Las protestas tras la muerte de Floyd se han reproducido a lo largo y ancho de EE UU / Reuters

George Floyd, el hombre que murió a manos de la policía en Minnesota, tenía 46 años de edad y era hijo, hermano, padre de una niña de 6 años de edad, exdeportista y afroamericano criado en la ciudad de Houston, Texas.

Medía 6 pies con 6 pulgadas. Altura que, según su familia, generaba sorpresa entre las personas que lo veían. Fue esa altura y su talento al jugar baloncesto lo que lo ayudó a conseguir una beca para estudiar en la Florida State University. Su amor por el baloncesto lo llevó incluso a conocer a la exestrella de la NBA, Stephen Jackson.

Fuera de la cancha apostaba por la música. La emisora Houston Public Media dijo que no completó sus estudios universitarios, pero le sacó provecho a la música cantando en Houston como “Big Floyd”. El hip-hop era su género musical favorito en ese entonces.

Rumores indicaban que Floyd tenía expediente criminal. La información fue confirmada por el periódico The Guardian que tuvo acceso a documentos judiciales y constató que el afroamericano cumplió cinco años de cárcel tras ser acusado de robo a mano armada en una residencia en Houston.

Regresó a la libre comunidad en 2014 y fue entonces cuando decidió mudarse a Minneapolis a rehacer su vida. Nunca pensó que seis años después perdería la vida en casi nueve minutos.

Aquel hombre que había trabajado para un restaurante de comida latina en Minneapolis y que a su vez laboró con The Salvation Army murió el 25 de mayo de 2020 mientras compraba una caja de cigarrillos en la tienda Cup Foods, local que solía frecuentar, aseguró el dueño Mike Abumayyaleh en  entrevista con NBC.

Arresto y muerte

El informe de las autoridades, incluida la transcripción de la llamada al 911, estableció que un empleado de Cup Foods alertó de lo que pensó era un billete falso de $ 20 que había presentado George Floyd para comprar los cigarrillos.

En su llamada al Sistema de Emergencias el empleado dijo que le pidió a Floyd que devolviera la caja de cigarillos, pero él se negó a entregarla.

Poco más de 15 minutos después llegaron cuatro oficiales blancos: Derek Chauvin, Thomas Lane, Tou Thao y J. Alexander Kueng.

De acuerdo con el informe policiaco y de la Fiscalía, el oficial Lane sacó un arma y la apuntó contra Floyd. Aún se desconoce la razón para apuntarle con la pistola de reglamento.

Los agentes lo esposaron y fue Lane quien le indicó que lo ponían bajo arresto por utilizar dinero falso. Posteriormente intentaron meterlo a la patrulla, y es entonces cuando Floyd “se tira al suelo y le dice a los oficiales que era claustrofóbico”.

En otro intento por meterlo al vehículo llegó el oficial Chauvin, quien comenzó a forcejear con Floyd. Al percatarse de los hechos, algunas personas cercanas al lugar comenzaron a filmar el incidente.

Su arresto quedó grabado en un video de 10 minutos que se tornó viral.

Durante esos 10 minutos se observa a Chauvin colocando la rodilla sobre el cuello de Floyd que insistió varias veces en que retirara la rodilla porque no podía respirar.

“No puedo respirar”, se le escucha expresar a Floyd en el video.

De acuerdo con la Fiscalía, Chauvin mantuvo la rodilla sobre el cuello de Floyd durante 8 minutos y 46 segundos. En ese momento dejó de expresar que no podía respirar y no se movía.

Aún cuando el oficial Kueng revisó su pulso y no lo encontró, Chauvin mantuvo la rodilla sobre el cuello de Floyd. Minutos más tarde lo trasladaron en ambulancia al Centro Médico de Hennepin, donde fue declarado muerto.

El oficial Chauvin fue despedido y se le imputó de asesinato en tercer grado el pasado viernes 29 de mayo.

Protestas

Desde el 26 de mayo comenzó una ola de protestas que se inició en Minnesota y se extendió por estados norteamericanos para exigir el fin de un racismo sistemático contra los ciudadanos afrodescendientes.

Todo el movimiento se ha desarrollado desde el clamor de Floyd por “no poder respirar”.

Parte de las manifestaciones han sido pacíficas y otra parte ha estado marcada por la violencia y el vandalismo. Sin embargo, los manifestantes insisten en que no se les puede pedir “paz si no hay justicia”.

Las protestas han recibido el respaldo de otros países, incluida la Unión Europea, que reconocen como un reclamo genuino el querer ponerle punto final a una creencia social de que una persona negra «es diferente y criminal», y hacer prevalecer la de que, por el contrario, «Todas las vidas negras importan».


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