TIAR
El presidente de Nicaragua alega que el Tratado será utilizado para causar guerra, dolor y muerte a la población venezolana | Foto: Cortesía

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, criticó este viernes a los 12 países americanos que dieron su apoyo a la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ante la situación en Venezuela. En especial, señaló a Argentina y Estados Unidos.

En un acto en conmemoración del 163 aniversario de la batalla de San Jacinto, el mandatario advirtió que invocar ese instrumento «es levantar el hacha de la guerra».

«No es posible, es inconcebible. Es una vergüenza que tengamos gobiernos que actuando en contra de lo que mandan las mismas organizaciones que están manipulando, como es la OEA y la ONU, organismos a los que ellos están comprometidos, se lanzan a querer levantar el hacha de la guerra con el TIAR», reprochó.

Ortega asegura que esos 12 países invocaron el TIAR «para hacer planes de guerra, de muerte, de más dolor para el hermano pueblo de (Simón) Bolívar, de (Hugo) Chávez, en contra del gobierno legítimo de nuestro hermano, el presidente Nicolás Maduro».

Calificó al TIAR como un instrumento de guerra y sugirió que podría utilizarse para liberar las islas Malvinas de la ocupación británica, o bien Guantánamo, de la ocupación estadounidense.

«El TIAR cabe utilizarlo, tal como se estableció en su momento, para ser instrumento de la política expansionista de Estados Unidos» o, en todo caso, de Europa, interpretó.

Señaló a Estados Unidos y a Canadá de haber traicionado el TIAR cuando Argentina, en 1982. Momento en el que el país apeló a él frente a Reino Unido en la Guerra de las Malvinas.

«¿Cómo se le ocurre al gobierno de Argentina andar conspirando en contra de Venezuela, de Nicaragua? Buscando la paja en el ojo ajeno, cuando tiene la enorme viga en su propio ojo», indicó.

No solamente por los «graves problemas internos», sino porque tiene «ocupada» las Malvinas, enfatizó.

«Debería estar pidiendo que se reúna el TIAR para que le regresen las Malvinas», instó.

Para Ortega, los países que dieron su apoyo a la activación del TIAR «se prestan a ser instrumentos del imperio» estadounidense.

«A eso se exponen al actuar de esa forma. Están traicionando los principios» consignados en la OEA y en las Naciones Unidas, alegó.

Las 12 naciones que apoyaron el TIAR son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana y Venezuela.

Venezuela estuvo representada por los delegados de Juan Guaidó, presidente interino.

La decisión se tomó en la OEA, que ejerce como testigo del TIAR, también conocido como Tratado de Río. Fue firmado en 1947.

En un documento suscrito por lo países miembros, se argumentó que «la crisis en Venezuela tiene un efecto desestabilizador. Es representando una clara amenaza a la paz y a la seguridad» en la región. Es por ello que cabe aplicar el principio de defensa mutua proclamado en el TIAR.

Concretamente, los 12 países decidieron convocar una reunión de los ministros de Exteriores de las naciones firmantes del TIAR con la finalidad de que en la segunda quincena de este mes decidan qué medidas tomar con respecto a Venezuela. La reunión se dará al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

En esa ciudad tendrán que decidir cómo presionar a Maduro. Determinar si rompen las relaciones diplomáticas y económicas, o si irán más lejos y decretarán un bloqueo al transporte naval y aéreo.

La opción más agresiva que incluye el tratado es la posibilidad del empleo de la fuerza armada. Por el momento algunos países, como Estados Unidos, han dicho que esa opción no está sobre la mesa.

Ortega brindó su discurso desde la casa hacienda San Jacinto, escenario de la batalla en la que se derrotó al filibustero estadounidense William Walker hace 163 años.

El mandatario estuvo acompañado de su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo; del titular de la Asamblea Nacional, el oficialista Gustavo Porras; de la jefatura militar, encabezado por su jefe, el general Julio César Avilés, y la jefatura policial que dirige su consuegro, el comisionado general Francisco Díaz.


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