En la desesperación están sumidos los ciudadanos en Guayaquil, provincia Guayas, Ecuador. La ciudad, la segunda más importante después de la capital, Quito, registró para este lunes 67,6% de los casos de coronavirus confirmados en el país.

De los 3.474 casos de covid-19 y los 191 muertos contabilizados para el 6 de abril en Ecuador a causa del virus surgido en Wuhan, China, 2.534 pacientes y 130 defunciones se presentaron en Guayaquil.

«Esta enfermedad silenciosa no es ningún juego», manifestó Yohana Pihuave, venezolana con nacionalidad ecuatoriana, de 36 años de edad, al referirse al coronavirus.

Ante el escenario que vive actualmente la ciudad ecuatoriana, llamó a los ciudadanos en Venezuela a acatar la cuarentena y las medidas de seguridad para evitar la propagación del coronavirus.

«La gente allá sigue saliendo a la calle, pero cuando vea que la situación es seria, es ahí cuando van a tomar conciencia y a lamentarse», señaló.

Recordó que actualmente la probabilidades de contagio son tan altas, que es necesario tomar todas las medidas de prevención.

«Hay que restringirse en casa y salir si es una emergencia. Hay que mantener el lavado frecuente de manos, la limpieza de la casa y la ropa; no tocarte la cara cuando estás expuesto en la calle, llegar a bañarte y a desinfectarte. Todo eso se ha convertido en una rutina para nosotros», mencionó Pihuave.

La llegada del primer caso

El 29 de febrero, cuando el gobierno de Ecuador confirmó el primer caso de coronavirus, la joven se encontraba con sus tres hijos en clases de música.

Al salir, con destino a su hogar, aún no sabía qué era lo que pasaba. Sin embargo, algo había cambiado: la inquietud se percibía en el ambiente, mientras los ciudadanos llenaban las farmacias de la ciudad.

Al ver las noticias en su casa, se enteró de la situación que alarmó a la población y la llevó a comprar los insumos de protección hasta que estos comenzaron a escasear.

«Hay una farmacia cerca de donde vivo que siempre tiene de todo, cuando voy confiada a comprar ya no había nada. La gente de había llevado todo, alcohol, mascarillas y guantes. Fue muy preocupante; no sabía que íbamos a hacer sin alcohol, principalmente», señaló la venezolana.

La información que había escuchado sobre los casos de covid-19 en China y otros países del mundo por donde se expandió la hizo estar alerta ante su llegada al país en el que se encuentra.

«Fue muy extraño y preocupante porque no sabíamos cómo íbamos a vivir con esto», rememoró.

En ese momento, no obstante, algunas personas no lo tomaron con la seriedad que ameritaba. La mayoría, mencionó, continuó su día a día con normalidad, asistiendo a sus trabajos y enviando a sus hijos a los colegios. «Mucha gente no le prestaba atención, decía que simplemente era una gripe», agregó.

Guayaquil

Toque de queda

El 16 de marzo el presidente Lenín Moreno decretó estado de excepción en el país. La medida incluía, entre otros aspectos, la suspensión de todas las actividades -exceptuando las de primera necesidad-, y toque de queda desde las 9:00 pm hasta las 5:00 am.

En esa oportunidad, recordó Pihuave, los ciudadanos empezaron a quedarse en sus casas, después de abastecerse de los productos que necesitaban. Aunque, indicó, continuaban relacionándose entre vecinos y familiares cercanos.

El domingo 22 de febrero fue el último fin de semana que ella salió con su esposo a adquirir los alimentos necesarios para abastecer su hogar. Esa fue la última semana también, recordó, que tanto ella como su esposo pudieron trabajar. Él se desempeña como electricista para una contratista, mientras ella ofrece servicios de manicura y pedicura a domicilio.

«Cuando empezó la semana, vimos cómo las cosas comenzaron a aumentar. Yo estaba tranquila porque tenía alimentos, y como todos estábamos sanos no era necesario estar cubriéndonos con tapabocas ni estar aislado de la familia», precisó.

Sin embargo, esa misma semana reforzaron las medidas para evitar los contagios de coronavirus, que habían comenzado a aumentar de manera considerable.

Con esto, empezó el toque de queda que obliga a los ciudadanos a confinarse en sus casas. El aislamiento social es una de las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud para frenar la expansión del covid-19.

«Había muchas personas que no hacían caso y, como muy poco estaba la policía, la gente seguía en las calles», resaltó.

En las últimas dos semanas esta situación cambió en medio de un escenario en el que las personas caían muertas en la calles, unos fallecían en sus hogares y otros en los hospitales.

Ahora los funcionarios de seguridad detienen a las personas que se encuentran en la calle, son procesadas por el delito de incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad. Además, helicópteros de la Fuerza Armada ecuatoriana sobrevuelan constantemente la ciudad para evitar que la población incumpla el toque de queda.

Crece la desesperación en Guayaquil

Las cifras de fallecidos, que han crecido de manera alarmante en las últimas semanas, han llevado a la población a la desesperación. Debido a la gran cantidad de decesos, los cementerios de Guayaquil se encuentran colapsados y se han quedado sin bóvedas en las que las personas puedan sepultar a sus familiares.

«Las familias están desesperadas porque están falleciendo en las casas sus seres queridos, sin poder sepultarlos. En ocasiones, es tanta la desesperación que sacan los cuerpos a las calles o los dejan solo», señaló.

Un caso, relató, es el de un adulto mayor que fue acompañado por dos familiares a un centro de salud. Como no lo recibían, sus acompañantes decidieron esperar con él en los bancos ubicados fuera del hospital. «El señor se complicó, lo dejaron solo y falleció. No se sabe el nombre ni nada. No se sabe si es por desesperación o porque ya se quieren deshacer del cuerpo, porque implica muchos trámites», subrayó.

Al fallecer una persona en su domicilio se debe llamar al 911 para reportar el levantamiento del cadáver. Aunque este lunes, y ante el colapso del servicio de emergencia, las autoridades activaron un nuevo número que, incluso, recibe mensajes por WhatsApp. El servicio se ha visto tan colapsado por la cantidad de decesos, que tardan de dos a cuatro días en retirar los cuerpos, que después son llevados a contenedores cerca de hospitales.

El Hospital General Monte Sinaí, ubicado en el norte de Guayaquil, es uno de los centros médicos que reciben pacientes con coronavirus. Además, ha instalado recipientes refrigerados para colocar los cadáveres.

«Quienes viven alrededor del hospital no soportan el hedor. Es muy preocupante porque si no se contagian de covid-19, pueden contagiarse de otras enfermedades debido a la contaminación», expresó.

Si un ciudadano fallece en un hospital, la odisea es otra: «Hay casos en los que se pierden los cuerpos; los familiares tienen que averiguar, indagar y, si tienen suerte, lo consiguen». En otros casos, añadió, la familia decide no retirar los cadáveres por miedo a contagiarse de covid-19.

«Después, viene otro sufrimiento para poder sepultarlo. Las funerarias no quieren prestar sus servicios por miedo al contagio», resaltó.

Ante esta situación, las autoridades locales comenzaron a entregar cajas de cartón a los familiares de los fallecidos para que puedan sepultarlos.

«No hay manera de cómo enterrarlo. Las personas que tienen terrenos grandes han hecho fosas para enterrar a sus familiares», subrayó.

Guayaquil

«Nos levantamos tarde para comer dos veces»

Los pocos ahorros que tenían, el apoyo familiar y donaciones de organizaciones no gubernamentales hacen llevadera la cuarentena. Sin embargo, la incertidumbre por lo que sucederá se manifiesta en ocasiones.

«A veces nos levantamos tarde para solo comer dos veces, para que lo poquito que tenemos nos pueda alcanzar durante la semana», manifestó.

Mencionó que en ocasiones ha sucumbido a estados de ánimos negativos, llegando al punto de la depresión. «Trato de ser fuerte, pero a veces me pongo a llorar», señaló.

Los más difícil de esta situación, indicó, ha sido el tener que separarse de la familia, con la que ahora debe mantener comunicación por videollamadas.

«La familia, que ha sido lo más importante en la vida, ahora está separada. Sientes que por esta pandemia no puedes verlos, abrazarlos ni tener la esperanza de que van a estar en algún momento contigo», enfatizó.

@ebritop22


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