Según Francisco Tagliaprieta, presidente de la Federación Nacional Avícola de Venezuela, entre 2002 y 2012 la industria experimentaba un momento de gloria. Un crecimiento del 2% interanual y «no se importaba un solo huevo». Los venezolanos comían 42  kilos de pollo y entre 160 a 223 huevos cada año, se anunciaba en una reunión entre el entonces ministro de Alimentación, Carlos Osorio y Fenavi para «garantizar la distribución» por medio de alianzas entre entes públicos y productores privados. 

La realidad cambiaría en apenas año y medio, con la reducción de las importaciones de alimentos, pollitas bebé y huevos fértiles,  que debía importar el Ejecutivo Nacional. Las estadísticas de Comercio Exterior publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas revelan que desde 2013 se dejaron de importar insumos, alimentos y medicinas, y no desde las recientes sanciones económicas de Estados Unidos.

Osorio fue considerado responsable de las irregularidades en la importación de alimento durante su tiempo frente a la cartera, de 2010 a 2013, y después en 2015. Reapareció en la palestra pública en junio de 2017 cuando fue nombrado frente al Ministro de Despacho de la Presidencia, siendo sustituido el 21 de septiembre por la constituyente y exgobernadora de Cojedes, Érika Faría.

Caen importaciones, se elevan precios

Mientras 2012 año cerró con 20 millones de gallinas ponedores que permitían producir 1,3 millones de cajas de huevos (de 360 unidades) por mes, que permitían distribuir 10 mil toneladas métricas de pollo a redes estatales, Fenavi adelantaba un plan de expansión para reducir importaciones de esta proteína. Productores empezaron a revelar que realizaban sacrificios de gallinas ponedores y reproductoras por la falta de alimento, produciendo una caída en la disponibilidad de huevos y pollo, lo que disparó los precios. 

La respuesta oficial, anunciada por el entonces vicepresidente Jorge Arreaza en noviembre de 2015, fue regular el precio del cartón de huevos de 30 unidades en 420 bolívares, pagando un subsidio de 250 bolívares mientras se añadía la exoneración por tres años al sector del pago del impuesto sobre la Renta (ISLR). Comisiones militares trataron de impedir que se vendiera por los 1.200 bolívares por el que se expandía entonces.

Los resultados fueron una pérdida estrepitosa en los inventarios. Solo en marzo de 2016 se perdieron casi 4,5 millones gallinas ponedoras mientras la producción de huevos bajó de 15,7 millones de cajas a solo 7,8 millones. Ese mismo mes de un año antes los productores zulianos denunciaron que producción de pollo cayó 35%, usando un alimento de mantenimiento para evitar casos de canibalismo y muerte por inanición.

Para julio de este año, la cantidad de gallinas ponedores es apenas la mitad que cuando Maduro se encargó de la presidencia en diciembre de 2012, pasando de 20,5 a 10,6 millones de aves, mientras que las reproductoras sufrieron más, al pasar de 10,6 a 4,3 millones, casi 60% menos en menos de cinco años, lo que además implica un total de 16 millones de animales sacrificados por las difíciles condiciones para su cría, reproducción y aprovechamiento.

El Nacional encontró que el precio de los huevos subieron 2.400% desde los 1.200 bolívares a los actuales 30 mil, en apenas dos años.


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