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Foto: Archivo

La proyectada mayoría demócrata en el Senado de Estados Unidos es un cambio de juego favorable al presidente electo Joe Biden, quien podrá impulsar sus proyectos y nominaciones sin una sistemática obstrucción de los republicanos.

El pastor Raphael Warnock y la joven estrella política Jon Ossoff lideran la segunda ronda por los escaños senaturiales del estado de Georgia y se encaminan a vencer a los candidatos republicanos aliados del derrotado presidente saliente Donald Trump.

La llegada de Warnock y Ostoff al Senado significaría que los demócratas e independientes alineados con ellos tendrán 50 de los 100 escaños de la cámara y el voto de la vicepresidenta electa Kamala Harris decidirá en caso de empate.

¿Qué podría hacer Biden ahora?

Los demócratas controlarían ambas cámaras así como la Casa Blanca por primera vez desde los dos primeros años de la presidencia de Barack Obama, cuando lanzó un gigantesco paquete de medidas para salvar a la economía tras la crisis de 2008 y sancionó una ley que extendió o mejoró la cobertura médica de millones de estadounidenses.

Biden podría ahora concretar medidas prioritarias  empezando por ayudas de 2.000 dólares a cada estadounidense perjudicado por las consecuencias económicas del coronavirus. Esa iniciativa era apoyada hasta por Trump pero había sido bloqueada por el jefe de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell.

Otra de las metas que podría concretar sería la de elevar el salario mínimo a 15 dólares por hora en todo el país, aliviar la carga de la deuda de estudiantes y crear una opción pública de atención médica; un viejo sueño de los demócratas que quieren ofrecer un seguro de salud más barato y respaldado por el gobierno para competir con las empresas privadas.

Una prioridad muy particular de los demócratas es aprobar la llamada «Ley para el pueblo» (For the People Act) que protegerá el derecho al voto, determinará que el día de las elecciones nacionales sea feriado e instaurará comisiones no partidarias para diseñar los distritos electorales; lo cual va en contra de la aspiración de los republicanos de contar con plazas en esos organismos.

¿Biden tendría rienda suelta?

Biden no tendría en todo caso rienda suelta. En el Senado el control de los demócratas no podría ser más ajustado y el partido tiene su mayoría más reducida en casi un siglo en la Cámara de Representantes.

Un senador clave será Joe Manchin; un demócrata que siempre gana en Virginia Occidental aun cuando ese estado es uno de los más sólidamente republicanos del país.

Aunque apoya las prioridades demócratas en economía y política exterior, se espera que Manchin se oponga a leyes sobre el clima que son consideradas negativas por la industria del carbón de su estado. Además recela de limitar el uso de armas.

En contrapartida, Biden estará cómodo para nominar a miembros de su gabinete y eventualmente para el poder judicial por cuanto el Senado es el cuerpo encargado de confirmarlos.

Ya los republicanos indicaron que intentarán bloquear al menos una nominación: la de Neera Tanden, una progresista escogida para conducir la Oficina de Administración y Presupuesto.

¿Cuál es el efecto político de esa victoria?

Enorme. La victoria tiene un gran impacto tras la consternación de los demócratas por haber perdido escaños en la Cámara de Representantes y además porque Trump aún siente que tiene un salvavidas para su política divisiva.

Los demócratas expresaron su alegría por quitarle el liderazgo de la mayoría del Senado a McConnell, un estratega célebre y despiadado que bloqueó gran parte de la agenda de Obama.

«Que Mitch McConnel pueda perder su poder de veto para la democracia estadounidense debido a Raphael Warnock, John Ossoff y Stacey Abrams, es una cierta forma de justicia», tuiteó Ben Rhodes, quien fuera uno de los principales asesores de Obama.

Pero Biden, que ha sido senador por 36 años, sabe bien que el partido del presidente suele perder escaños en la primera elección legislativa de medio mandato. Esta se realizará en noviembre de 2022.

Los demócratas tendrían entonces «menos de dos años para hacer los grandes y significativos progresos que la gente espera», dijo en Twitter Amanda Litman, quien gestó un movimiento para apoyar a candidatos progresistas.


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