sus mensualidades o anualidades en la ONU para enfrentar estos requerimientos obligatorios sin hacerse el loco, desvariante, como acostumbra?

Que el régimen de Maduro es maula lo sabemos bien todos los trabajadores del país. Especialmente los trabajadores públicos o con alguna vinculación directa con lo público, como los universitarios. El «ajuste» de sueldo anunciado con desmesura comunicacional, con procacidad estudiada, ese del medio petro por el pecho, no satisface necesidad de alguna de ningún trabajador, pensionado o jubilado. Eso no basta para la alimentación y mucho menos para la vida. No cumple con los requisitos mínimos del salario o el trabajo decentes. Allí devienen los contrastes. Porque un régimen corrupto, el más corrupto en Latinoamérica, el cuarto en corrupción en el mundo, el que ocupa en eso el primer lugar de nuestra historia, no cuenta con recursos para atender las necesidades básicas del Estado. Por eso causa pena, por lo menos en mí, así como en todo aquel digno venezolano, quienes somos los más, que declaremos la crisis humanitaria compleja en el país, cuando el mundo sabe de Andorra, de Panamá, de Suiza, de las diversas protecciones y defensa abierta, pagada, de corruptos y narcotraficantes.

En el caso de las tablas universitarias se percibe con mucha claridad que el régimen no tiene intención alguna de asumir con responsabilidad su compromiso. El estupor crece en todos los trabajadores de la educación pública en Venezuela. Millones de empleados, obreros, profesores y maestros lesionados en sus derechos humanos, constitucionales, laborales. Se olvidan de la intangibilidad, así como de la progresión de los derechos laborales. Se burlan de todos los trabajadores venezolanos, nos humillan con el más absoluto descaro. Se burlan igualmente de los compromisos internacionales. La Organización Internacional del Trabajo ha activado hace años la Comisión de Encuesta para el caso venezolano, su máximo nivel de exigencia laboral internacional. Y eso representa un zancudo volátil para Maduro y su gente. Si no paga al máximo organismo, a la ONU, que va a pararle mientes o criadillas a la OIT, o a algún trabajador que con su hambre y su pancarta se bote a la calle o a alguna oficina pública donde no será escuchado, atendido ni tomado en cuenta. Esto mientras los universitarios vemos campear maquinarias de todo tipo, obreros, materiales, con desmesura para pintar y remozar espacios físicos universitarios. Se habla, en medio del natural secretismo de esta gente, de montos mil millonarios en dólares. ¿Negocio de alguien? No se sabe. Por eso pedimos una exhaustiva investigación a la Asamblea Nacional.

Otra de las razones bien fundamentadas para sacar al régimen de Maduro: por maula, por maula, además de criminal. La guinda del cuarto país más corrupto del mundo no es buena señal de honestidad ni de responsabilidad en el manejo de los recursos. Después dicen que estamos bloqueados. Sí. Bloqueados desde Miraflores y los ministerios, entre otros conchupantes.


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