?Emperador de la paz? llamó Barack Obama, presidente de Estados Unidos, al papa Francisco en la primera visita del pontífice a la Casa Blanca y ante aproximadamente 14.000 personas, cifra récord en los 200 años de existencia de la residencia presidencial.El encuentro entre ambos líderes se presentó como un desafío a los preceptos de la Iglesia Católica. La Casa Blanca había invitado a un obispo que se declaró homosexual; católicos de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual; activistas por las libertades sexuales; una monja que dirige una organización proaborto y una profesora que fue despedida de un colegio católico por estar casada con una persona de su mismo sexo, destacó la BBC. El papa con tímido y pausado inglés se declaró ?hijo de una familia de inmigrantes? y afirmó que ?el sistema de vida vigente genera millones de excluidos? e hizo un enérgico llamado a combatir el cambio climático, un problema que ?ya no se puede relegar a una futura generación?.Francisco empleó como referencia a uno de los ?padres? modernos de Estados Unidos, al premio Nobel de la Paz Martin Luther King cuando dijo: ?Podemos decir que dejamos adeudado un pagaré y ahora ha llegado el momento de saldarlo?.  ?Sabemos que las cosas pueden cambiar?, expresó el pontífice en una autocita extraída de su encíclica Laudato Si, documento papal en el que critica duramente el daño causado al planeta por un sistema económico que sobreexplota sus recursos, beneficia a unos pocos y excluye a millones.Era un mensaje para encantar a la Casa Blanca y a los moderados en general. Pero el papa también dirigió un mensaje a los conservadores al reclamar la protección de las libertades religiosas, ?una de las posesiones más preciadas de Estados Unidos?.Obama le regaló una escultura en metal de una paloma ascendente para honrar su ?defensa incansable? de ?los más vulnerables? en el mundo. Durante el recorrido del pontífice en el papamóvil por las calles de Washington, miles de personas lo saludaron. Una niña indígena de origen mexicano, Sophie Cruz, burló el anillo de seguridad y le entregó una carta en defensa de los inmigrantes, tema tratado por el papa en la Catedral de San Mateo, donde se reunió con obispos estadounidenses a quienes ordenó acogerlos ?sin miedo?.Ayer en la tarde cerca de 25.000 personas se concentraron en la Basílica de la Inmaculada Concepción para ser testigos de la canonización del monje español Junípero Serra (siglo XVIII), recordado por unos como fundador de California y por otros como un conquistador que arrasó con la cultura nativa.


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