En las caras de los familiares de los presos políticos se refleja sufrimiento, angustia e incertidumbre, pero jamás miedo o cansancio. Estas personas luchan sin detenerse para que se haga justicia en medio de un escenario complicado y sin garantías: las cárceles de Venezuela. 

El 18 de julio, en el marco del Día Internacional de Nelson Mandela, la Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia realizó el foro Todos por Venezuela, que abordó el tema de los presos políticos en el país de la mano de sus familiares más cercanos.

En el evento se recalcaron las paupérrimas condiciones en las que se encuentran los centros penitenciarios en Venezuela y la violación de los derechos que sufren los detenidos dentro de las instalaciones.

Carlos Daniel Moreno, abogado, explicó que su objetivo principal es la liberación de todos los presos políticos injustamente encarcelados, que viven en medio de la zozobra al ser víctimas de la desolación y la tortura de las cárceles.

Moreno también recordó la represión que hubo en las manifestaciones de los años 2014 y 2017 y cómo, a su juicio, las fuerzas militares del país se alzaron en armas y traicionaron a su pueblo bajo las órdenes del gobierno.

Otra de las voceras principales del foro fue Bony Pertinez, esposa del preso político Iván Simonovis,  que fue sentenciado a la máxima pena en Venezuela de 30 años, por los sucesos de abril de 2002.

En su discurso, Pertinez explicó lo que catalogó como el injusto caso de detención del ex policía y los atropellos que han sufrido junto a él sus familiares desde que le asignaron casa por cárcel.

La prohibición de declarar y participar en política, de atenderse con su médico de confianza y de recibir visitas sin requisas son algunas de las medidas cautelares a las que está sometido Simonovis, por actuar de acuerdo con sus principios y proteger a los venezolanos en un día en que la tiranía reinó en Caracas.

De igual modo, se presentó uno de los casos de detenciones políticas más recientes, el del teniente coronel Henry Medina, privado de libertad desde el 2 de marzo de 2018.

Con la frente en alto y con una foto de su esposo en mano, Leonela Difuri dijo que su objetivo es hacerle entender a la comunidad que hoy en día existen muchos militares que están detenidos y que son torturados en la cárcel de Ramo Verde.

Aseguró que su esposo fue detenido arbitrariamente, pues no existen pruebas judiciales que inculpen a Medina e informó que en Ramo Verde sí hay hacinamiento y cada día entran más militares.

“Mi llamado es a que nos unamos los buenos y saquemos este país adelante”, concluyó Difuri.

Los familiares narraron historias que muestran que pensar distinto y actuar de acuerdo con los valores morales se paga caro en Venezuela y que las cárceles se han vuelto centros de tortura en los que el gobierno busca quebrar el espíritu luchador de aquellos que creen en una Venezuela diferente.

Cada día más inocentes son detenidos injustamente y son sometidos a castigos inhumanos. Sin embargo, todavía existe un grupo de personas que lucha incansablemente para acabar con la injusticia y sacar de allí a quienes se encuentran recluidos bajo la díficil situación de las cárceles venezolanas.


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