A través de la Fundación Estudiantes por la Libertad y a título personal (Antonieta Jurado), me quiero referir a una de las tantas detenciones arbitrarias que esperan justicia en Venezuela.

Se trata del caso de Villca Fernández, dirigente estudiantil y excandidato a diputado, cuyo pecado fue escribir un tweet a Diosdado, en el cual le advertía: “Tienes los días contados en el poder y muchas cuentas pendientes con la justicia… No te tengo miedo”.

Hoy, luego de 12 diferimientos y a pesar de haber sido pautado,el juicio oral y público fue nuevamente suspendido sin razón alguna. La audiencia fue pospuesta para el 12 de marzo.

Otra espera sin razón, mientras Villca se encuentra tras las rejas, en el Sebin. Su estado de salud es muy precario y amerita atención médica urgente. Entre otras dolencias, padece de bronquitis, problemas gastrointestinales, tensión alta, dolores de espalda, migraña y dolor en las articulaciones. Por eso, Amnistía Internacional, entre otras organizaciones, ha solicitado desde 2017 su traslado a un centro de salud y su liberación inmediata, sin condiciones, a lo cual el gobierno ha hecho caso omiso. Esto no puede esperar más.

Durante su detención, se le ha violado el derecho a la salud, al debido proceso y a la defensa, como lo establece la Constitución, y hasido víctima de repetidas torturas. No es justo que un joven tenga que pasar por tantas vejaciones, por el simple hecho de querer vivir en un país libre como al que aspiramos tantos venezolanos.

Vale la pena recordarle al Gobierno y a sus instituciones, como bien lo ha hecho el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos, que el Estado venezolano forma parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y que está violando todo lo que en él se prescribe.

La detención de Villca no tiene sustento legal. Se le dijeron unos cargos y en los expedientes aparecen otros. Actualmente es procesado por instigación al odio y divulgación de información falsa. Cabe preguntarse, quién instiga al odio.

Una vez más me uno a las tantas voces que exigen justicia y respeto a las leyes. Basta de violaciones a los derechos humanos. No es justo y no me cansaré de decirlo. Ya van dos años y 22 días durante los cuales Villca ha sido privado de libertad y su salud es delicada. Basta ya de tantos atropellos, es hora de que se haga justicia tanto para él como para el resto de presos políticos cuyos casos se encuentran en el limbo.

Antonieta Jurado


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