Carmen Barahona se declaró culpable de la muerte en 2011 de su hija adoptiva y la tortura de su hermano gemelo, un caso que conmocionó al estado de Florida, que tuvo que indemnizar al sobreviviente luego de una demanda por negligencia contra la agencia a cargo del cuidado de menores.
Barahona, además, se comprometió a cooperar para que su esposo, Jorge Barahona, sea también enjuiciado, según informó Katherine Fernández Rundle, fiscal estatal del condado Miami-Dade.
La fiscal señaló que con la declaración de culpabilidad están más cerca de castigar a los culpables de la muerte y tortura de Nubia Barahona, de 10 años de edad. También de la tortura a su hermano gemelo Víctor.
Barahona aceptó la responsabilidad por las atrocidades que infligió en dos niños inocentes puestos bajo su cuidado, indicó la fiscal.
Fernández Rundle señaló que la declaración de culpabilidad ayudará al enjuiciamiento de Jorge Barahona por los actos de los que es responsable contra estos niños inocentes.
En 2011, a Víctor Barahona lo encontraron inconsciente y con convulsiones en una camioneta a un lado de una autopista en West Palm Beach. Entretanto, su hermana gemela, Nubia, de 10 años, estaba sin vida en la parte trasera del vehículo.
A los menores los encontraron en febrero de ese año gracias a la Patrulla de Carreteras en un vehículo abandonado y empapados con productos químicos tóxicos.
A ambos niños los dieron en adopción en 2009 a los Barahona pese a numerosos incidentes que deberían haber alertado sobre la pareja y llevado a una investigación de la agencia estatal.
En 2017, el entonces gobernador de Florida, Rick Scott, firmó una ley que permitió indemnizar con 3,75 millones de dólares a Víctor Barahona.
El pago es parte de una demanda por negligencia contra el Departamento de Niños y Familias de Florida al fallar en la prevención del abuso de los menores Barahona.
La ley, que aprobó el Legislativo, permitió el desembolso del dinero como parte de un acuerdo legal previo por 5 millones de dólares.
Esa agencia recibió información de que ambos niños sufrían maltratos y que corrían peligro en manos de los Barahona.
Un informe de la agencia estatal de 2011 concluyó, a su vez, que hubo brechas de consideración y fallos de sentido común, pensamiento crítico, apropiación del caso e intercambio oportuno y preciso de información.