La elección de Nayib Bukele como presidente de El Salvador representa otro golpe para el gobierno de Nicolás Maduro, pues es la pérdida de otro aliado en la región.

Distanciándose de la política de Salvador Sánchez Cerén, su antecesor y uno de los cinco mandatarios que asistió a la toma de posesión del venezolano el 10 de enero, el nuevo gobernante lo considera un dictador. Así lo expresó en un tuit que publicó el 23 de enero tras la juramentación de Juan Guaidó:“Dictadores como Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando en Honduras, jamás tendrán ninguna legitimidad, porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos. Dictador es dictador. De ‘derecha’ o de ‘izquierda”.

Guaidó felicitó a Bukele por Twitter. “Nuestro país está listo para concretar pronto una nueva etapa de relaciones, basadas en la colaboración y observación de los más altos valores democráticos”, escribió el presidente de la AN.

Nayib Bukele alcanzó su objetivo de gobernar el país con la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional, después de dedicar seis años de su vida a la política local como alcalde de la mano del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Con una acentuada ambición política, fue expulsado del FMLN, pero su insistencia le permitió hacerse un hueco en GANA, partido completamente opuesto al que lo llevó a ser alcalde, primero de Nuevo Cuscatlán (2012-2015) y posteriormente de San Salvador (2015-2018).

Las discrepancias con la cúpula de la formación de la ex guerrilla terminaron con su expulsión en 2017, cuando fundó Nuevas Ideas, movimiento que trató de legalizar como partido político, pero no cumplía las exigencias de la Ley electoral. Tras ese intento frustrado, buscó espacio en el Centro Democrático para presentarse bajo su bandera a las elecciones presidenciales, pero el partido fue cancelado tras no alcanzar al menos 50.000 votos válidos en las legislativas de 2018. En el último minuto, el ahora presidente electo optó por la única posibilidad que le quedaba: tratar de buscar la presidencia apoyado en GANA, cuya cúpula le tendió el puente para llegar a la otra orilla, la Casa Presidencial, el próximo primero de junio, cuando será nombrado oficialmente presidente del gobierno salvadoreño.

Bukele, quien en 2016 aseguró que no buscaría la presidencia del país con los partidos de derecha, dejó de lado su ideología política, según él de izquierda, para competir en las elecciones cobijado por una organización política fundado en 2010 como resultado de una división al interior de la Alianza Republicana Nacionalista, Arena.

Entre los fundadores de GANA están el ex presidente Elías Saca (2004-2009), encarcelado por corrupción, y el ahora diputado y segundo vicepresidente de la Asamblea Legislativa, Guillermo Gallegos, que se opone al aborto y aboga por la instauración de la pena de muerte y el paramilitarismo para combatir las pandillas.

El ex alcalde, nacido en San Salvador el 24 de julio de 1981, dijo en repetidas ocasiones, antes de alzarse con el triunfo, que si llegaba a la presidencia gobernaría con independencia de GANA y que la dirección de esa formación no intervendrá en sus decisiones, algo que no comparte Gallegos.


Resultados

“Ganamos en primera vuelta y hemos hecho historia”, expresó Nayib Bukele, quien era favorito en todas las encuestas, aunque se dudaba de que pudiera obtener el 50% más uno de los votos necesarios para evitar un balotaje. Su triunfo puso fin al tradicional bipartidismo de izquierda y derecha que gobernó El Salvador en las últimas décadas. El nuevo presidente obtuvo 1.388.009 votos (53%), El segundo lugar fue para Carlos Calleja, de Arena, con 831.726 votos (33,77%), mientras que el candidato del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Hugo Martínez, quedó en tercer lugar con 377.404 votos (14,41%).


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