Foto EFE / Archivo

Cuando todo parezca ir contra ti,

recuerda que el avión despega contra el viento,

no a favor de él.

Henry Ford

El 6 de diciembre de 1982, durante el conflicto armado en Guatemala, el gobierno del dictador Efraín Ríos Montt inició la Masacre de Las Dos Erres. Uno de los más sangrientos y bárbaros episodios de la guerra civil sufrida en el país centroamericano. Años más tarde, un tribunal de Guatemala juzgó y condenó al entonces dictador por genocidio. A pesar de que un poco más tarde otro tribunal nacional anuló la sentencia, las víctimas tuvieron una sensación de justicia. Además, se logró lo que nadie nunca creyó posible alcanzar en Guatemala, juzgar y condenar a un dictador por crímenes de genocidio. Lamentablemente, el dictador murió en 2018.

El 6 de diciembre de 1989, Marc Lépine asesinó a 14 mujeres e hirió a igual número. El emblemático femicidio conocido como la Masacre de la Escuela Politécnica de Montreal (Canadá) llevó a la sociedad canadiense, especialmente de Quebec, a una profunda reflexión. El pensamiento social ha estado todos estos años alrededor de varios temas, la violencia contra la mujer, la discriminación contra las minorías, el rechazo de los inmigrantes y la inclusión de las personas más vulnerables.

El 6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez Frías ganó las elecciones presidenciales en Venezuela. Solo bastaron un poco más de 3.600.000 votos para iniciar una de las etapas de mayor pauperización de nuestra historia. En los 22 años de régimen no hay nada positivo que apuntar. Los daños contra el patrimonio nacional, en cualquier sentido, son invalorables. Las oportunidades de desarrollo perdidas no se recuperarán nunca más. Vendrán nuevas oportunidades.

El 6 de diciembre de 2015, la Mesa de la Unidad Democrática ganó las elecciones legislativas con más de 7.700.000 votos. Esta victoria abrió un proceso de enfrentamiento abierto de la sociedad contra el régimen, que aún poseía cierta legitimidad jurídica, debatible, pero dentro de los límites constitucionales. En el contexto  internacional todavía contaba con algunos aliados. Aquel año  aún no existía un consenso importante acerca de la naturaleza de los crímenes del régimen contra los derechos humanos, aunque sí era reconocida su calidad cleptocrática.

Mañana 6 de diciembre, el régimen realizará unas elecciones fraudulentas e inconstitucionales. Fraudulentas porque durante meses se  cometieron delitos e irregularidades que terminaron por construir una falsa representación opositora, la cual participará en los seudocomicios. Inconstitucionales porque el líder del régimen controla ilegalmente y de facto el Estado. Además, las personas que hoy dirigen el Consejo Nacional Electoral fueron también designadas de manera ilegal. Por si fuera poco, el régimen ha validado sus acciones a través del Tribunal Supremo de Justicia, hoy ocupado de facto por personas designadas inconstitucionalmente.

El 6 de diciembre de 2020 debe ser recordado, como los mismos días de los años antes citados. Aunque la Masacre de las Dos Erres sucedió en Guatemala permite albergar la idea de que es posible hacer justicia. La Masacre de la Escuela Politécnica de Montreal condujo a una profunda reflexión social de la prevención de la violencia contra la mujer y la inclusión de los más vulnerables. Una discusión que aún no termina, pero el dramático crimen la impulsó y cada año el tema toma mayor relevancia. La Mesa de la Unidad Democrática triunfó en 2015, las condiciones electorales eran mínimas pero la voluntad popular definió la victoria. El 6 de diciembre de 2020 debe convertirse en el Día Nacional contra el Fraude. No podemos olvidarlo, hay que reconocer la gravedad de lo que aún está por suceder. En este escenario, el apoyo de la comunidad internacional sigue siendo fundamental. Los países democráticos deben bloquear los esfuerzos del régimen para mantenerse, lo contrario lo legitimaría y ello sellaría el destino de Venezuela.

El pasado 28 de noviembre, la revista The Economist publicó su editorial titulado “La resiliencia de la democracia”. Entre otras ideas, el artículo señala algo interesante: “… en países donde la calamidad es inimaginable, la erosión de las normas y de las instituciones puede conducir a peores gobiernos. Para revertir esto, hay que darse cuenta de que hay algo que anda mal”. Esta referencia fue hecha por la revista a propósito de la situación en nuestro país.

Para provocar la resiliencia de la democracia en Venezuela será necesario transformar lo que sucederá mañana. Nadie debe salir a votar. Mañana domingo, todos reflexionaremos sobre lo que está mal, pero convencidos de que es posible cambiar. El régimen debe quedar al desnudo. El 6 de diciembre de 2020 debe ser recordado para nunca más repetirlo. Cada 7 de diciembre deberá ser un día de resiliencia, de justicia y de inclusión, así aprenderemos de los errores.

 


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