En mi andadura por Italia… voy a una de las tantas bibliotecas en Roma y me zambullo en el libro Il mondo salvato dai ragazzini (El mundo salvado por los niños) de Elsa Morante, me llama la atención porque reputo poder encontrar en él la respuesta a una preocupación que me ronda en la cabeza desde hace días… Si en Venezuela están dadas las condiciones y las causas inmediatas desencadenantes, ¿por qué no ha habido un enfrentamiento cruento? Y hallo en el libro de Morante una respuesta, iluminante y poética, en “La canción de los Infelices Muchos y los Felices Pocos”.

«La canzone degli Infelici Molti e dei Felici Pochi»

di Elsa Morante

Comunque, se vi piace la tristizia, godetevela voi la vostra.

Questa terra non è mica roba vostra. È da secoli e da millenni

che noi cerchiamo di farvelo capire.

Mamma nostra non ci ha mica fatto per servire agli usi vostri.

Mica ci ha fatto gli occhi per guardare le tristi facce vostre.

Mica ci ha fatto gli orecchi per ascoltare le tristi chiacchiere vostre.

La vostra guerra non è la nostra. Noi siamo per l’allegria

e la grazia, ossia

la felicità.

«La canción de los Infelices Muchos y de los Felices Pocos»

de Elsa Morante

En todo caso, si le gusta la tristeza, disfrútense ustedes la suya.

Esta tierra no es de ustedes. Desde hace siglos y milenios

que nosotros tratamos de hacérselo entender.

Nuestra madre no nos ha hecho para servir a sus usos.

No nos ha dado los ojos para mirar sus tristes caras.

No nos ha dado los oídos para escuchar sus tristes charlas.

Su guerra no es la nuestra. Nosotros estamos para la alegría

y la gracia, es decir

la felicidad.

 

El régimen venezolano es el de unos cuantos resentidos en dominio de una tierra que no es de ellos, sino de todos nosotros; con una guerra que no es nuestra y que ellos iniciaron con un golpe de Estado en 1992 al mando de un teniente coronel, hoy difunto. Un comunismo que hace suspirar a unos pocos mentirosos y violentos, pero no alimentarse de vida.

Los venezolanos civiles somos como niños que solo existen para la alegría y no para la guerra. Eso nos enseñaron nuestras madres, nuestras mujeres en el siglo XX.

Un ejemplo típico de esas mujeres pacíficas, pero de guáramo, lo tenemos en el exilio aquí en Italia, la diputada Mariela Magallanes (uno de los 35 diputados a quienes el régimen allanò su inmunidad parlamentaria), nombrada única representante y portavoz del Parlamento legítimo venezolano, según comunicado oficial del diputado Armando Armas, presidente de la Comisión Permanente de Política Exterior, Soberanía e Integración de la Asamblea Nacional. El propósito de Magallanes es reunirse con personalidades institucionales italianas para que el gobierno de esta nación revise su posición en relación con el reconocimiento del presidente ad ínterin Juan Guaidó y apoye su propuesta de creación de un “gobierno de emergencia”, necesario para llegar a “elecciones libres”, en línea con la Unión Europea ,ya que, según indica la vicepresidente del Parlamento Europeo, Dita Charanzovà (República Checa),  “el régimen de Maduro ha demostrado claramente no tener intención alguna de dialogar en serio para buscar soluciones viables”.

Entonces, Magallanes boga por el llamado “Trasatlántico”, nombre con el que se conoce un salón próximo al aula del Parlamento, con la idea de formar un grupo transversal de coordinación parlamentaria centrado en los temas de Venezuela para “acortar los tiempos, con el apoyo de la comunidad internacional, en la lucha contra un régimen genocida”.

Y aún desde el exilio no desatiende a sus electores del estado Aragua que, en 2015, la llevaron a la Asamblea, ni se limita a los palacios legislativos, pues los días 6, 7 y 8 de julio, junto al diputado Armas y la diplomática Isadora Zubillaga, vicecanciller del gobierno interino de Guaidó, tienen en agenda solicitar, entre otras cosas, la liberación de 2 ciudadanos con nacionalidad venezolana e italiana: Hugo Enrique Marino Salas y Juan Antonio Planchart Márquez, perseguidos políticos por los cuales se han interesado foros multilaterales, como la Organización de Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

¿Cuál es la estrategia en Italia?, le pregunto a Zubillaga, conocida como “embajadora de la prudencia”

“Traemos al pueblo italiano y a sus instituciones la desazón de la legítima Asamblea Nacional ante la imprudente y titubeante decisión de Nicolás Maduro de expulsar a la embajadora de la Unión Europea, Isabel Brilhante Pedrosa, el 30 de junio —en respuesta a las sanciones impuestas por la UE contra funcionarios y ciudadanos venezolanos acusados ​​de «comprometer la democracia»— volviendo sobre sus pasos inmediatamente después de una llamada de Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad”.

“La UE y Maduro insistieron en una declaración conjunta que la decisión de revertir la expulsión de la representante diplomática se debe al hecho de que en este momento «la cooperación entre las dos partes puede facilitar el camino del diálogo político». Nosotros venimos a expresar solidaridad con los países miembros de la UE, especialmente con Eslovaquia por el reciente reconocimiento de Guaidó como presidente interino, falta Italia”.

El diputado Armas añade: “Hay mucha más Italia en Venezuela de lo que se piensa y mucha más Venezuela en Italia de lo que se cree”.

Entretanto, los tres ofrecen una rueda de prensa a los medios italianos y extranjeros, a través de un streaming en la Asociación de Prensa Extranjera en Roma y transmitida por Radio Radicale. Luego de haberse reunido con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, con la misión de expresarle la gratitud más férvida, en nombre del pueblo venezolano, por la autorización del papa Francisco a la Congregación para las Causas de los Santos para proceder a la beatificación de José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como «el médico de los pobres», un signo de gran esperanza para para enfrentar este momento difícil para el país suramericano.

Por otra parte, le pregunto a Magallanes: ¿Luego de su exilio, usted ya no es la misma?

“No, ninguno de nosotros (cuenta a los también presentes Salvatore Di Cione, coordinador Italia, Roma, Voluntad Popular, y Mercedes Vásquez Antonioni, de Insieme per il Venezuela). Los venezolanos todos no seremos los mismos luego del narcorrégimen que nos ha confiscado el bienestar nacional y nos tiene a merced de las perversas FAES, del paramilitarismo y de bandas hamponiles que se disputan territorios rurales y urbanos. No seremos los mismos, ni los de antes, seremos mejores luego de que nos libremos por vía democrática de este oprobio”.

Entre mi italiano y el español, me doy cuenta de que «Magellano» es el propio explorador y navegante portugués ‘Magalhães’, para los de habla hispana «Magallanes».  Diferencias lingüísticas en un apellido de común radical, como la Causa Radical que lleva adelante esta parlamentaria para favorecer los afanes de bien público, en línea con el gobierno interino del líder reconocido Juan Guaidó, quien asegura que “la V República murió”.

En su navegar, “Magallanes” podría lograr la hazaña de revertir, con todo respeto, el título del poema de Elsa Morante, arriba citado, «La canción de los Infelices Pocos y los Felices Muchos».

@CarlosOmobono


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