Jacqueline Zinn fue diagnosticada en 2013 con glioblastoma, un cáncer cerebral. Cuando se dio cuenta que le quedaban pocas semanas de vida planificó su muerte y consecuencias.

Su esposo recordó que todas las noches, durante semanas, escribió cartas para sus cuatro hijos. Los textos debían ser abiertos en diferentes etapas debido a que Zinn quería “estar presente”.

«Las cartas que mi madre me dejó están entre los regalos más preciosos que poseo. Con diligencia se tomó el tiempo, cuando su vida estaba llegando a su final», comentó uno de los hijos de Jacqueline.

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