Con promesas de depósitos bancarios, de bonos de alimentación, adquisición de juguetes y regalos a través del carnet de la patria, el PSUV movilizó a los votantes, como ya lo ha hecho en otras oportunidades, para que participaran en las elecciones municipales. Sin embargo, en esta ocasión dirigentes y candidatos del chavismo hicieron los ofrecimientos sin ni siquiera guardar las formas.

“Todo nuestro pueblo, con lealtad y con la mirada puesta en el futuro, que  lleve su carnet de la patria. Es muy importante que se lea en las afueras de los centros de votación el código QR», dijo Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación. Informó que la verificación era una manera de detectar y determinar el despliegue de los electores.

Para lograr ese objetivo, los militantes del partido oficial se apostaron frente a los centros de votación de Libertador. Una representante del punto rojo que no quiso identificarse aseguró que estaba allí para cumplir la orden de Nicolás Maduro de verificar que todos los electores chequearan los carnets de la patria.

“El carnet de la patria es para revisar los movimientos de todos los venezolanos”, señaló una representante del PSUV a pocos metros del Colegio Experimental Venezuela.

Al ser increpada por la cercanía del punto al centro de votación respondió: “No estamos incumpliendo la ley. El Plan República delimitó las distancias. Estamos donde debemos estar”.

Episodios como ese se repitieron en cada centro electoral. Sin embargo, no todos los simpatizantes del oficialismo estaban contentos con ese mecanismo que calificaron de control. “Camarada, yo tanto que critiqué a los adecos y los copeyanos y mira como estamos. El carnet de la patria es un control total, ahora tenemos miedo de votar libremente. Tantos controles y uno no tiene qué comer. Viviendo en el barrio me daba el gusto de invitar a mis amigos a comer camarones al ajillo, churrasco, pasticho y ahora no tengo qué comer en Navidad”, expresó frente al Colegio Andrés Bello una electora que se define como chavista disidente, pero no dio su nombre porque teme ser discriminada por el gobierno como lo hace con la oposición.

Nicmer Evans, en calidad de candidato por ese municipio, criticó que miembros del PSUV se colocaran frente a los centros de votación y que además pidieran el carnet de la patria. El dirigente se acercó a un punto ubicado cerca del Colegio 7 Estrellas y reprochó su presencia en el lugar. “Ustedes tienen que tener conciencia de que esto es una irregularidad”, indicó.

También denunció el nuevo modo de operar de los militantes del partido oficial: “Ahora le cambian el color al toldo y las personas no usan las franelas identificadas con el PSUV. Pero lo peor es que se encuentran ubicados a menos de 15 metros de los centros de votación”.

Foto: Omar Véliz

Con votos y sin arepas

El centro electoral  ubicado en la Universidad Simón Bolívar, que fue reubicado en las elecciones regionales, regresó a su lugar de origen en Sartenejas. Entre las 10:30 am y las 11:30 am, la afluencia de electores era mínima. La única cola era la que hacían aproximadamente 30 personas para  registrar el carnet de la patria luego de votar, en un punto rojo improvisado en un pasillo de esa casa de estudios.

“Míralos haciendo esa cola. Es que ayer llegaron las bolsas CLAP. Yo no me voy a sacar el carnet de la patria. Ellos no entienden que hoy hay comida y mañana hambre”, manifestó una votante de la tercera de edad.

Tres mujeres con carpetas en las que también anotaban a los portadores del carnet se alejaron de esa cola. “No voy  a seguir entregándoles arepas a los electores. Los que lleguen ahora que almuercen en su casa. Las arepas que quedan son para los motorizados y camioneteros que están trasladando a la gente”, señaló una de ellas. Las dos restantes reaccionaron con asombro. En ese mismo momento llegaba a la USB una camioneta con el afiche de la candidata del PSUV pegado en una de las ventanas, de la que se bajaron no más de cinco personas.

El traslado de los votantes del oficialismo fue un patrón que se repitió en el municipio Baruta. Mientras votantes de Santa Rosa de Lima –en su mayoría de la tercera edad– que fueron reubicados a La Minas debieron pagar buses y caminar cerca de un kilómetro para llegar al centro electoral, el PSUV utilizó jeeps, también adornados con afiches de la candidata oficialista, para llevar a votar a las personas.

Al bajarse de los vehículos eran guiadas hasta la puerta del centro de votación que estaba a menos de 100 metros del toldo, donde al salir les solicitaban el carnet de la patria. En ese callejón, la música de Alí Primera y cantos proselitistas sonaron todo el día, pese a que la ley electoral lo prohíbe.

En la Universidad Bolivariana de Venezuela en Los Chaguaramos, que sirvió de centro de votación, el toldo donde se chequeaba el carnet de la patria estaba dentro de la sede. A las 11:00 am un hombre y una mujer que salían de votar fueron llevados por integrantes de la Milicia para que registraran el documento, con el cual les darían un bono navideño de 500.000bolívares.

Las colas para verificar

En la Unidad Educativa Dr. José de Jesús Arocha, en Petare, las personas que llegaban podían entrar directo porque, a diferencia de procesos anteriores, en esta ocasión no se formaron colas y nadie debió esperar afuera.

Sin embargo, a menos de 20 metros del centro, en la plaza El Cristo, la situación era completamente distinta. Decenas de personas que ya habían votado hacían largas colas para poder verificar sus carnets de la patria en unos toldos rojos, llenos de propaganda del candidato del PSUV.

En cada toldo había cuatro personas que se encargaban de pedir los carnets a los electores. En estos puntos no se estaba escaneando el código QR de los plásticos, solo se tomaban los datos y se escribían en hojas rayadas.

“Vine a cumplir mi deber y ahora espero que verifiquen mi carnet. Lo que queremos es que nos acomoden un poco el país. Espero que el que resulte electo se porte bien, esto está muy feo”, afirmó Murilia Toro.

Mientras esperaban, un camión rojo circulaba por la redoma haciéndole propaganda al candidato chavista.


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