Libia inundaciones
AFP

Una decena de mujeres, encorvadas sobre sus máquinas de coser, confeccionan con urgencia prendas de vestir y sudaderas destinadas a Derna, una ciudad del este de Libia que quedó devastada por unas mortíferas inundaciones hace dos semanas.

«1.300 uniformes escolares, 850 abayas y 650 sudaderas» ya fueron transportados hasta la ciudad de 100.000 habitantes, donde murieron cerca de 3.800 personas.

Estas mujeres, en fase de aprendizaje, trabajan en un segundo envío cortando y cosiendo a toda velocidad las piezas de tejidos en un taller de la capital Trípoli (oeste), a más de 1.300 km de Derna.

En este centro de formación, el director Mohamed Kamur explica a AFP que suspendió las clases para dedicarse a proporcionar ayuda a la población de Derna, donde miles de supervivientes perdieron todo a causa de las inundaciones.

Las aprendices de modista «que necesitan trabajar para mantener a sus familias» quisieron participar en las ayudas enviadas a sus compatriotas.

Los pedidos de los habitantes damnificados le son transmitidos por asociaciones caritativas con sede en el este, a pesar de las divisiones políticas entre las regiones oriental y occidental del país.

«El centro tiene la vocación de ayudar a las familias necesitadas. Así que imagínese nuestra movilización cuando se trata de una catástrofe de tal magnitud», explica.

Rodeadas de estantes llenos de rollos de tela, las mujeres clasifican y doblan la producción del día: abayas grises y verdes, delantales blancos para el personal médico, pero también sábanas mortuorias para los cuerpos que siguen siendo extraídos de los escombros.

A su lado, en el «cuarto de costura» en medio del ruido de las máquinas, Karima Wanis, la formadora, expresa «el sentimiento de haber perdido miembros de su familia».

Es «normal acudir en ayuda de nuestros hermanos de Derna. Se tratan de familiares ya que todos somos parte de la misma familia (…), oeste o este. En última instancia, Libia nos reúne», subraya esta mujer de 39 años.

Necesidad de viviendas

Las mortíferas inundaciones generaron una ola de solidaridad que trasciende las divisiones políticas y tribales entre el este y el oeste, que minan el país norteafricano desde la caída del régimen de Muamar el Gadafi en 2011.

«Hemos visto gente de todas partes de Libia, incluso de Sebha (sur). Personas que vinieron (a Derna) por iniciativa propia». Así lo señaló Yann Fridez, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Libia tras una visita de tres días.

Restauradores, comerciantes y artesanos se movilizan en el oeste y el sur del país. Las ayudas para los supervivientes se multiplican. Mientras que más de 43.000 personas tuvieron que abandonar las zonas siniestradas y a menudo carecen de vivienda y recursos.

Las llamadas para alojar a los desplazados son numerosas en las redes sociales.

«Una familia acaba de llegar a Trípoli desde Derna. Necesita alojamiento rápido», indica una publicación en Facebook comentada por voluntarios que ofrecen ayuda enviando sus números de teléfono.

También se lanzó una campaña en las redes sociales bajo el hashtag: «Soy de Derna y necesito alojamiento».

Y el apoyo internacional no decae.  La embajada de Catar en Libia anunció la llegada el sábado a Bengasi (este) de dos aviones. Están cargados con 60 toneladas de ayuda, elevando a ocho el número de aviones enviados por Doha desde el desastre.

Un avión con ayuda humanitaria de Estados Unidos aterrizó también el jueves en Bengasi, la gran ciudad del este, a 300 km de Derna.


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