“Tun tun”. Unos fuertes golpes en la puerta de la casa interrumpen la tranquilidad con la que transcurría el almuerzo de la familia de Omar Lares, alcalde del municipio Campo Elías, Ejido, en el estado Mérida el domingo 30 de julio.

Nadie abre. Por el contrario, Juan, de 23 años e hijo del burgomaestre, se acerca al umbral para colocar los seguros, en un intento en vano por aumentar su resguardo. Como respuesta, los uniformados, en lugar de calmarse, proceden a disparar para destrozar los cilindros e irrumpir, pues ya saben que adentro hay gente.

Toca pensar en la huida, por lo que la familia se divide en dos grupos: Ramona, esposa y madre, emprende una corrida por la parte de atrás de la vivienda junto a Jesús, su otro hijo, de apenas 13 años.

Un poco más atrás, Omar y Juan hacen lo propio, subiéndose por los techos de las casas adyacentes en su intento por escapar. Pero uno de ellos fracasa: Juan es interceptado por agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que lo detuvieron en el acto.

“Lo esposaron, arrodillaron y rociaron gasolina. También le pegaron con una pistola en la nuca. Todo lo hacían porque querían saber del paradero de mi esposo”, recordóRamona de Lares en declaraciones a El Nacional Web. 

Relató que luego de la aprehensión, solo supo que a su hijo lo subieron en un vehículo y lo trasladaron a Caracas, adonde llegó en horas de la noche para ser posteriormente recluido en El Helicoide, sede del Sebin en la capital.

Desde entonces, madre e hijo solo pudieron verse en una ocasión, el 15 de agosto por poco más de diez minutos, cuando gracias a gestiones de la Cancillería de Colombia —el muchacho posee la nacionalidad colombiana— consiguió acceder a la prisión acompañada de funcionarios de esa institución diplomática.

“Mamá, sácame de aquí”, fue lo primero que le pidió el muchacho a su mamá durante la visita, en la que Ramona pudo constatar que su hijo lucía delgado y tenía la piel amarillenta por la falta de sol. “Se lo veía fuerte emocionalmente”, recalcó.

Secuestrado por el Sebin

Casi un mes después de su detención, a Lares no le han imputado delitos ni lo han presentado ante tribunales. Su madre, de hecho, denunció que acudió al Ministerio Público en Caracas y Mérida, así como a la Defensoría del Pueblo, y en ninguna institución reportan expedientes referentes a su hijo.

Todo ello ocurre pese a que el artículo 44 de la Constitución establece que los ciudadanos que sean detenidos deben ser presentados ante la justicia en un lapso no mayor de 48 horas.

“Lo tienen como rehén. Es una medida de presión para que mi esposo se entregue”, sospechó Ramona, quien no duda de calificar el hecho como un secuestro.

De hecho, la madre aseguró que su hijo no milita en ningún partido político y además jamás participó en manifestaciones, pues se mantenía al margen de las actividades de su padre.

Y es que Juan incluso pasó un tiempo en Bucaramanga, Colombia, adonde exploró posibilidades de vivir y trabajar como modo de escape a la crisis venezolana, pero prefirió regresar al considerar que no había mejor lugar que su patria.

El Sebin, sin embargo, mostró fotografías en las que Juan aparece con cinco morteros y un escudo para presuntamente atacar a cuerpos de seguridad en el contexto de manifestaciones contra Maduro.

“Son un montaje. Juan es apolítico”, defendió su madre.

Lucha desde el exilio

Mientras su hijo Juan permanece preso en El Helicoide, Omar Lares, alcalde de Campo Elías, se mantiene en el exilio, específicamente en Colombia, de donde no puede regresar debido a que sobre él pesa una orden de captura luego de ser acusado por el gobierno de Mérida ser “responsable” de financiar la logística de “los terroristas que asediaron” Ejido. También fue acusado por el Tribunal Supremo de Justicia de permitir el cierre de vías en su municipio durante las protestas y lo ordenaron no hacerlo o incurriría en un desacato que lo llevaría a prisión.

Aunque permanecen separados, la familia insiste en que está unida, y que el delito que cometieron fue convertirse en una piedra dentro del zapato del gobierno por ser “gente de bien”.

La calle es la salida

A criterio de De Lares las protestas contra Maduro tras la asamblea nacional constituyente mermaron debido a la represión y asesinato impune contra los ciudadanos.

Aun así insistió en que es la manera de conseguir la salida del gobierno. “Hay una dictadura que tortura a la gente”, criticó.

En ese sentido, rechazó que la oposición se haya inscrito para las elecciones regionales, pues considera que aún ganando las 23 gobernaciones, los mandatarios correrían el riesgo de ser apresados o perseguidos.

Fustigó que sea el actual Consejo Nacional Electoral el que cuente los votos de la contienda. “¿Los vamos a legitimar? Entonces dirán que hay democracia”, adelantó.

“En lugar de eso hay que defender los espacios que ya se han conquistado, así como a los alcaldes y a los presos políticos”, recomendó.

Y pidió analizar qué errores cometió durante cuatro meses de manifestaciones, para corregirlos y reemprender la lucha. “Alguien tiene que escucharnos”.


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