En la revista médica del día miércoles, Martín Carballo, coordinador de la consulta de VIH en el HUC, atendía a un hombre de 36 años de edad que le manifestaba que desde 2004, cuando le diagnosticaron el virus, jamás había tenido una complicación. Desde diciembre interrumpió los fármacos y ahora tiene una infección en el sistema nervioso central. Otra mujer, con diagnóstico desde 1998, estaba postrada en cama con una infección aguda por citomegalovirus, pero el tratamiento para curarle la enfermedad oportunista adquirida por no tomar sus fármacos tampoco lo entrega ya la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social.

“Esto es un genocidio. El VIH es una enfermedad con 100% de mortalidad si no tiene tratamiento”, dijo Carballo al terminar de ver a sus pacientes.

Cada lunes, desde que comenzó el año, el Servicio de Infectología del HUC envía sus reportes de desabastecimiento al Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud, pero nunca obtiene respuestas. En Venezuela, pese a que desde 2012, existe una tendencia al desabastecimiento intermitente de los antirretrovirales, hoy los pacientes y médicos aseguran que hay un desabastecimiento inédito que mantiene solo 5 de los 23 fármacos que se utilizan. Todos se suministran combinados y la mayoría no tiene sus complementos para ser recetados.

Las camas de los servicios de infectología están copándose con pacientes descompensados, debido a 6 meses de desabasteciendo de antirretrovirales, una escena que los médicos veían hace 20 años, cuando no existía el Programa Nacional de Sida en el país.

El HUC mantiene sus 18 camas con pacientes en fase sida en este momento, de los cuales la mitad está asociada a la interrupción del tratamiento por la escasez. El año pasado hospitalizaron a 35 personas en fase sida y 7 de ellas murieron.

El ambulatorio Dr. Francisco Gómez Padrón, del Zulia, y el Hospital Universitario de Caracas concentran a 14.594 pacientes con VIH en tratamiento –20% de los 73.000 que reciben medicamentos por el programa–, de las cuales 10.945 no tienen las medicinas desde hace 5 meses, en promedio.

Carballo reportó que la farmacia del centro de salud, que mantiene a 5.300 pacientes en tratamiento, solo tiene 5 tipos de fármacos que toman 1.255 personas y las otras 4.045 esperan.

En el ambulatorio Dr. Francisco Gómez Padrón del estado Zulia –única farmacia de la entidad- tiene 9.294 pacientes, pero solo 20% aún tiene acceso a las medicinas y se reportan solo 9 fármacos de los 23 disponibles, pero varios de ellos sin complementos para ser suministrados.

“Yo tengo más de 30 años viendo pacientes con VIH y durante mis primeros 10 años como médico veía cómo morían todos porque no había antirretroviral. Ahora ni cuando hay recaídas hay medicamentos para infecciones oportunistas. Puedo decir que estamos peor que hace 20 años”, dijo la infectóloga del Hospital Chiquinquirá, Miriam Sotolongo.

Muertes silenciosas. La Fundación Manos Amigas por la Vida cuenta 62 fallecidos en lo que va de año, lo que equivale casi a uno diario. La data nacional de personas fallecidas durante 2017 y 2018 se reporta a cuentagotas.

La data recientemente actualizada por la ONU Sida revela que para 2016, año cuando se agudizó la crisis de salud, morían cada día 7 personas. En promedio, hubo 2.500 personas con complicaciones asociadas al VIH, lo que indica un aumento de 92% con respecto al año 1998.

“Es inadmisible que en 2004 tuviéramos 100% de acceso a medicamentos y se había disminuido casi a 0 el registro de niños que nacen con el virus. Ahora la respuesta es deplorable. El país que llegó a ser ejemplo en el mundo para tratar la patología, 15 años después no tiene ni un fármaco. Volvimos a 1998 cuando las personas se traían escondidos los tratamientos en las maletas”, denunció el activista Jonathan Rodríguez, presidente de la ONG Stop VIH


Hemofílicos, sin opciones

Al menos 56 millones de unidades de tratamiento son necesarias para cubrir la demanda de los 2.467 pacientes con hemofilia A y B que necesitan factor VIII y IX para mantenerse con vida y evitar hemorragias, informó Arlette Ruiz Sáez, jefa del Centro Nacional de Hemofilia del Banco Municipal de Sangre.

Desde hace dos años el Ministerio de Salud no firma las órdenes de compra para adquirir los factores que atenúan los efectos de la enfermedad, ni tampoco los inhibidores de coagulación recomendados para los pacientes que desarrollan inmunidad a la medicación.

 La cantidad de fármacos que llega al país a través de convenios con organizaciones internacionales apenas alcanza los 15 millones de unidades, preciso Sáez. La falta de reactivos para hacer las pruebas diagnosticadas ha imposibilitado iniciar las terapias de tratamiento temprano en los niños que nacen con el trastorno hemorrágico vinculado al cromosoma X. “Estamos paralizados y el Estado sigue sin comprar nada. No hay respuesta”.


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