Isabel II los
Foto: AFP

Isabel II del Reino Unido murió este jueves a los 96 años de edad en su residencia de Balmoral, Escocia. Ascendida al trono en 1952, fue la monarca con el mayor período de reinado al superar a su tatarabuela Victoria y por décadas una de las líderes más influyentes del mundo.

La reina, que  celebró en junio su Jubileo de Platino, pasó 70 años en el trono en los que atravesó crisis sociales y escándalos familiares, recuerda un perfil realizado por la AFP.

Isabel Alejandra María II nació en Londres el 21 de abril de 1926.

Apodada Lilibet por su familia, era tercera en la línea sucesoria al trono tras su tío Eduardo y su padre Alberto.

Pero se convirtió en heredera cuando su tío abdicó siendo ya rey para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson, y su padre le sucedió como Jorge VI.

En esta foto de archivo tomada el 2 de junio de 2022 la reina Isabel II se para con el príncipe Carlos, el príncipe Luis de Cambridge, Catalina de Gran Bretaña, la princesa Charlotte de Gran Bretaña, el príncipe George y el príncipe William | AFP

Fue criada por institutrices en el Palacio de Buckingham. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, a los 18 años, se enroló en las Fuerzas Armadas como conductora.

En el mensaje que dirigió al país cuando cumplió 21 años, declaró: “Mi vida entera, sea larga o corta, estará consagrada a servirles”.

En noviembre de 1947 se casó con su primo tercero, Felipe, que debió renunciar a sus títulos de príncipe de Grecia y Dinamarca. Tuvieron cuatro hijos: Carlos (1948), Ana (1950), Andrés (1960) y Eduardo (1964).

Isabel estaba en Kenia cuando su padre murió en febrero de 1952 y se convirtió en reina con solo 25 años de edad, aunque no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953, en la primera y hasta ahora única entronización británica retransmitida por televisión.

Desde entonces, Isabel II ha sido testigo de la desintegración del imperio británico, la Guerra Fría, los cambios sociales de la posguerra, la llegada de la era digital y la complicada salida británica de la Unión Europea.

Figura inmediatamente reconocible por sus sombreros, sus bolsos y sus vestidos coloridos, fue muy creyente y ahorradora pese a su inmensa fortuna.

La joven princesa Isabel, a la derecha, con su hermana pequeña Margarita y sus padres cuando eran duque y duquesa de York | GETTY IMAGES

Y extremadamente discreta sobre su vida, de la que apenas se conocieron sus aficiones por los perros de raza corgi y por los caballos que cabalgaba con un pañuelo atado a la cabeza.

En 1992, annus horribilis en sus propias palabras, estallaron los matrimonios de sus hijos Carlos, Ana y Andrés, y ardió su querido castillo de Windsor.

Pero enfrentó una crisis peor en 1997 cuando la muerte de Diana, ya divorciada de Carlos, estuvo a punto de romper el afecto de los británicos por ella, que en un primer momento apareció fría y distante.

Las bodas de sus nietos Guillermo, en 2011 con Catalina, y Harry, en 2018 con Meghan, modernizaron la imagen de la familia real británica.

Pero la tranquilidad le duró poco: en 2019, Andrés, considerado su hijo favorito, escandalizó al país debido a su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de explotar sexualmente a menores de edad. Y acabó zanjando con un acuerdo financiero extrajudicial la denuncia de una de ellas, Virgina Giuffre, que lo acusaba de agresión sexual cuando tenía 17 años.

En 2020, Harry abandonó la monarquía y se mudó a California con Meghan, en lo que la prensa dio a conocer como Megxit. Desde allí acusaron a la familia real de ser insolidaria y racista, llevando a la reina a tener que gestionar una nueva crisis institucional.

Entregada estoicamente a su deber, dejó ver raramente sus emociones y jamás hizo públicas sus opiniones.

Cuando en abril de 2021 la muerte de su esposo, el príncipe Felipe, dejó “un enorme vacío” en su vida, apenas dejó ver una lágrima.

Pese a todo, Isabel II gozó de muy buena imagen y fue un ícono global, incluso pop. Según un estudio de la empresa Statista, reseñado por El País, la reina como marca llegó a ser más global que otros grandes nombres de las artes, la comunicación o el deporte. Dice la investigación que en cuanto a reconocimientos estuvo 16 veces por encima de Beyoncé, 6 más que Kim Kardashian o que Bill Gates, y triplicaba en tamaño a Oprah Winfrey. Y si se le compara con algún personaje británico destacado, la monarca era 23 veces más poderosa que David y Victoria Beckham.

Statista también concluyó que la popularidad de la reina creció con respecto a 2019. Una encuesta realizada después de la entrevista que Harry y su esposa, Meghan, concedieron a Oprah Winfrey señaló que 36% de los británicos sentía más simpatía por la monarca y la familia real que por los Sussex, con solo 22%.

Y si se habla de fortuna, la de Isabel II por sí sola sería de 40.600 millones de euros, algo que los expertos compararon con el valor de mercado de compañías como Coca-Cola. Su tasación, según David Haigh, experto en consultoría estratégica y valoración de marcas citado por El País, convierte a la familia real en “la marca más valiosa del Reino Unido, más aún que Shell, que Marks&Spencer o que muchas otras británicas”.


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