Esta semana leía una entrevista que le hicieron al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, en la que expresaba textualmente que las opciones que tiene Nicolás Maduro son: “Obtener exilio político, nombrar un candidato presidencial o ser detenido»; situación que evidencia su desconexión con la realidad, al insistir en una política equivocada.

Del lado de los ciudadanos se debe entender que el Mesías solo viene a ayudarnos, que nuestra participación personal para lograr el cambio es indispensable. Que cuando participamos en política lo hacemos por nosotros y los nuestros, no porque apoyamos a un líder sino porque luchamos por ese país ideal por el cual trabajamos cada día.

En una Venezuela en la que este “socialismo del siglo XXI” intervino más de 6 millones de hectáreas, en la que luego de 21 años de “revolución” solo funcionan 25% de las empresas manufactureras, en la que van 23 prórrogas del Decreto de Emergencia Económica, en la que producto de este modelo arcaico llevamos más de 2 años en hiperinflación; en esta “patria” donde los venezolanos comemos 6 veces menos pollo, 3 veces menos carne, menos de un tercio de los huevos que consumíamos per cápita anualmente, pero en la que  -quiero dejar claro- la caída de la producción agrícola se registró mucho antes de las sanciones; en esa Venezuela en la que tenemos dos gobiernos: uno real, autoritario e inútil, y otro igual, pero virtual.

Cuando se inició la llamada Mesa de Diálogo Nacional, decía que la política se mide por resultados, pero hoy en día la realidad es que ni la denominada “mesita” ni los que ofrecieron la salida de Maduro han logrado resultados.

Sin embargo, ambos extremos continúan en sus fantasías. Por un lado el G4 (AD, UNT, PJ y VP) sin cambiar la estrategia, sin hablar del cómo, sin rectificar realmente, afirma una vez más que este año sí salen de Nicolás; mientras Maduro dice, por enésima vez, que este año sí recuperará la economía. Lamentablemente, ninguno hace lo que tiene que hacer para lograr lo que vienen prometiendo durante años.

De nuestro lado, quiero ratificar que lo primero que tiene que cesar son los egos y las mezquindades, porque absolutamente todos, por muy distintas que sean nuestras visiones, somos necesarios para poder salir de esta tragedia en la que nos mantiene sumergido este régimen.

No puede ser que cada quien siga defendiendo su minúscula e insignificante parcela, sin importar cuánto daño le hace al país con ello. La necedad llega a tal nivel que algunos se autocalifican de «mayoritarios». Urge reflexionar o en su defecto dar paso a otros que sí queremos avanzar en la solución de los problemas que aquejan a la única mayoría que hay en el país, como lo es nuestro pueblo.

Si Guaidó quiere ratificarse como líder de toda la oposición tiene que desmarcarse de muchas cosas; comenzar a comportarse más como un estadista y no como líder de una parcela. Las recomendaciones están, ahora le toca a él hacer las cosas correctas.

Nosotros, desde Unidad Visión Venezuela, estamos decididos este año a apostar a la organización, para desplazar a los extremistas; basta ya de seguir desperdiciando el tiempo insistiendo en mantras, retóricas inútiles, creando falsas expectativas con fantasías de golpes, invasiones y el TIAR, que finalmente es lo mismo: crecimiento de la desesperanza, profundas frustraciones y aumento de la diáspora.

Estamos convencidos, además, de que debemos defender la Asamblea Nacional 2020 y luchar por el revocatorio 2021, constitucionalmente es lo que toca, esta es la única ruta real, lo demás es seguir vendiendo ilusiones. Pero, además, es propicia la ocasión para recordarles a los abstencionistas que el propio Departamento de Estado de Estados Unidos, en un video que recientemente difundió, ratifica que la única vía para lograr el cambio la tenemos nosotros y no es otra que a través del voto. Hay que luchar para lograr mejorar las condiciones electorales, ponernos de acuerdo para nombrar un nuevo Poder Electoral y otros entes necesarios para que regresen la autonomía y la democracia.

La fuerza que necesitamos es votar y defender el voto, no hay ninguna otra. El régimen lo sabe mejor que nosotros, por eso promueven la abstención.

En fin, disentir, dialogar, negociar y parlamentar, eso es política, no el sectarismo, la malcriadez y el odio del PSUV y el G4 opositor. Todos son iguales, los que se creen puros y los que se les denominan impuros, actúan igual al régimen que tanto criticamos.

En resumen, dialogar con tu adversario no es antipolítico, tampoco eso va a cambiar tus convicciones.

 

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