El Partido Popular / Pablo Casado
Foto: Archivo

El líder del PP, Pablo Casado, pidió disculpas este martes ante la Junta Directiva Nacional del partido por todo lo que haya podido hacer «mal» durante su mandato, pero subrayó que tiene «la conciencia muy tranquila». De hecho, se quejó de la reacción «inédita» que ha tenido que sufrir en estas dos semanas, tras la guerra interna con Isabel Díaz Ayuso y la profunda crisis desatada después.

«Creo que no me lo merezco, ni se lo merecería ninguno de nosotros», dijo Casado durante su intervención en abierto en la Junta Directiva, que ha dado luz verde al Congreso extraordinario de la formación el 2 y 3 de abril en el que se elegirá al nuevo líder al gallego Alberto Nuñez Feijóo.

Su intervención en la Junta Directiva, que pone fin a su liderazgo aunque seguirá como presidente del partido hasta abril, cosechó un aplauso de la mayoría de los más de 400 cargos presentes. Muchos de ellos, se pusieron de pie para brindarle una ovación.

«Desea mucho acierto» al próximo presidente del PP

Casado abrió su discurso asegurando que se han reunido para convocar un congreso que dé voz a los afiliados y «abrir una nueva etapa en el PP». Se puso a disposición de Feijóo, quién, según dijo, «siempre» le ha brindado «su lealtad y amistad». «Las mismas que él recibirá de mi para lo que decida hacer en un futuro», indicó.

Además, dijo que «desea mucha suerte» al próximo presidente del PP y «mucho acierto» en su empeño, así como «todo el éxito para concitar la lealtad y el respaldo que sin duda va a necesitar». «El mío, lo tendrá el primero, desde la máxima prudencia y discreción», manifestó.

En su discurso hizo un balance de sus casi cuatro años al frente del PP porque, según dijo, fue elegido presidente en primarias en medio de una situación «sin duda muy compleja, con el partido conmocionado después de la moción de censura y el espacio del centroderecha fracturado», así como con un PP que ocupaba la «tercera posición en las encuestas».

Asimismo, añadió que en las elecciones generales de abril de 2019, el PP evitó el «sorpasso» que ya había sufrido el centroderecha italiano y francés, logrando «pocos meses después absorber a su adversario electoral en la repetición de las elecciones».

Balance de su labor: «Ni un trimestre de tranquilidad»

Pablo Casado subrayó que estos años no han tenido «ni un trimestre de tranquilidad» para poder trasladar su proyecto nacional por el goteo constante de citas electorales, así como «varias mociones de censura y ataques a la estabilidad» del partido «entre medias».

«A pesar de las dificultades, en este tiempo nos hemos volcado en defender el mandato del congreso nacional: devolver la ilusión a los militantes, renovar la organización sumando a los que se habían ido y defender la unidad interna para dar a todos su sitio, fueran conservadores, liberales o democratacristianos. Esa es nuestra gran familia política», aseveró.

Sin embargo, reconoció que «no es fácil tener en frente a un gobierno» como el de Pedro Sánchez que «ha usado todo el poder del Estado contra la oposición y los consensos democráticos de la Transición y de la Constitución».

«Nunca habíamos tenido unos adversarios tan radicales y con menos límites, pero siempre hemos estado a la altura de nuestras responsabilidades con España», indicó, para subrayar que el PP es un partido «de Estado» y ha actuado con responsabilidad en la pandemia, en las crisis migratorias y ahora en la guerra de Ucrania.

A renglón seguido aludió a la Convención Nacional que clausuraron el 3 de octubre en Valencia, donde lanzaron un «contrato con España necesario y urgente» para «fortalecer instituciones y libertades y recuperar la prosperidad y el progreso». Según dijo, ese proyecto «queda inacabado» pero se ha mostrado seguro de que «será útil para el futuro».

Entre sus principios, la «ejemplaridad pública»

Casado aseguró que «se ha guiado en todo momento por los principios» que se propuso cuando fue elegido presidente del PP: «la defensa de la libertad, de la unidad de España, del Estado de derecho, de la familia, y de la ejemplaridad pública».

«No concibo la política sin la ética de la responsabilidad, sobre dos compromisos esenciales: la construcción de un proyecto político reformista, centrado y ganador, y la regeneración para recuperar la confianza de la sociedad en el buen nombre de nuestro partido», manifestó, para avisar que los principios «no sirven de nada» si no se atienen a ellos en «los momentos más complejos».

Tras asegurar que el PP pertenece a sus afiliados pero también es patrimonio de todos los españoles, pidió disculpas por lo que haya podido hacer mal durante su mandato. «Por eso lamento todo lo que haya hecho mal y la situación que han sufrido durante esta semana nuestros militantes y votantes. Y también siento, tengo que decirlo, la reacción que he tenido que sufrir, que es inédita en nuestra historia democrática, y creo sinceramente que no merezco ni merecería ninguno de vosotros».

Pablo Casado, que confesó que ha sido «muy feliz» liderando el PP, aseguró que «siempre» ha antepuesto los intereses del partido a los suyos, intentando trabajar de forma «seria, leal y constructiva». «Tengo la conciencia muy tranquila, llena de agradecimiento, sin rencor ni frustración. Me habéis permitido estar en la historia de España, al lado de Fraga, Aznar y Rajoy. Al lado de los lideres europeos y americanos de nuestra alianza política. Y sobre todo a vuestro lado», resaltó.

Pide un proyecto de unidad y no hablar más del PP

Tras asegurar que a la mayoría de los que asisten a la Junta Directiva les propuso como candidatos para distintas responsabilidades, destacó que «todos» han dado lo mejor y está «orgulloso» de su trabajo.

«Siempre he hecho y haré lo mejor para el partido y para España, y ahora os pido que logremos un proyecto de unidad con el que salgamos fortalecidos y que no dediquemos ni un minuto más a hablar de nosotros sino de lo que necesitan urgentemente los españoles», dijo, para señalar que la responsabilidad del PP es «cambiar» al gobierno de Pedro Sánchez cuanto antes y están «más cerca que nunca».

Casado indicó que ahora deben impulsar una agenda para «una nueva mayoría que rescate a los españoles de esta profunda crisis económica y social», que recupere el prestigio internacional y que salvaguarde el Estado del bienestar, en un momento en que, según dijo, los «enemigos de la libertad siguen ahí»: «el nacionalismo excluyente, los herederos de los terroristas, el populismo radical y el colectivismo identitario».

A su entender, las recetas frente a ellos están claras y pasan por «libertad, constitucionalismo, europeísmo y atlantismo, igualdad de todos los españoles en derechos y obligaciones, independencia judicial, impuestos bajos para crear empleo y libertad para elegir los mejores servicios públicos».

Tras indicar que «la responsabilidad ahora no cotiza al alza», Pablo Casado aseveró que no deben caer en la tentación de competir en el terreno de juego de sus adversarios, porque dejarían «huérfana a una mayoría social», cuando en unos pocos años han logrado «reagrupar el espacio de la centralidad y la moderación en un momento en el que todas las democracias sufren la travesía en el desierto de los radicalismos y la polarización».

Aseguró que se presentó al congreso diciendo que venía «con las manos blancas, los bolsillos limpios y el corazón enamorado de España». «Y así seguiré a vuestra disposición, para ayudar en esta nueva etapa y para apoyar a quien la continúe», expresó, para concluir que ser presidente del PP es «un privilegio» que «honrará siempre».


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