No es un día cualquiera hoy en la República de Irlanda que, como cada año, todos los 17 de marzo se prepara para rendirle tributo a San Patricio, el patrono de toda la isla.

Desfiles, festejos, encuentros y diversas actividades forman parte de una celebración que dura cinco días y que este año, por primera vez en mucho tiempo, toma a los irlandeses aislados en sus casas para evitar el contagio del coronavirus, que en Europa se ha propagado rápidamente, continente al que la Organización Mundial de la Salud estableció como centro de la pandemia del covid-19.

Maryann Velásquez es arquitecto venezolana, tiene 41 años de edad y desde 2013 vive con su esposo y sus dos hijas en Cobh, ciudad portuaria de 13.000 habitantes situada en la costa sur de Irlanda, en el condado de Cork.

Cork es la segunda ciudad más importante del país y en la que hay una comunidad de 100 venezolanos, aproximadamente, cuenta Velásquez. “Muchos son jóvenes que trabajan, en su mayoría, en tiendas de servicio al cliente que necesitan personas que hablen en español”.

En Cobh, una ciudad de 13.000 personas, hasta ahora hay confirmados 2 casos de coronavirus, el primero de ellos conocido el 29 de febrero. Hasta ahora no llegan a 250 los contagiados en Irlanda, pero se estima que a finales de marzo, según proyecciones de especialistas, sean 15.000 los casos en toda la república.

“En Irlanda estábamos tranquilos, relajados. Pero nos empezamos a preocupar cuando, de un día para otro, el jueves pasado cerraron las escuelas. Al principio pensábamos que los noticieros eran alarmistas, porque no se hablaba de otra cosa que del virus, pero luego nos dimos cuenta de que la cosa no era en juego”, cuenta Velásquez.

Desde el domingo cerraron bares y restaurantes, pero sí permanecen abiertos cafés, aunque la gente evita estar en la calle.

Velásquez trabaja en una oficina de ingeniería y arquitectura. Algunos de sus compañeros van al trabajo, pero ocupan los mismos espacios. Ella, por tener hijos, cuenta con licencia para cumplir sus funciones desde casa. Su esposo Paul Nash, irlandés ingeniero marítimo, es profesor universitario y graba sus clases en el hogar que luego sube a la página de la universidad.

A sus hijas, el colegio les envía las actividades diarias a través de una app que luego supervisan los profesores.

Rápida actuación

“Siento que el gobierno ha actuado rápido y la población está contenta por eso. De hecho, hubo molestia el fin de semana porque se celebraron lo que llamaron las ‘party coronavirus’. No se cerraron los bares, hubo mucha gente en la calle. Pero de inmediato se actuó. Se le llamó la atención a la gente, se hizo énfasis en que debíamos mantenernos en casa. No me imaginé nunca una celebración de San Patricio sin festejos”, dice Velásquez.

Y la gente lo tomó bien, destaca. En Irlanda, recuerda la arquitecto venezolana, la mayoría de la población es de la tercera edad y se valora mucho a la gente mayor: “El país se ha volcado a proteger a sus ancianos. Al ser un país pequeño, el sistema sanitario colapsará si no se toman medidas extremas”.

Jueves y viernes, recuerda, hubo compras nerviosas en Cobh como nunca antes vio. “Pero mi esposo es muy precavido y cuando vio todo lo que estaba pasando en Italia y España fuimos a abastecernos. Así que tenemos lo suficiente por los momentos”, dice la arquitecto. Acota que, cuando se vacían los anaqueles de los supermercados, estos se cierran por una hora para reponer la mercancía. “Pero siempre, siempre están surtidos”.

Cobh es una ciudad con mucho verde, parques, bosques y caminerías. Del regreso a clases se comenta que no será antes del 20 de abril, por lo que no duda en que, alguno que otro día, sacará las bicicletas de sus hijas, se pondrá los zapatos de goma y saldrá a dar algunos paseos. “También es necesario”.


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