Héctor Silva Núñez reconoce que su vida cambió, pero quiere mantener los pies sobre la tierra y seguir desarrollando su carrera como cineasta. Su último cortometraje, El destetado, fue seleccionado para ser proyectado en el Festival de Cine de Toronto, uno de los 10 más importantes del mundo, en el que competirá en la sección de cortos.

Nacido en Cabimas y egresado de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, el director, que cumplió 30 años de edad el 6 de agosto, no deja que la alegría opaque su búsqueda artística: “Ha sido una sorpresa muy grande. Entiendo que se me pueden abrir muchas puertas, pero debo ser inteligente”, señala quien en 2015 presentó en la sección estudiantil del Festival de Cine de Cannes el cortometraje Anfibio.

El destetado narra la historia de Jairo (Alberto González), un joven wayú acomplejado porque nació sin pezones, así que busca el modo de practicarse una operación que modifique su cuerpo. “Él se siente incompleto desde el punto de vista de su masculinidad”, refiere Núñez Silva.

El relato surgió a partir de un guion de largometraje que escribió para graduarse en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba, con el que quería explorar la variedad cultural del Zulia. Luego de la graduación, decidió tomar uno de los personajes y desarrollar su historia en un corto.

“Pasé un año y medio tratando de terminar el guion, quería que quedara lo mejor posible. No era una narrativa fácil porque atraviesa muchos temas”, indica, y agrega que tardó nueve días en filmarla en Sinamaica, capital del municipio Guajira, en Zulia.

El formato del trabajo continúa siendo uno de los más destacados en el cine nacional. Al respecto, el crítico de cine Sergio Monsalve afirma: “Los cortometrajes venezolanos siguen siendo una carta de presentación. Constituyen un terreno para el desarrollo de propuestas retadoras y alternativas, y más en esta etapa tan difícil, porque no hay dinero”. El periodista recuerda que el género ya es, de hecho, una tradición. Menciona casos como Reverón, de Margot Benacerraf, y Los elefantes nunca olvidan, de Lorenzo Vigas.

De momentos difíciles puede hablar Roberto Gutiérrez, quien en medio de las protestas de 2017 dirigió Lucy, finalista en el Festival de Cine de Shangai y que se estrenará mañana en el Chinese Theater de Los Ángeles. Durante el rodaje, que realizó durante cinco días en Caracas, quedaron registrados sonidos de detonaciones de lacrimógenas y gritos de manifestantes. “Era complicado, a nivel de producción, llegar a las locaciones”, relata el director de 35 años de edad.

Lucy es la historia de un sonidista solitario que graba en secreto a su vecina. A través de efectos de sonido, el hombre reconstruye los ruidos de su vida. En calidad de coautor participó el narrador venezolano Héctor Torres, quien indica que le interesó el personaje porque es una especie de voyeur, un estereotipo que puede tener vinculación con un escritor. “Yo tengo ese placer por ver vidas ajenas. Para mí estar en la calle es preguntarme por la vida de la gente que se encuentra a la vista”, dice.

El corto nació luego de que Gutiérrez contactara a Torres con la idea de hacer un largometraje. Del proyecto inicial tomaron al sonidista y desarrollaron la narración de Lucy, protagonizada por Eloísa Maturén y Luigi Sciamanna, quien además interpretó a un cirujano en El destetado.

El director, cuya experiencia principal ha sido en la publicidad, espera culminar la película que escribió junto al autor de Caracas muerde y ya tiene previsto proyectar Lucy en otros tres encuentros: el HollyShorts Film Festival, el Festival Internacional de Cine de Monterrey y el New York Latino Film Festival.

Monsalve insiste en que los cortometrajes venezolanos requieren de espacios para su difusión. Una de las pocas ventanas con la que cuentan es Youtube. “Yo lamento que una iniciativa como ‘Venezuela en corto’ haya sido desasistida”, critica. Recalca que hay producciones como Ramón de Hernán Jabes que, aunque tal vez no son muy conocidas, tienen mucha importancia. “Yo invitaría a las nuevas generaciones a que aprovechen el formato y a golpear las estructuras de poder”, concluye.


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