nuevos billetes
Foto: BCV

Es indiscutible, cada día que pasa en Venezuela, siempre nos depara una nueva sorpresa. Si estuviéramos en un país normal, estaríamos embarcados en un eterno aburrimiento, donde lo que importaría sería el desarrollo de algún campeonato deportivo, la vida íntima de un famoso o el desliz de un político.

Pero nuestra nación no se caracteriza por eso, hace tiempo dejamos de ser una patria normal, en el cual lo extraordinario se convierte en cotidiano. En la Venezuela de estos tiempos, hay que preocuparse por hoy, porque mañana vendrá otra dificultad. En fin, unos días atrás, salió publicado en las redes sociales y rebotado por varios medios de comunicación, la ampliación del cono monetario, con la emisión de billetes de la siguiente denominación: 200.000, 500.000 y 1.000.000 de bolívares.

Ante esa situación, no sabemos si hay que reír o llorar, porque estamos a la par de lo que fue Zimbabue, durante la presidencia de Robert Mugabe, a quien, por cierto, Hugo Rafael le concedió la Orden Libertador en su Primera Clase, junto con una réplica de la espada de Bolívar.

Para que podamos entender un poco esta nueva realidad, el nuevo billete de 1 millón de bolívares soberanos equivale a 100.000.000.000 bolívares fuertes y a 100.000.000.000.000 bolívares de los de antes, se leería 100 billones de bolívares. Es una cifra impronunciable. Lo peor del caso es que esta astronómica cantidad, es igual a unos 50 centavos de dólar, es decir, la pulverización del bolívar como signo monetario.

Hay que resaltar que esto es un logro de la revolución bolivariana, que en 13 años se realizaron 2 conversiones monetarias, eliminando 8 ceros de nuestra moneda, de los cuales 3 fueron con Chávez en 2008, cuando se creó el bolívar fuerte y 5 con Maduro, en el año 2018, cuando salió el bolívar soberano.

Dicha medida fue tomada para paliar un poco la escasez de efectivo, pero los dígitos para realizar cualquier operación, no hay calculadora que pueda abarcar tantos números, esto es un signo inequívoco de que estamos aún inmersos en una espiral hiperinflacionaria, donde el circulante no tiene ningún respaldo y el papel moneda vale más que su valor facial.

Este gobierno, en su actuar, lo que ha hecho es cometer todos los pecados que se deben evitar para el buen manejo de la economía de un país. Claro, hay que hacer la salvedad, que los ingresos petroleros han bajado exponencialmente y el gasto de la administración pública es exorbitante.

Tanto Hugo Rafael como Nicolás se dedicaeon en agrandar la nómina estatal para preservar sus clientes políticos, sin importar llevar a la ruina a todo un país, porque en el socialismo del siglo XXI la esclavitud se puso en nómina, cuando los trabajadores están devengando sueldos de 2 dólares al mes, mientras los jerarcas de la nomenclatura comen a la carta, viajan en primera clase, se mueven en carros de alta gama y cobran en dólares. Además, no hay que olvidar que el único índice que ha subido en este país en 21 años de revolución es el de la corrupción.

Por lo tanto, no importa cuántas velas encendamos, ninguna va a concedernos algún deseo, porque esta caricatura de gobierno lo que aspira es a preservar el control absoluto sobre las riquezas del país, concentrando todo el poder, ya que se han declarado enemigos de la libertad, sin importar la destrucción de la nación y la huida de más de 6 millones de compatriotas, que buscan nuevos horizontes para poder sobrevivir.

De verdad, cada vez que me siento frente a una computadora, hay momentos que me quedo en blanco, porque siempre digo lo mismo, critico lo mismo, es el mismo tema, que de verdad me tiene molesto, porque a veces tengo la sensación de que no hay solución, porque los idiotas hablan de cese de la usurpación y otra deficiente explica que vive de las contribuciones de los venezolanos. No me jodas.

No hay remedio, tanto la oposición como el oficialismo, creen que el venezolano se chupa el dedo y no se da cuenta de la realidad que le toca enfrentar. Los líderes que necesitamos no son aquellos que se pasean de un país a otro o se encarcelan para imitar a Nelson Mandela, no no no. Hacen falta hombres y mujeres que tengan conciencia de país, sentimiento de patria y proyecto de nación, los demás, son habladores de pendejadas. Por lo tanto, todos los políticos, sin distingo de ideología, emplean cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando el engaño y disfrazando los designios.

Hay momentos que ya no sé qué decir ni qué pensar, siempre se vive en alerta permanente en Venezuela. Tratan por todos los medios de que subsistamos anestesiados, pero ya muchos se han cansado de esta patraña revolucionaria, del dichoso bloqueo y del acoso de los vecinos, pura paja, ya que han provocado la peor debacle humanitaria en un país en siglo XXI. Solo se esmeraron en generar violencia, destrucción, acoso y encarcelamientos, como una forma de glorificar su revolución.

Por lo tanto, no es suficiente echar de menos a la democracia, hay que luchar por ella, ya que la libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor, debe ser demandada por el oprimido. Por lo cual tenemos que dejar de lado la utopía del redentor, que sacará a la nación del paradigma del pobre país rico.

El peor error que cometimos como nación fue abrazar a Hugo Rafael con su verbo encendido y que nos vendiera la utopía socialista, que nos llevó inexorablemente a una involución y al diseño de un futuro miserable, que se puede apreciar, cuando niños, mujeres y hombres, luchan por una bolsa de basura para poder comer. Sin olvidar, la profunda fractura política y social que sufre Venezuela, que se dilucida con violencia en la calle, con altos índices de criminalidad, en la cual la vida en primer lugar y los bienes en segundo lugar, no valen nada, absolutamente nada, todo esto, bajo la mirada proxeneta de los cuerpos de seguridad del Estado.

A lo anterior, hay que sumarle los apagones, el racionamiento del agua, la devaluación de la moneda, la inseguridad, el burocratismo ineficiente y corrupto, en eso sí somos una potencia. Lo antes mencionado refleja los fracasos de los integrantes de la élite bolivariana, que no es más que una colección de experiencias desoladoras.

Por lo tanto, como ciudadanos, debemos estar comprometidos con la verdad, porque jamás daña una causa justa, a pesar de que quieren imponer el silencio de los indignos, para que tengamos una sola visión, una sola opinión, una sola línea de acatamiento. A su vez, estar claros que el marxismo es un desastre probado. Y los marxistas lo saben. La historia elemental no es ningún secreto.

Por esta razón, debemos aspirar a conocer y defender la verdad y, en consecuencia, a combatir los errores que se le oponen. El socialismo y el comunismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, y la prédica a la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria. Esa es la existencia real de las cosas y por ello, como venezolanos debemos luchar para cambiarlas, sin violencia y en paz, pero con determinación.

 


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