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Migrantes de Venezuela esperan en un campamento temporal a orillas del Río Grande por permiso para ingresar a los Estados Unidos el 12 de mayo de 2023 en Matamoros, México. Foto: JOE RAEDLE/ Getty Images vía AFP

El endurecimiento de las reglas en la frontera de México y Estados Unidos empieza a forzar a muchos a optar por vías legales para migrar. Los cruces irregulares disminuyen, pero las causas de ese flujo amenazan con rebasar una vez más las restricciones.

«Quiero entrar legalmente a Estados Unidos», dice a la AFP el venezolano Gustavo Rodríguez en Matamoros (norte de México), luego de que Washington endureció las medidas contra la migración ilegal al expirar el viernes el Título 42, adoptado en 2020 supuestamente para frenar el covid-19.

Aunque el Título 42 se invocó para ejecutar 2,8 millones de expulsiones a México de migrantes que lograban cruzar a Estados Unidos, ahora con el Título 8, el que queda vigente, pueden ser enviados a sus países de origen y quedar vetados para pedir asilo.

Si son arrestados, también se les prohibirá ingresar de nuevo durante cinco años y podrían ser penalizados. La «frontera no está abierta», repiten desde la Casa Blanca.

Por eso, a Rodríguez no se le cruza por la mente atravesar el río Bravo, como venían haciéndolo miles hasta el jueves para entregarse a agentes estadounidenses y pedir protección.

«Quiero entrar con los mejores beneficios», añade este militar desertor en un campamento de tiendas multicolores desplegado a lo largo de una calle.

El venezolano no sale de la aplicación CBP One, el mecanismo que dispuso el gobierno de Estados Unidos para solicitar una cita y demostrar que se necesita asilo. La aplicación está colapsada, pese a que Washington prometió ampliar a 1.000 el número de citas diarias.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, asegura que el flujo de personas hacia la frontera «va bajando».

«No hemos tenido confrontaciones ni situaciones de violencia», dijo el viernes en rueda de prensa, contrastando con las previsiones del presidente estadounidense, Joe Biden, sobre una situación caótica transitoria.

La crisis migratoria es una papa caliente para el demócrata Biden, quien buscará la reelección en 2024, y un caballo de batalla para sus rivales republicanos.

México y Estados Unidos

El menor desplazamiento de migrantes coincide con la decisión de México de «no otorgar» documentos para transitar por el país, según Ebrard.

Esos papeles permitían a los migrantes moverse desde el sur de México a la frontera norte.

Aunque el gobierno no especificó cuándo inició la medida, una colaboradora de AFP en el estado de Chiapas verificó que el jueves fue cerrado un centro donde se otorgaban esos permisos en la ciudad de Tapachula, fronteriza con Guatemala.

Unas mil personas hacían fila a la espera de dichos documentos, cuando les informaron que en adelante debían solicitar refugio o apelar a otros mecanismos para regular su estancia en México.

Meses atrás, la falta de permisos convirtió a Tapachula en un cuello de botella para migrantes de varias nacionalidades.

El gobierno de Guatemala anticipa una «situación humanitaria muy fuerte», pues tendría que ofrecer albergue a personas que transitan por el país mientras «esperan su procedimiento» de asilo, dijo el viernes el secretario presidencial de comunicación, Kevin López.

Entre las vías legales para migrar también hay programas de reunificación familiar y permisos humanitarios para venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos.

En cualquiera de estos casos los migrantes deben tramitarlo antes de llegar a los puertos de entrada. Las excepciones son contadas, como por ejemplo si el asilo les fue denegado en un país por el que transitaron de camino a Estados Unidos, si no han podido usar CBP One o en el supuesto de niños no acompañados.

Pero conseguir cita en CPB One es una lotería. Bajo una carpa en Matamoros donde cocinan arepas con salchichas, el venezolano José Manuel Tovar está dichoso porque tras cuatro meses consiguió turno. «Lloré, mi familia, todos los compañeros lloraban de alegría», relató a la AFP.

Sin freno

Su euforia contrasta con la desazón de Randy Vargas, también venezolano, quien advierte que las restricciones no lograrán parar la migración.

«Estamos hablando de miles de venezolanos, en pura frontera, en estos momentos en el tren (de carga) vienen miles. ¿Qué van a hacer con ellos? En la selva van saliendo demasiados. Al migrante no lo van a parar nunca», señaló a la AFP frente a un centro de detención en la mexicana Ciudad Juárez, donde 40 migrantes murieron en un incendio el pasado 27 de marzo.

Expertos también advierten sobre las limitaciones de esas medidas. «Esto va a violentar aún más el proceso migratorio, que no se va a detener mientras en los países expulsores no haya condiciones para ello», declaró a la AFP Eduardo González, académico del Tecnológico de Monterrey.

La situación también podría seguir siendo aprovechada por coyotes o traficantes de personas, que han convertido la migración ilegal en un negocio millonario.

«Las soluciones más crueles producen desorden y empoderan a los traficantes», sostuvo David Miliband, presidente del Comité Internacional de Rescate, en un comunicado.


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