Magallanes y Margarita cerraron el jueves un acuerdo complejo de analizar a simple vista. El pacto, que incluyó a cinco peloteros, tuvo como figuras principales al pitcher Omar Poveda y al jardinero Frank Díaz.

Los turcos se mantuvieron en lo escrito en su bitácora. A comienzos de año, se plantearon la necesidad de conseguir lanzadores venezolanos con experiencia, que pudieran trabajar sin restricciones y estar presentes hasta el final.

Ha querido la gerencia de los Navegantes combatir de ese modo lo sucedido en la temporada pasada, en la que el staff dependió mayormente de prospectos o de extranjeros, siendo que los primeros terminaron su desempeño muy temprano y los segundos jamás garantizaron lo que el cuerpo técnico pedía.

Poveda se convierte en otro abridor potencial para esta y futuras campañas. Se reportó tarde a los insulares, pero cumplió como relevista e iniciador, las veces en que fue llamado a la acción.

El serpentinero entregado por él, Henry Centeno, llegó a ser bien considerado en Valencia, con excelentes números en las Menores, pero su carrera se descarriló hace algún tiempo y terminó en una liga independiente de Japón.

Se entiende que aquí la pieza principal para los orientales es Díaz, aunque el patrullero ha dejado de ser una referencia ofensiva en la LVBP e incluso en México, dónde llegó a ser campeón de la competencia de jonrones en su momento más productivo.

El veterano outfielder ni siquiera ha formado parte del roster de los bucaneros en la mayor parte de la zafra actual. Ni él ni Centeno dieron contribuciones apreciables para que la nave se colara a la segunda casilla de la tabla. Para los filibusteros, hay muy poca pérdida aquí y la ganancia incluye a dos jóvenes ligamenoristas de futuro todavía incierto, porque falta ver si desarrollaran suficiente capacidad ofensiva: el paracorto Ángelo Castellano y el catcher Carlos Gallardo.

Causa intriga este movimiento en la isla. No porque a los neoespartanos les sobren los maderos con experiencia. Por el contrario, parece una necesidad insular el tener que reforzarse con pateadores de fuste para el resto de la eliminatoria. El punto es que este convenio se parece mucho al que les llevó a adquirir a Jhony Celis entregando a los Tiburones de La Guaira a Eugenio Palma, un joven zurdo y ponchador.

Celis también participó en una liga independiente japonesa, últimamente con registros discretos, y parecía ya ido de la pelota profesional local. Incluso, esta misma semana fue removido del roster de su nueva organización.

Ambos canjes sucedieron después de que Jesús Montero fuera puesto en el mercado por los Cardenales de Lara. Una fuente gerencial de los pájaros rojos asegura qué los margariteños declinaron adquirir a Montero, el bateador con más presente y mayor potencial entre todos los negociados en los últimos dos meses, con el argumento de que al tomar a Celis ya habían satisfecho su necesidad de ofensiva.

A lo mejor los crepusculares habrían tomado a Poveda y al par de jóvenes que hoy son magallaneros, para entregar al ex prospecto de los Yanquis de Nueva York. Y quizás haya razones ocultas que llevaron a concretar esta transacción, el tipo de motivaciones que a veces fuerzan a una novena a poner a una de sus fichas en el mercado. Como pasó con Montero.

@IgnacioSerrano | www.elemergente.com


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