En 1986, Aliens: el regreso de James Cameron llegó a la pantalla grande y logró lo impensable: superar a la película original de 1979. O al menos, crear una secuela que no solo rendía homenaje al centro motor de Alien de Ridley Scott. Además, exploraba con precisión su universo. Una franquicia acababa de nacer y también, una ingeniosa mirada al cine de ciencia ficción mezclado con acción.

Aliens: el regreso de James Cameron cumple 36 de su estreno y todavía es una película poderosa e inteligente que supera en muchos aspectos a la original. Lo anterior puede parecer una exageración, con Alien (1979) de Ridley Scott convertida en un clásico, pero se trata de una mirada profunda al género.

Allí en donde Scott apostó a ingeniosos trucos de cámara y una tensión irrespirable, Cameron lo hizo a la espectacularidad. Y además, a profundizar en un universo recién nacido, al que dotó de una estética vibrante que aún resulta deslumbrante. Además, entre ambas películas hay una reformulación de planteamiento central que dejó algo claro: se trataba de una evolución.

Una que logró que el concepto misterioso, claustrofóbico y temible de Scott se convirtiera en algo más contundente. Para bien o para mal, las decisiones de Cameron dotaron a la franquicia Alien de su identidad. Y lo hicieron, bajo la comprensión del poder de una historia que era mucho más que su monstruo capitular.

Cameron fue el primero en comprender que, aunque el monstruo alienígena sin nombre era lo más llamativo del argumento, no era lo más importante. O no al menos, al momento de especular sobre el poder de Alien como franquicia para dialogar con un público ávido de ciencia ficción. Con la premisa del monstruo incomprensible e indestructible que ya había utilizado en Terminator, Cameron dotó a Alien de ambición.

Para Scott, el peligro intergaláctico era retorcido, misterioso e inexplicable. Pero para Cameron, todo se resumía a una batalla por la supervivencia en un escenario cada vez más espectacular. Si en la actualidad la franquicia Aliens aún despierta interés es gracias a Cameron y su interés por lo humano en la saga. Más allá de un monstruo violento, Aliens es también la historia de quienes se le enfrentan y fracasan.

Aliens: el regreso, una batalla por sobrevivir 

Una de las grandes decisiones de Cameron en Aliens: el regreso, fue crear las condiciones para que el universo de la película creciera. Mientras Alien de Scott era una reflexión silenciosa y asfixiante sobre el terror, Cameron apostó a la acción.

Y lo hizo, con la consciente percepción de que la criatura alienígena creada por Giger era mucho más que un truco de cámara bien construido. Para Cameron, el alienígena sin ojos era una expresión sobre los confines del horror galáctico. De modo que abrió el esquema sobre su modo de vida, lo que podía hacer, su elegancia despiadada y en realidad, el tipo de enemigo implacable que podía ser.

También, analizó el hecho del elenco. En la película original, la conspiración corporativa, el miedo al diferente y el grupo de personajes en apariencia prescindibles, creó una heroína circunstancial. Ellen Ripley sobrevivió, pero solo porque fue la más ingeniosa y también, más consciente del peligro que debía atravesar.

Cameron se hizo la pregunta sobre qué hacía de Ripley un personaje capaz de enfrentarse a una criatura semejante y triunfar. Y con su Sarah Connor como modelo, creó una estructura de poder y habilidad que dotó al personaje de Sigourney Weaver de nueva dimensión.

Ya no se trataba de una sobreviviente aleatoria o accidental, sino de un personaje poderoso que utilizó el miedo como un arma letal. Ripley despertó de un sueño de 57 años, para descubrir que sus peores temores se habían hecho realidad. Y se enfrentó a ellos en medio de un escenario futurista y potente en el Cameron permitió a su personaje crecer a todo nivel.

Eso, a pesar de las críticas acerca de cómo Cameron abusó del recurso del instinto maternal de Ripley para llevar al personaje a sus mejores escenas. En la versión extendida de la película que se vendió en 1991 y en la que se incluye metraje editado, el mensaje es mucho más poderoso. Pero en especial, congruente con el desempeño del filme como secuela.

Ripley no es solo un elemento reconstruido para ser un enemigo poderoso de una criatura implacable, sino también es una madre. El corte del director incluye su relación con su hija, lo que hace comprensible (y más emocional) su comportamiento en el metraje.

Más interesante aún es el hecho de que Cameron dotó a Ripley de la misma dureza de hierro que tendría Sarah Connor más adelante. Entre ambas hay un hilo conductor: la noción de la existencia más allá de sí misma. Y en especial, un objetivo de lucha que humaniza al personaje por completo.

Aliens: el regreso, un triunfo de la ciencia ficción 

Mientras que Alien de Ridley Scott se volvió un clásico instantáneo gracias a su forma de manejar el horror, Cameron brindó a la secuela poder. Uno además que rompía el pesimismo de la película original para agregar urgencia.

Mientras los personajes de Scott morían uno a uno en rápida sucesión, los de Cameron luchaban contra el enemigo. La batalla llevó al argumento a un nuevo nivel y también a la percepción de que la saga Alien podría ser mucho más que una carnicería. Y aunque la película de Cameron de hecho lo es, es también una lucha futurista con personajes que intentan encontrar una forma de enfrentar el miedo.

Alien de Ridley Scott dejó la barra alta para cualquiera que tratara de emular su éxito. Cameron no solo logró, sino que además brindó a la ciencia ficción un momento radiante. Con Ripley batallando sin pausa por su vida, la de otros y al final por su redención abrió el paso a heroínas portentosas.

La combinación de ambas cosas convirtió a la secuela en un hecho trascendental. El nacimiento de una franquicia que incluso en sus peores momentos, rinde un entusiasta tributo al cine de género.

Lo que realmente hace que Aliens sea incluso mejor que su predecesor es cómo mantiene un punto álgido aparentemente imposible. Te sientes asombrado viendo la película, dándote cuenta de que las grandes expectativas que crea cada secuencia son invariablemente superadas, y por mucho que le asegures a tu mente que la siguiente escena no pueda superar a la anterior, todavía te asombra cuando invariablemente lo hace. Esta es la rara película en la que me encuentro suplicando un descanso en la acción, que no llega hasta que finalmente llegan los créditos. Cameron maneja todo esto, incluso cuando se enfrenta a la desventaja de tener que trabajar con elementos previamente familiares a la audiencia. Seamos realistas, ver a un alienígena salir de un ser humano por segunda vez no es ni remotamente tan impactante, como lo demuestran todas las entradas posteriores de la serie.

Aliens tampoco comparte el beneficio de poder revelar gradualmente lo que alguna vez fue una criatura desconocida (a la “Tiburón”). Al ver la película recientemente me di cuenta de que solo muchas de sus ilusiones se logran a través de la magia de la edición o por puro ingenio, como cuando varias de las criaturas atacan a los personajes, todo hecho con un solo traje Alien, generalmente ocupado por el mismo actor.

Es posible que los efectos especiales de Aliens no estén a la altura de los de las entradas más recientes de la serie, pero, después de todos estos años, la mayoría de ellos aún lucen excepcionales. Aliens representa el cine de acción en su máxima expresión, y no importa cuántas técnicas de vanguardia con las que Cameron haya trabajado en sus últimas películas, esta sigue siendo la mejor.

 


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