venezolanos Tan solo el 47% de las migrantes venezolanas en Brasil usa anticonceptivos
Foto: AFP

30.000 personas migrantes se concentran a diario en Tapachula, México, con el objetivo de cruzar hacia la frontera norte. Muchas de ellas han padecido violencia en su país de origen y en la ruta migratoria. Allí, se agrupan en plazas y parques, en las casas de cambio o en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) para obtener permisos de tránsito y continuar su viaje hacia el norte.

Miguel Gil es un psicólogo de Médicos Sin Fronteras y tiene 10 años de experiencia en proyectos de atención a personas migrantes. Él explica cómo trabaja la organización allí.

“En un inicio, un experto en salud mental visitaba albergues y otras instituciones para pacientes víctimas de violencia extrema, tortura y tratos crueles e inhumanos que pudieran ser tratados en el Centro de Atención Integral (CAI), un espacio especializado para la atención de estos pacientes que Médicos Sin Fronteras opera en la Ciudad de México. Desde hace un año hemos ampliado las actividades y, además de la atención a víctimas de tortura o violencia extrema, también brindamos atención en salud mental para las personas migrantes y atención a víctimas de violencia sexual, principalmente. A través de este proyecto hemos asistido a 173 personas”, relata Gil.

Según el psicólogo, el municipio no tiene la capacidad suficiente para asistir a esta población, no se cuenta con espacios ni servicios básicos. Hay albergues de otras organizaciones, pero no tienen la capacidad para atender a tantas personas y existe una falta de acceso a la salud en general.

“Algunos migrantes rentan viviendas. En la ciudad hay zonas delimitadas de acuerdo con sus nacionalidades. La población migrante sigue siendo muy visible, está en todas partes del municipio, muchos de ellos viven en las calles.  La mayoría son haitianos, hondureños y recientemente ha crecido la población venezolana; estos suelen avanzar más rápido por medio de pequeñas caravanas que buscan evitar detenciones y deportaciones”, cuenta Gil.

Cientos de migrantes de Venezuela, Haití, y Centroamérica esperan para realizar los trámites de solicitud de refugio ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), en Tapachula, el 7 de noviembre de 2022. Foto: AFP

Atención a migrantes

La población que sufre violencia extrema presenta síntomas muy críticos. Los principales son estrés postraumático, depresión aguda y ansiedad. Algunos de sus pacientes no tienen deseos de seguir viviendo. Tenemos pacientes que han sido víctimas de violación, otros han sido heridos con armas de fuego, fueron mutilados o presenciaron el asesinato de algún familiar.

A esto se añaden otros factores como la falta de acceso a la asistencia humanitaria, esto es algo que también les afecta emocionalmente. Los cambios en las políticas migratorias también impactan en la salud mental, así como la incertidumbre y el rechazo.

El equipo de Médicos Sin Fronteras en Tapachula está formado por seis psicólogos, dos médicos, dos trabajadoras sociales, un agente de involucramiento comunitario psicosocial, una supervisora de salud mental y una responsable de equipo.

“Creo que, de las 30.000 personas migrantes de Tapachula, 5% de ellos ha sufrido violencia extrema”, dice Gil.


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