En Venezuela se ha instaurado un sistema “antidemocrático y antihumano”, asevera Michael Camilleri, ex funcionario del Departamento de Estado durante el gobierno de Barack Obama y ex director de Asuntos Andinos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.  Aunque no cree que un país en colapso como Venezuela sea una amenaza para Estados Unidos, considera que la comunidad internacional acompañará la decisión que tome la oposición de participar o no en unos comicios que “no serán más que una farsa”.

Camilleri  trabajó como especialista en derechos humanos en la Organización de Estados Americanos y hoy forma parte del Diálogo Interamericano, un grupo de pensamiento enfocado en la relación de Estados Unidos con el resto del continente.

¿Qué papel puede desempeñar la comunidad internacional en la solución de la crisis venezolana?

—Veo a la comunidad internacional cada vez más unida y convencida de la gravedad de la crisis. Cada vez más preocupada por la situación que viven los venezolanos y poco a poco dispuesta a emprender acciones concretas para presionar al gobierno a tomar un camino distinto. Inicialmente fue Washington y con el tiempo se sumaron países del continente a través del Grupo de Lima, y últimamente también la Unión Europea no solo con declaraciones de condena a ciertas medidas del gobierno, sino también con sanciones contra individuos asociados con el régimen. Hasta allí lo veo bastante positivo, pero no ha tenido el impacto que se ha querido.

—¿Las sanciones son el mecanismo más idóneo para estimular el cambio de actitud del gobierno o el cambio de gobierno?

—El cambio de gobierno va a venir de los venezolanos. No podemos sobreestimar el papel que puede desempeñar la comunidad internacional, pero creo que sí puede ejercer un rol importante en apoyar la ayuda humanitaria, lo que no le ha sido permitido, y tomar decisiones para aislar diplomáticamente y presionar a figuras corruptas, si fuera necesario. Serían sanciones dirigidas contra individuos y tienen que ser bien calculadas y pensadas, teniendo en cuenta ventajas y desventajas. El gobierno ha tomado un camino antidemocrático y antihumano, por lo que es necesaria la aplicación de  ese tipo de sanciones.

—¿Cuáles son los intereses de China y Rusia en que se mantenga el estatus quo en el país?

—El gobierno venezolano es un aliado de ambos países que tienen un interés en la preservación del actual régimen. En el caso de China el interés es más económico por el nivel de endeudamiento del gobierno, en el de Rusia los objetivos son más políticos. Si Pekín tuviera la certeza de que sus intereses serán protegidos y respetados en una transición democrática, podría estar abierto a esa eventualidad, pero no lo veo ni interviniendo muy activamente para evitar ese tipo de transición ni  acompañando medidas de presión contra Maduro. Si estuviese dispuesto a hacerlo sería muy importante, porque el apoyo chino ha sido el salvavidas económico. En el caso ruso, la inversión es mucho más baja, pero opera de manera muy oportunista, aprovechando el aislamiento del país para posicionarse como uno de los pocos amigos del gobierno, y tratando de explotar la situación como el apoyo de un país aliado en América del Sur para avanzar en sus intereses.

—¿Es Venezuela un real peligro para Estados Unidos en vista de los supuestos nexos con Hezbolá y con el narcotráfico?

—La palabra amenaza es un poco fuerte para lo que es la realidad de un país en colapso y con cada vez menos poder económico, militar y diplomático. Así que hablar de Venezuela como amenaza para Estados Unidos no es consistente con la realidad, pero sí hay preocupaciones en Washington y el tema del narcotráfico claramente es uno, la presencia y posibles vínculos de miembros del gobierno con Hezbolá también es algo que le va a seguir interesando.

—¿Ve factible la posibilidad de sanciones petroleras de Estados Unidos contra Venezuela?

—Eso ha estado en discusión, pero no lo veo a corto plazo. El nivel de importación de petróleo de Estados Unidos proveniente de Venezuela está bajando y la propia producción del país está descendiendo sin necesidad de ninguna acción estadounidense. Hay razones de política exterior e interna para no tomar esa medida, así que a corto plazo no esperaría que ocurra, pero sabemos que ha estado sobre la mesa y podría seguir estando.

—El economista Ricardo Hausmann planteó la posibilidad de una acción militar como resultado de una coalición en la región para rescatar a Venezuela. ¿Cuál es su opinión?

—Cualquier acción en ese sentido tendría que constituirse dentro del derecho internacional. Hay una doctrina en Naciones Unidas de la responsabilidad para proteger y esa responsabilidad es del gobierno de Venezuela de proteger a su propia gente. Si no está cumpliendo con eso, la comunidad internacional tiene una responsabilidad para hacer algo. Eso no implica una intervención militar, sino acciones humanitarias o diplomáticas y eventualmente, como fue en el caso de Libia, podría incluir acciones de naturaleza militar, siempre y cuando se cumplan los requisitos del derecho internacional como la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Así que hay un largo camino antes de pensar en ese tipo de  medidas extremas y para llegar allí se debería pasar por el proceso previsto por el derecho internacional.

—¿Cómo cree que la comunidad internacional observa las elecciones en Venezuela en las actuales circunstancias?

—La comunidad internacional ve el tema con mucho realismo por el contexto manipulado de las últimas elecciones en Venezuela y entiende que tanto la fecha de las elecciones, las inhabilitaciones de candidatos y partidos, la composición del CNE,  la falta de observación internacional y una serie de condiciones de ventajas para el gobierno hacen que muy difícilmente esas elecciones sean libres, transparentes y justas. En ese sentido, la comunidad internacional acompaña los intentos de la oposición de conseguir unas condiciones mínimas para ir a elecciones en una situación más aceptable.

—¿La comunidad internacional preferiría que la oposición intente mejorar las condiciones o  que diga “no participo con esas condiciones?”.

—Sobre eso hay opiniones diversas como las hay en la oposición venezolana, pero me parece que finalmente buena parte de la comunidad internacional acompañará la decisión que tome la oposición porque entiende la dificultad de ir a elecciones en las condiciones impuestas por el gobierno y que esos comicios no serían más que una farsa. Si bien hay posturas diversas, si la oposición determina que no puede participar porque el gobierno no cede en nada, no creo que vaya  haber una condena de parte de la comunidad internacional.


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