Jamás pensé que nuestra lucha fuera a ser corta o fácil (…) El Estado era cada vez más fuerte y la policía más poderosa; sus métodos eran cada vez más desalmados, y sus técnicas más sofisticadas. La South African Defense Force estaba en plena expansión. La economía se había estabilizado y el electorado blanco se mostraba satisfecho. El gobierno surafricano tenía poderosos aliados en Gran Bretaña y Estados Unidos, y estos se mostraban conformes con el statu quo
Nelson Mandela – El largo camino hacia la libertad
El madurismo es una usurpación y criminalidad en el poder político cuyos amendrentamientos y abusos en contra de la mayoría de un pueblo ya no son suficientes para intimidar a un país que ha decidido luchar por su libertad.
Así vimos cómo el 9 de marzo de 2020 el régimen, desde horas de la madrugada de ese día, bajo la supuesta práctica de ejercicios militares «sorpresa» denominados en su conjunto con el remoquete de «escudo bolivariano 2020», llenaron a Caracas y todas la capitales del país de soldados y milicianos armados, quienes incluso acompañados de tanques de guerra intentaron de esa manera generar miedo e incertidumbre en la población, cuya dirigencia opositora había anunciado una concentración y marcha para el 10 de marzo con la finalidad de que la sociedad venezolana entregara en el Palacio Federal Legislativo un Pliego Nacional de Conflicto (1); como parte del inicio de una hoja de ruta de protestas políticas en este 2020.
Ante ese llamado de la lucha opositora, el régimen que solo ve golpes y amenazas por todas partes, que le han terminado robando el sueño a la cúpula madurista, es evidente que ya no puede dormir en paz. Y ante las supuestas acciones de «defensa» que ejecuta el madurismo, si algo está claro es la pérdida de apoyo del pueblo, que no confía ni en la propia Fuerza Armada, siendo esa una razón por la cual prefieren tenerla en reductos públicos de control, y hasta alejados de Miraflores como el caso de las tanquetas o tanques de guerra, porque en definitiva pareciera que están viendo en su propio rostro el fantasma de las imágenes del 4 de Febrero de 1992.
Si algo se logró este 10 de marzo -se entiende que se llamó a otra concentración para hoy, 12-3-2020- es que independientemente de las trabas que ejecute el madurismo para impedir que la población salga a protestar por sus derechos, exigiendo libertad para los presos políticos, cese de persecuciones y hostilidades contra quienes se opongan al régimen, así como la reivindicación de los derechos laborales en los cuales el salario fue expoliado, medidas contra la hiperinflación, exigir servicios públicos eficientes de agua, luz, gas y transporte, revitalización de la educación y la salud, fin de la explotación irracional del Arco Minero en respeto por la naturaleza y el hábitat indígena, recuperación de la industria petrolera, y disolución de los cuerpos (para)policiales como las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), junto con la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), o el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), es que todo ello pueda configurar un escenario que desemboque en la praxis de unas elecciones libres, justas y con suficiente validación nacional e internacional.
En tal contexto, que el madurismo haya arremetido con gases lacrimógenos a la multitud opositora que salió dispuesta a marchar en marcado rechazo ante la situación que vivimos, y que a su vez, una cúpula roja que ha perdido por completo la sindéresis, tenga nuevamente que recurrir al allanamiento del hotel donde se hospedaban los diputados de la Asamblea Nacional, y en mayor repudio atentar contra la libertad de tres de ellos, concretamente en la integridad de Zandra Castillo, Ángel Torres y Renzo Prieto, quienes fueron detenidos de manera arbitraria, y aunque los dos primeros fueron posteriormente liberados, el diputado Prieto aún se encuentra secuestrado por el madurismo, y tampoco podemos obviar que la diputada Castillo, que está embarazada, denunció que había sido tocada en sus partes íntimas (2). O sea, el madurismo se encuentra en tal estado de desesperación política que comete error tras error, sin importar a quién pueda llevarse por delante, porque ellos en su «razonamiento» solo tienen cabida para arremeter contra la dirigencia opositora, periodistas y cualquier forma de disidencia.
Si la oposición logra la cohesión absoluta, entendiendo que existe una parte muy radical que piensa que no es posible alcanzar acuerdos para unas votaciones, previo a la designación de una nueva directiva del Consejo Nacional Electoral que alcance un grado de aceptación en la propia sociedad, lo demostrado este 10 de marzo demuestra que ese día de supuestas elecciones, así sean únicamente parlamentarias, las mismas no serán una simple renovación del Poder Legislativo, sino que se convertirán en un referéndum revocatorio de facto para Nicolás Maduro. Allí debe estar el mensaje y hacer comprender a quienes todavía soportan esas dudas que esta es la vía más rápida que nos brinda la malograda Constitución para hacer de esos comicios el descalabro total de quienes usurpan Miraflores. La mentira es efímera, la verdad es realidad.